El Segundo Idiota.

Capítulo 13.

Seamos agradables.

29 de Agosto de 2019.

—Voy a recorrer sus entrenamientos una hora antes—el entrenador Gil nos informó a Bianca y a mí—. El de los niños seguirá igual.

Estábamos en la oficina de Gilberto desde hace una hora discutiendo los horarios y los ejercicios de entrenamiento.

El que nos recorrieran el horario a nosotros era para que pudieran limpiar la alberca entre clase y clase, al parecer ahora quieren que más alumnos entren y eso solo se logra manteniendo limpias las instalaciones y ganando competencias para promoción. A nuestras clases no les ponen por ahora mucha atención ya que las competencias para los rangos de nuestra edad acaban de pasar, los de los niños son el próximo mes así que por eso comenzaron a tener insistencia en que aprendan a tener más resistencia y rapidez.

Gil nos estaba ayudando a formar estrategias para fortalecer los puntos fuertes de los niños aprovechando el tiempo que teníamos antes de ir a entrenar, aunque eso fue hace veinte minutos, de ahí en adelante solo se la pasó tratando de formar una conversación con Bianca pero ella estaba muy distraída el día de hoy. Solo estaba llenando unos formularios en lo que él le hablaba animadamente de... creo algo de su fin de semana, la verdad es que yo tampoco le estoy prestando mucha atención.

Estaba recargado en la silla pensando seriamente en nuestra conversación de hace días. Después de eso no habíamos vuelto a cruzar palabras y no sé si eso era lo mejor. Era incómodo cruzarnos en los entrenamientos y en las clases con los niños, me había pasado que quería buscar una excusa para hablarle, pero luego mi orgullo ganaba y no lo hacía.

Aún no sé si creerle sobre que ella no quería como tal participar en el plan de Ana, no creo que yo le caiga bastante bien como para hacer eso, mucho menos después de que se diera cuenta que le estaba siguiendo la corriente solo para no ser el único afectado. Pero por lo poco que pude conocer de Bianca, estoy casi seguro de que dice la verdad al que no quería participar en hacer algo que me afectara.

Sé que los dos fuimos un poco idiotas aunque odie admitirlo. Yo por querer cobrarle lo que Ana pensaba hacerme y ella por hacerle caso a Ana, aunque luego se arrepintiera no quita la intención.

—... me gusta como tienes a los niños bajo control Bia, haces un muy buen trabajo—regresé a poner atención al escuchar eso.

Gil la miraba con una sonrisa mientras ella le agradeció y volvió su atención a unos formularios.

—Claro que van a estar bajo control si ni siquiera saben ir al baño—tenía que formar parte de esa conversación.

—No sé que tenga que ver y te lo vuelvo a repetir, no tienen dos años—me contestó fastidiada—. La mayoría tiene más de diez.

—Para mí tienen dos años mentales. Me sacan la lengua todo el tiempo.

—Porque tu los llamas mocosos todo el tiempo—había dejado de prestarle atención al papeleo que estaba haciendo.

—Tal vez porque son mocosos, además, ¿cómo es que sabes eso?

—Te acusaron conmigo.

—¿Y por qué me entero hasta ahora?

—Porque me da la gana.

—¿O sea que no te había dado la gana de regañarme?—sonreí triunfante.

—Ya vas a empezar—susurró.

—No te daba la gana de regañarme porque me tienes aprecio, ¿verdad? Ah no, no es solo eso, yo te gus...

—Ya deja ese tema por la paz.

—Y tú deja de mirarme, me desgastas.

—Obviamente te estoy mirando porque estoy hablando contigo—al ver que solo me reí se enojó más—. Basta, iré a cambiarme—recogió sus cosas y se fue.

Me quedé viendo divertido como se iba fingiendo estar enojada, pero sé que también le divierte todo esto.

Al que no me divertía mucho era a Gil que se me había quedado viendo con los ojos entrecerrados.

—He estado detrás de ella desde varios meses como para que llegues tú y la hagas reír. ¿No te basta con todas las demás chicas de la alberca?

Gilberto dijo cuando pasaron algunos segundos, no se esperó tanto en soltarlo.

—Lo mismo te pregunto a ti, siempre haces lo mismo con todas tus alumnas.

No sé porque me había puesto a la defensiva, era más fácil decirle que yo no busco nada con ella, pero es que tampoco me gustaría que él siguiera de insistente, sobre todo porque cuando obtenga lo que quiera de ella pasará a hacer lo mismo con otra alumna y no creo que ella merezca eso.

—No con Bia, ella es diferente. Me veo en algo serio con ella y siento que estamos progresando.

—Entonces no te preocupes por mí si estás seguro de lo que sea que tienen.

Tomé mis cosas con la excusa de irme a cambiar para nadar. De repente me sentía molesto con la idea de Gil estando detrás de Bianca, era algo que ya sabía pero que él me confirmara sus intenciones era algo diferente, aunque diga que quiere algo serio sé que no es así, siempre dice eso.

Me encaminé hasta los vestuarios cuando vi a Bianca frente a la máquina expendedora. No sé porque decidí acercarme, tal vez solo quería ir a fastidiar un poco, realmente me gustaba cuando conversábamos y nos metíamos un poco en contra del otro, hasta la pequeña pelea que tuvimos fue interesante a la mayoría de conversaciones que tengo con las personas.

—¿No que irías a cambiarte?—dije recargándome en la máquina.

—Me dio hambre.

—¿Comer antes de nadar? Si sabes que es lo primero que nos dicen que no debemos hacer, ¿verdad?—me burlé un poco.

—No voy a comer todo, solo es algo pequeño.

—Te vas a vomitar.

—Procuraré hacerlo cuando pases nadando a mi lado para que dejes de molestar—me sonrió divertida, pero se dio cuenta de que lo hizo y volvió a estar seria.

—Qué agresividad, aunque eso pasa muy seguido ya que soy más rápido que tú.

—Tú eres el que alegó que trataba de hacer planes malvados en tu contra, merezco ser un poco agresiva.



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Editado: 28.01.2023

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