El Secuestro de Ivette

Capítulo 50

Matar, amar, seguir.

Se había regido por esas tres reglas incluso antes de que le secuestrarán, Ivette levanto la mirada y miro la luna, sonrío muy levemente. La relación con sus padres y sus dudosos negocios solían ponerle en problemas.

Se había preparado para todo lo que pasará en su vida, para todo menos para tener libertad y control en su vida y la ajena. Eso era otro nivel de vida. Ya no había miedo, solo a veces, muy pocas veces tenía pesadillas. Las otras noches no soñaba nada.  O sentía como si Edna estuviera con ella.

Esa noche había decidido tener una noche solo para ella. Se  había comprado un vestido blanco de playa, unas lindas zapatillas que en ese momento llevaba en sus manos mientras caminaba sobre la arena humeda. La luna estaba en todo lo alto del cielo, las olas  se sentían más fuerte que en la mañana así que mantenía la distacia de seguridad.

Sería ironico morir arrastrada por las olas ahora que todo se estaba arreglando.

Respiro muy profundo, llenando sus pulmones hasta que ya no le cupo más.

Vio sin creer una sombra acercandosele de frente, aun estaba lejos para ver quien era. Se sorprendio de ver a alguien más por allí, había alquilado aquel sitio y si eso no era suficiente habia dado ordenes de no dejar nadie pasar

Era conciente de sus hombres escondido en la sombra, Supervisando cualquier imprevisto, pera ya lo decían por ahí: ojos  que no ven corazón que no siente. Mientras no lo viera, ignoraría sus presencias.

—¿Puedo acompañarte? —pregunto Alessio cuando estuvo a cinco pasos de distancia.

Aquello podría considerarse casi suicidio.

—¿Qué haces aquí? —pregunto Ivette ganando la distancia. La diferencia de estatura entre ellos era  lo suficiente como para que ella tuviera que curvar un poco la cabeza hacia atras —¿Puedo besarte? —No tenía idea de sentirse tan sola hasta ese momento, que lo tenía al frente y todo su cuerpo exudaba un color agradable.

Estaba con ganas de probar nuevamente.

El espacio que quedaba entre ellos era casi inexistente. Ella no entendía como podía tener tantas ganas de besar a una persona que bien podría ser su enemigo.

Pero que no lo era, se recordo al instante.

—Sí, puedes —murmuro Alessio separando levemente los labios.

Ansiaba ese contacto, todo su cuerpo lo ansiaba.  Ivette suaviso los labios sobre los de él,  fue un contacto dulce y efimero, electrizante. Suspiraron. Alessio levanto  ambas manos y tomo las de ella, las calento. Ella siempre tenía las manos frías, subio las manos por sus brazos hasta sus hombros, sus labios estaban en contacto, sin moverse, los ojos cerrados. Transportaba el calor de uno al otro, ella sintio la necesidad de más, elimino el espacio que quedaba, dejo caer las zapatillas y se agarro de sus hombros, luego solo enredo las manos detrás de su cuello.

Mordisqueo su labio, él sonrío sobre los labios de ella. Movio sus manos, una se coloco detras del cuello y la otra se abrazo por donde pudo. Quería tenerla tan cerca que sus  corazónes latieran al unísono, quería pasarle la necesidad de estar juntos, al menos de estar cerca.

—Happy birhtday —susurro Alessio separando sus labios para poder respirar —. Los cumple años  no se pasan solos.—Alessio acaricio su pelo y la miro a los ojos.

Los ojos de ella se critalizaron.

—Creí que quería pasarlo sola —confeso Ivette. Sin querer moverse de allí.

—De vez en cuando viene bien descansar, reposar la cabeza en un hombro amigo —O de esposo —y olvidarse del mundo.

—No  tengo amigos —Se lamento Ivette sin medir sus palabras.

Alessio sonrío. —Tienes razón —Agaacho la cabeza —.  Yo soy tu esposo —murmuro sobre sus labios antes de besarla.

Cerro los ojos, disfruto, sintio, anhelo más. Se  mintio a si misma, se dijo que mañana todo estaría bien, un beso no cambiaría nada.

La mentira sabe mejor cuando la necesitamos creer.

Alessio llevaba una fría combinación de satisfacción,  excitación, alegría y tal ves, al fondo de todo eso mucho miedo.

Ambos sabían lo que querían e iban a hacer.

Ella desenrredo sus brazos de su cuello y lo tomo de la mano. Lo llevo hasta la cabaña, sus labios sonreían de la manera más boba y feliz que lo había hecho en mucho mucho tiempo.

Su cuerpo estaba ansiando el calor de Alessio.

—Alessio —La voz de Ivette fue como una suave caricia a sus oidos , cerro la puerta detrás de ellos y lo miro  muy fijamente, casi sin respirar —, no estoy muy segura de en que punto estamos ahora o si lo qe decias de aun ser esposos era cierto, pero...

—¿Pero qué? —Alessio estaba cerca sin tocarla.

—Quiero tocarte, quitar boton por boton tu camisa, deslizar mis manos por tu pecho, besarte, besar cada pequeña parte. Quiero acercarme, mordisquear tu cuello, agarrar tus manos y sentirla sobre mi pecho. Sinceramente en lo unico que puedo pensar es en quitarte el pantalon y acariciarte con ambas manos, que tus ojos solo me miren a mi hasta que estes tan satisfecho que te quieras quedar conmigo esta noche —La respiración de ambos era irregular, él la miraba atentamente —, pero sobretodo,  quiero saber si tu tambien lo quieres.

Las ultimas palabras se quedaron perdidas entre los dos. Ivette esperaba que respondiera, le estaba pidiendo permiso. Dios, se sentia tan nerviosa, sin embargo tenia que hacerlo de aquella para poder sentirse bien consigo mismo.

—No importa el poder que tengas ahora —Tomo las dos manos de ella entre las de él —, para mi siempre serás mi esposa —Las coloco detras de su cuello, deslizo sus manos hasta sus caderas —, quiero esto tanto como tu. No solo quiero esta noche, Ivette, quiero todas las demás. En nuestra casa, en nuestra cama, solo nosotros dos.

—Pero... —Intento protestar antes de perder las ultimas ganas de perderse en él.

—Nada, lo resolveremos luego.

Acaricio su nariz con de él, ella habia pedido permiso para hacerle de todo, él también quería.



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En el texto hay: secuestro, escapes, amor pasion

Editado: 16.04.2024

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