El segundo esposo

Capítulo 6

Ofelia Schubert entró al salón del brazo de su hermano sin prestar cuidado a las miradas de admiración de la gente a su paso. Estaba tan habituada a que su belleza causara revuelo que ya ni siquiera se daba cuenta.

Fabián sí que notó la hilera de caballeros embelesados que iba dejando atrás y no pudo evitar reír.

—Aun casada sigues rompiendo corazones, eh, Feli —dijo dándole un juguetón codazo.

—Ignoro a qué te refieres y no me digas así, lo odio —se quejó ella arrugando el ceño.

—A Jon sí lo dejas.

—Jon es mi marido y, por cierto, tuvo que quedarse solo en casa porque tú no eres capaz de comportarte.

Fabián rio aún más fuerte.

—Pamplinas, Jon bien pudo venir con nosotros.

—Sabes que las fiestas le aburren, además, su día aún no acaba, sigue con el príncipe Alexor.

—Ah, nuestro leal servidor a la Corona trabajando día y noche por el reino —dijo Fabián en tono de juguetona burla.

Ofelia esbozó una media sonrisa de orgullo. Estaba demasiado enamorada de su marido como para prestarle atención a las burlas de su hermano.

—¡Ya llegaron los Grimaldi! ¡Bienvenidos! —exclamó Liam desde el otro lado del salón.

Fabián y Ofelia se acercaron para saludar al anfitrión. Mientras charlaban con Liam, Fabián notó a Amanda por el rabillo del ojo. Se encontraba a unos metros de ellos, atenta a todo lo que hacían. Internamente se alegró de que Jon no hubiera asistido, así Ofelia no se separaría de su lado y Amanda no tendría ocasión de montar ningún supuesto escándalo.

Después de dejar a Liam, los hermanos Grimaldi se unieron a un grupo conformado por la hermana del anfitrión, Karen, Freddy Logan, Mario Blum y otros conocidos. Podía sentir a Amanda acechándolo a la distancia, era imposible no notar el peso de su mirada sobre él en todo momento. La sensación comenzaba a desquiciarlo y con ello solo crecía su convicción de no dejarse atrapar.

Con miras a mantenerse en sus cabales, Fabián se rehusó a tomar siquiera un trago. Tenía una tendencia a beber de más en ocasiones sociales, disfrutaba la sensación de soltura que el alcohol le proporcionaba; sin embargo, esa noche no era la adecuada para bajar la guardia, al contrario, necesitaba todos sus sentidos en alerta.

Para su sorpresa, quien ya llevaba varias copas era Ofelia. Su hermana pequeña no era dada a la bebida, mucho menos desde su matrimonio con un hombre que era prácticamente abstemio. Su familia política, los Schubert, eran conocidos no solo por ser cercanos a la familia real, sino por su rígida moral, lo cual incluía evitar excesos. Fabián encontró muy extraño que Ofelia apurara copa tras copa, sin embargo, no quiso decir nada frente a los demás.

El grupo se disolvió cuando algunos de sus conocidos se dirigieron a la pista para el primer baile.

—¿Qué dices, Feli? —preguntó Fabián estirando su mano hacia ella.

—Me temo que no, las zapatillas son nuevas y me están lastimando los pies —se justificó ella antes de darle otro sorbo a su trago.

—¿Te sucede algo…?

—¡Hola, Ofelia querida! Es un gusto verte. —Sin verla venir, Amanda se plantó entre ellos y besó a Ofelia en las mejillas con efusividad—. No tenía idea que vendrías. Dime, ¿dónde está ese maravilloso esposo tuyo? No me creo que te haya dejado venir sola.

Ofelia enarcó una ceja, haciendo evidente que no le compraba su pose amistosa.

—No vengo sola, estoy con Fabián y bien sabes que está aquí.

Amanda se giró sin perder el acto, fingiendo una expresión de sorpresa.

—¡Señor Grimaldi, qué bueno verlo! Tampoco lo había visto, qué placer encontrarlo —mintió ofreciéndole su mano para que Fabián la besara. Él así lo hizo, aunque fue más frío de lo que normalmente era con las damas—. Así que es noche de hermanos, ¿eh? Qué cosa más inusual. Una pensaría que preferirías estar en casa con tu esposo, Ofelia. A menos de que ya estén con problemas. No es así, ¿verdad? De todos modos, no deberían pasar tiempo separados, sino ¿cómo empezarán una familia?

Fabián arrugó el ceño, preguntándose cuál era la intención de Amanda al decir aquello. La única conclusión a la que llegó era que estaba intentando hacer sentir mal a Ofelia por haber salido sin Jon, ocasionándole la suficiente vergüenza para que volviera a casa y dejar así solo a Fabián en la fiesta.

Esperó que su aguda hermana intuyera lo mismo, sin embargo, al mirar a Ofelia al rostro, notó que este se contraía de un modo sutil, pero que no dejaba lugar a dudas de que el comentario le había dolido.

Menuda tontería, ¿por qué Feli dejaba que las argucias de Amanda le afectaran? Su hermana no era una persona en absoluto sensible, no se explicaba qué le estaba pasando.

Casi de inmediato, Ofelia adoptó una expresión fría, escondiendo lo que fuera que estaba sintiendo.

—Tranquila, soy perfectamente capaz de pasar unas horas con mi hermano a la vez que mantengo un matrimonio exitoso. Gracias por tu interés —dijo cortante y luego se giró hacia Fabián—. ¿Te apetece un baile? A mí sí.

Sin decir más, Fabián tomó la mano que Ofelia le ofrecía y juntos se encaminaron a la pista de baile. La canción ya había comenzado, pero las demás parejas no dudaron en acomodarse para hacerles espacio.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.