El Segundo Idiota.

Capítulo 14.

Vamos a estudiar.

 

3 de Septiembre de 2019.

 

—Y cuando tienes el valor de equis... Bia, ¿me estás escuchando?

Llevábamos media hora estudiando álgebra ya que a la chica no le había bastado con que fuera su tutor de historia, ahora lo era de álgebra, inglés, química y prácticamente de todas sus materias.

Habíamos estado estudiando estos días y ella estaba progresando, pero hoy particularmente solo fingía ponerme atención, lo sé porque yo también lo hago la mayoría del tiempo con otros.

—Claro que te pongo atención—dijo pero la verdad es que parecía más dormida que despierta.

—Voy a hacer de cuenta que te creo—cerré su cuaderno.

—Lo siento, no dormí bien anoche—talló sus ojos con sus manos y soltó un bostezo—. Te prometo que mañana prestaré atención a todo lo que digas.

—Siempre lo haces porque sabes que soy muy interesante.

Me miró entrecerrando los ojos.

—Lo siento, ¿qué dijiste?

—Y así es como me pagas el ayudarte a estudiar.

—Te pagaría con dinero pero no quieres aceptarlo.

Ha intentado pagar mis tutorías pero me he negado porque realmente no me cuesta nada, incluso me ha ayudado para no olvidar todo lo que aprendí en el bachillerato, así mi mente estará fresca para cuando decida hacer el examen de admisión a la universidad.

—Tal vez algún día.

—Esperaré pacientemente, pero por el momento puedes ser una buena recargadera—bostezó nuevamente y recargó su cabeza en mi hombro.

Estábamos en las gradas así que no había muchos lugares para descansar, al parecer mi hombro pareció un buen lugar.

La miré de reojo, tenía los ojos cerrados y su cabello le tapaba la mitad de su cara. Estaba con la respiración calmada y al bajar la vista a sus labios recordé el beso que habíamos compartido hace poco.

—Deja de mirarme, me desgastas—dijo adormilada con una pequeña sonrisa.

—No te estaba mirando—regresé mi vista al frente.

Justo observé como Gil nos miraba con el ceño fruncido, no terminará bien esto.

4 de Septiembre de 2019.

—Bien, Iván, ya que Bia se está encargando del calentamiento de los niños entonces sería justo que tu te encargaras de escombrar el almacén. Diario.

Fue lo primero que Gilberto dijo cuando entré a su oficina.

Ese almacén es un horror, lo sé porque he pasado mucho tiempo ahí y cuando terminan de ocupar los materiales solo los avientan.

—No me dará tiempo en los diez minutos de calentamiento.

—Bueno, tienen una hora libre después de su entrenamiento y antes del de los niños, ¿no es así? Será mejor que empieces ahora.

Ya veo lo que está haciendo, como no le gusta que pase tiempo con Bianca en esa hora me va a poner a trabajar. Pero no sabe que podemos estudiar en el almacén.

—Está bien, ¿eso es todo?

Asintió sin prestarme atención y salí de su oficina. Me topé con Bianca por suerte para decirle que esta vez tendríamos que estudiar allá.

—Oye—me habló primero—, Gil quiere que le ayude con trabajo administrativo, ¿podemos suspender la tutoría?

Ese maldito.

—Claro—pretendí no tomarle importancia—, de todas maneras me mandó a limpiar el almacén. Todos los días lo haré.

—También quiere que le ayude en su oficina diario—hizo una mueca—. Pero, ¿podemos estudiar antes de los entrenamientos? Necesito pasar un examen de inglés.

—Está bien, puedo ir a tu casa si quieres.

—Eh... sería mejor que yo fuera a la tuya. Como ya sé donde es será más fácil.

—Está bien, es sorprendente lo que tenemos que hacer por culpa de tu novio.

—¿Mi novio?

—Obviamente nos puso a hacer todo esto porque no le gusta vernos juntos en los ratos libres.

—Creas ideas raras en tu cabeza, ¿cómo le haces?

—Pobre ingenua.

—Oye—frunció el ceño—, no soy ingenua.

—Claro, tienes razón. Solo eres crédula.

—Es lo mismo, no me trates de tonta—uy, se enojó.

Iba a decir algo pero Brandon llegó a interrumpirnos.

—Oye, Iván, ¿ya sabes las fechas para las competencias de nuestra categoría?

—No, pero supongo que dentro de cuatro meses.

—Cuando lo sepas, ¿puedes avisarme? Necesito prepararme.

Así es Brandon, un prodigio de la natación pero creo que un poco exagerado, casi siempre gana todas las competiciones pero porque entrena demasiado, lo cual no es malo pero prefiero mantener la poca vida social que tengo.

—Hola, si yo también existo, estoy bien gracias por preguntar—murmuró Bianca algo molesta tratando de que nadie escuchara, pero si lo hicimos.

Ya aprendí a ponerle atención cuando habla sola.

—Lo siento, este idiota no nos presentó—él me señaló—. Soy Brandon.

—Es Bianca, ha estado con nosotros siempre en natación—Brandon es algo ciego cuando entrena, solo se dedica a eso y no le presta atención a quién hay al rededor.

—Lo siento entonces, no sé porque no te había visto antes.

—Porque eres un despistado—le contesté.

—En serio lo siento, pero ahora sé que eres nuestra compañera—la miró, tal vez demasiado.

Ya espero uno de sus comentarios crueles sobre que tampoco es que le importara mucho o algo por el estilo.

—No importa, puede pasarle a cualquiera—apartó la mirada y creo ver que se sonrojó.

¿No estaba enojada hace menos de cinco minutos? Además, ¿Bianca sonrojándose? Solo la había visto hacer eso una vez, y ahora todo su enojo se desvaneció de la nada.

—Aún así lo siento, en fin, me avisas por favor—fijó su atención de nuevo en mi—. Nos vemos mañana—nos hizo un gesto con la mano y se fue.

Iba a continuar mi pequeña discusión con Bianca hasta que soltó un suspiro y veía como Brandon se iba.

¿Un suspiro? ¿Por Brandon?



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Editado: 28.01.2023

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