El Secuestro de Ivette

Capítulo 51

N.A: El pequeño fragmento de carta es de la canción Sin ti de Rafa Espino y Bely Basarte. Si leen y escuchan la canción les aseguro que será una experiencia fenomenal.

 

 

 

 

 

Pero quiero fuego en el mar y no soledad que completa

Ni dejar de dibujarte con frases en mi libreta
Infeliz a tiempo parcial y sin ti a jornada completa
No puedo hacer más que girarme y dejar que otro día amanezca
Sin ti... 

 

Ivette

La nota esta sobre la almohada a mi lado, dejo el papel sobre ella, la leo sin tocarla. Alessio no esta dentro de la cabaña, cierro mis manos en puños, halo la sabana hasta mi cabeza. Mis ojos están muy abiertos, la cama esta echa un lío, estoy segura que nada de esto me lo soñé. Sé que paso.

Sé que paso, pero ahora, ¿ahora qué? las responsabilidades viene acompañadas de miles de problemas, ¿Qué pasa cuando se opone a lo que quieres?, Dios, dame una solución, estoy a punto de perder la noción de la realidad.

Reviví un poco mas anoche, necesitaba sentirme viva, necesitada, suficiente. Lo necesitaba a él, no tengo aun una definición exacta de lo que es el amor, la compasión o el destino, no he vivido el milagro de  los que los demás dicen vivir. No tengo la fe para mover montañas, sin embargo si quiero quedarme con él.

¿Estoy lista para rendirme?, ¿para dejarlo ir?, ¿para quedarme sola?

No, no, no, he luchado tanto por mi libertad, por lo que tengo ahora. 

Unas lagrimas solitarias me corren hasta la oreja, ¿sería mejor si él no hubiera aparecido aquí, anoche?  más lágrimas caen. Quito la sabana de mi rostro y tomo la nota, también quiero cada una de estas cosas.

Juro por Dios que sí.

Pero no quiero al mismo tiempo. Una vez mi maestro me dijo que saber elegir podría resolverte la vida entera. Se le olvido mencionar que se debía de hacer con las decisiones de vida o muerte, se debía aplicar la misma regla o si habría otra.

Pongo mi cuerpo fuera de la cama, no estoy derrotada, aun tengo fuerzas para seguir luchando al menos por un rato más, cepillo mis dientes  y mi pelo, me pongo un vestido y salgo.

—¿Vas a desayunar? —Alessio esta afuera, sentado en una mesita, debajo de una sombrilla. Su actitud es totalmente desestresada. Su vida parece totalmente arreglada.

—Si —Tomo un plátano maduro, él me sirve un vaso de lo que supongo es zumo de frutas. No tengo ganas de comer, aunque sospecho que necesitaré de todas mis fuerzas para lo que sigue.

—¿Qué vamos a hacer?

—¿Directos al grano?

Nos ponemos frente a frente, una batalla campal.

—Somos adultos responsables, no veo ninguna razón para retrasar nuestros asuntos.

—Yo tampoco —Estoy intentando mantener abajo esa voz que me dice que tengo que ganar. Siempre tengo que ganar.

La cuestión es que no estoy frente a un contrincante cualquier y no estoy negociando mercancías, me estoy negociando a mi misma.

—¿Qué vamos a hacer de ahora en adelante?

—No veo el futuro...

—Deberías verlo Ivette, no estoy dispuesto a seguir con el mismo juego de busca y trae, de que sigas apareciendo en mi casa cada vez que quieras hacerlo. No me importa si es porque te haga falta o no.

—Pides demasiado y me estas dando muy poco, Alessio. ¿Qué me estas pidiendo exactamente?

 

Narrador.

Sus cuerpos enteros temblaban por dentro, mientras por fuera ambos parecían estar en control total de la situación.

Sus miradas no se apartaban jamás. No cedían.

Aquello era de todo o nada, sin miramientos, sin dudas, sin asuntos pendientes.

—¿Quién crees que alberga más problemas, quién pide o a quien le piden? —Alessio conocía su poder de convicción casi tanto como el de ella —¿Qué tengo yo para pedirte o para darte?

»¿Crees que es divertido dejar todo tirado y venir corriendo detrás de ti sin esperar nada?, ¿Crees que fue divertido encontrarte cada vez en mi habitación?

»Nunca sabía cuando, nunca sabía si volverías o no, nunca controle la situación y aun así mantuve la calma, espere casi por diez años y lo único que tienes para preguntarte es que espero de ti.

»No espero nada de ti —Alessio la miro desde lo más profundo del corazón mientras le hablaba —, absolutamente nada de ti.

»Tomaré lo que tengas para darme si al menos cumple mis expectativas y si no lo hace, me iré. En esta ocasión no volverás a verme, no volverás a entrar a mi casa o a mi vida. Ni para negocios ni para nada.

Ivette mantenía la calma, respiraba con tranquilidad, en su mente la tempestad azotaba con tanta fuerza que el exterior se hacía más pequeño cada vez.

—Lo de anoche no fue mi culpa...

—Tampoco me detuviste. Sabes bien que con un solo no me habría ido.

—¿Te puedes callar? —Ella apretó sus labios intentando ordenar el torrente de pensamientos —No estoy diciendo que me obligaste a nada.

»Solo paso, yo necesitaba aquello tanto como tú. Sentir, besar, amar.

»No lo sé exactamente, no importa quien necesita más, de quien pide o quién le piden, lo trágico es hacer una de las cosas y que no haya para recibir.

»¿De verdad crees que fue divertido volver una y otra vez a ti todo este tiempo? No, no lo fue —Su corazón se entristeció solo de recordar —, no volvía cada vez que lo necesitaba, volvía cada vez que mi cuerpo y mi mente exigían que lo hicieran.

»Desee un millón de veces morir, pero cada vez que lo deseaba me hacia mas fuerte. Ganaba más terreno en tierras desconocida, recordaba cuando alguna vez había sido feliz, podía hacer una buena acción por otro ser humano.

»Intente, créeme que intente, miles de veces alejarme de ti, alejar tu recuerdo, mis sentimientos, tu libertad hacia mí. Obviamente no pude hacerlo, has sido lo más real que he tenido.



#224 en Detective
#172 en Novela negra

En el texto hay: secuestro, escapes, amor pasion

Editado: 16.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.