El Segundo Acto

ENTRE SOMBRAS Y PROMESAS

A la medianoche exacta, como si estuviéramos en una película de terror... o en el libro de Apocalipsis versión adolescente, nos encontramos frente a las puertas del colegio. Steve llevaba su chaqueta negra, la linterna bien sujeta y esa mirada decidida que me hacía sentir segura, aunque por dentro tuviera ganas de gritar como si hubiera visto un cucaracha voladora.

—¿Estás segura de esto? —me preguntó, mirándome como si yo tuviera sentido común (spoiler: no lo tenía).

—Tan segura como de que Jesús me ama… y que si muero esta noche, al menos sé a dónde voy.

—Amén —susurró Steve, tomando mi mano.

Y ya. Ahí fue. Toque eléctrico directo al corazón. Focus, Mariana. No es el momento para pensar en lo guapo que se ve Steve cuando ora contigo, ni en sus pestañas ridículamente largas. Concéntrate en el misterio. En los encapuchados. En no morir.

Entramos por la puerta trasera que Steve, misteriosamente, sabía cómo abrir. Algo sobre una vez que se quedó encerrado por accidente con el profe de matemáticas… que por cierto, todavía creemos que es un vampiro.

El pasillo estaba tan oscuro como mi sentido del humor. Avanzamos lento, con pasos que sonaban más fuerte de lo necesario, como si el piso estuviera haciendo ASMR de terror.

—Está por aquí —dijo Natali—. El archivo viejo.

Llegamos a una sala polvorienta, con estantes que crujían y libros que olían a humedad y misterio. Steve cerró la puerta tras nosotros y, de pronto, todo fue silencio. Solo nuestras respiraciones, el tic-tac de un reloj invisible y mi corazón haciendo zumba en mi pecho.

—¿Cómo encuentras un libro maldito entre trescientos libros igual de sospechosos? —pregunté.

—Buscas el que parezca que te quiere morder —respondió Steve, bromeando.

Pero en ese momento, sus ojos se cruzaron con los míos y la broma se desvaneció. Se acercó un poco más. Mis manos empezaron a sudar. Mi conciencia activó su micrófono interno:

—¡ALERTA, ALERTA! Beso en 3… 2… ¡Pestañea, Mariana, no te quedes como estatua!

—Estoy orgullosa de ti —susurró Steve, deteniéndose a pocos centímetros de mi rostro—. Por todo lo que estás haciendo. Por tu valentía… por no dejar que el miedo te detenga.

—Tú también —dije, tragando saliva—. Aunque sigo convencida de que vas a morir primero en esta historia de terror.

Se rió bajito. Ese tipo de risa que me hace querer enmarcar el sonido. Me acarició la mejilla y me miró con esos ojos marrones que parecían decir: “No te preocupes, estoy aquí”.

Y entonces me besó.

Dulce, suave, como si el tiempo se congelara y solo existiéramos nosotros dos en ese archivo lleno de polvo y secretos. No fue un beso apasionado de película, no señor. Fue un beso de esos que se sienten como una oración respondida. Como un “te quiero” sin palabras.

—¿Eso fue por si morimos hoy? —le pregunté cuando nos separamos, medio en broma.

—No —respondió, sonriendo—. Fue porque hace días quiero hacerlo. Y porque, pase lo que pase… tú y yo estamos en esto juntos. Con Dios al frente.

Y ahí va otra alerta emocional: me derretí. Internamente ya me estaba probando un vestido de novia en mi imaginación, mientras mi parte racional decía: “¡Concéntrate! Hay un símbolo satánico en este colegio, Mariana. ¡Símbolo. Sa-tá-ni-co!”

En ese momento, Natali tosió fuerte desde el otro estante.

—No quiero interrumpir su escena de novela cristiana romántica, pero… encontré algo.

Corrimos a su lado. Sostenía un libro viejo, de tapas rojas y letras desgastadas. En la portada, el símbolo. El mismísimo.

—Aquí dice que este sello se usaba para pactos secretos entre grupos “guardianes de lo oculto”. Según esto, protegían puertas… pero también podían abrirlas.

—¿Puertas? ¿Como portales?

—O como jaulas —susurró Steve—. ¿Y si están intentando liberar algo?

Me estremecí. Mi conciencia chilló:

—¡YO DECÍA QUE MEJOR HUBIERAS HECHO CUPCAKES!

De pronto, se escuchó un golpe fuerte. Una puerta al fondo del archivo se abrió sola. Las luces parpadearon. Y una voz suave, apenas un susurro, se coló entre las sombras:

—Ya no hay vuelta atrás...



#1272 en Thriller
#475 en Suspenso
#7019 en Novela romántica

En el texto hay: 31 capítulos

Editado: 24.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.