Salgamos juntos.
Bianca.
1 de Octubre de 2019.
Pensé que no me iba a arrepentir de las decisiones que he estado tomando a lo largo del día, pero a veces pienso mal.
Había terminado la aburridísima junta del comité, se supone que después de eso Gilberto y yo saldríamos pero le dije que tenía que venir a mi habitación por mi cartera, se lo creyó y escapé, ahora tenía que hablar con alguien sobre todo esto y por eso decidí llamar rápidamente a Ana.
—¿Ya me compraste algo?—dijo al primer timbre.
—Acepté una cita con Gilberto.
—¿Y eso por qué?
—Digamos que me enteré de que Brandon habla con otras chicas y quería causarle solo un poquito de celos así que acepté salir con Gilberto y tal vez le dije que me gustaba.
A lo largo de estas semanas he necesitado a alguien a quien contarle todo lo que me pasa con Iván, mi mejor amiga era una opción segura, si no fuera porque lo odia. Así que he estado modificando las cosas para que crea que Iván es Brandon.
Le dije que había besado a Brandon, que el día que estuve fuera de casa me quedé con Brandon, que él es mi tutor y que nos hemos vuelto amigos.
Es tonto negar que me gusta Iván, pero es más fácil ocultarlo si hablo de él como si fuera Brandon, sobre todo porque no podía contarle esto a una de las personas en las que más confío que es Ana, y es que necesitaba hablarlo con alguien ya que me había enfadado cuando Iván me dio su celular y el mensaje de una chica le había llegado asegurando que la había pasado muy bien con él anoche. Fue algo estúpido y por eso acepté salir con Gil, más que nada por despecho y con la mínima esperanza de que causarle un poco de celos como indirectamente pasó conmigo, claro que me arrepentí, pero no pude dar vuelta atrás cuando la chica del comité se acercó a hablar con él e inmediatamente le hizo caso dejándome de lado, ni siquiera había notado cuando me había ido.
Es notable que cuando una chica más linda que yo se le acerca me deja de lado, esta en su derecho, lo sé, pero no por eso me deja de molestar.
—Fue lo mejor que pudiste hacer.
—Fue lo peor.
—Si le gustas a Brandon y si se entera de que saliste con Gil, entonces se pondrá celoso y si no, al menos saliste de tu aburrimiento aceptando una cita.
—Pero yo no quería una cita con Gil.
Me cae muy bien y todo, pero honestamente no lo veo románticamente.
—Entonces solo tómalo como una salida de amigos y disfruta. Nunca sales y creo que es algo que mereces, te servirá para conocer la ciudad.
—Se me da mal socializar.
—Al parecer con Brandon no. ¿Sabes? Debería de agradecerle porque te está haciendo salir de tu burbuja de escuela-trabajo-natación.
Solo que no debería de agradecerle a él. Vomitaría si tuviera que agradecerle a Iván algo.
—¿Entonces no puedo inventarme una excusa para no salir con Gil?
—Ahora no, si más tarde es incómodo, entonces huye.
—Está bien.
—Y asegúrate de que Brandon sepa que saldrás con él.
—Ya lo sabe.
—Entonces no puedo hacer nada más por ti, usa protección y nos vemos pasado mañana—me colgó.
Tomé mis cosas, retoqué mi maquillaje y salí.
Gil estaría esperándome en el lobby del hotel así que tenía algo de tiempo para calmar mis nervios.
Iba llegando cuando lo vi hablando con Iván. Eso era algo raro y para nada pintaba bien. Llegué con ellos y al notarme, Iván me dedicó una sonrisa fingiendo ser inocente.
—¿Por qué me miras así?
—Buenas tardes a ti también, Bia.
Lo miré acusatoriamente y luego Gil se aclaró la garganta.
—¿Iván me estaba diciendo que le habías dicho que querías convivir con todos los entrenadores del comité?
—¿Ah si?
—Sí Bia, me dijiste que te daba mucha ilusión hacer nuevos amigos justo antes de aceptar tu cita con Gil, y como soy tan buen amigo pensé que tal vez podríamos ir con todos los del comité a tomar algo y luego se irían tranquilamente.
A pesar de que dijo con un tono asqueado la palabra "cita" tenía una cara de angelito que si no lo conociera no se notaría que planeaba algo. Me di cuenta de que todos los entrenadores—que por fortuna la mayoría era de la edad de Iván o no se llevaban muchos años—estaban ahí, esperando por nosotros.
Miré a Gil esperando a ver que decía, con algo de suerte dirá que no, me apetecería ir y posponer lo nuestro pero no bajo los términos de Iván.
—No me molestaría ir—Gil se encogió de hombros.
—Pero...
—Perfecto, vámonos—Iván se puso en medio de los dos y caminó con nuestros brazos entrelazados.
—¿Qué planeas?—le susurré cuando llegamos con los demás, Gil estaba distraído con los entrenadores así que aproveché para acercarme a Iván.
—Nada—volvió a sonreír—, solo espero que el que te gusta tenga una buena resistencia al alcohol.
(...)
El que me gusta no tiene tan buena resistencia al alcohol y me voy dando cuenta.
Haré un resumen de las peores, y al mismo tiempo mejores, cuatro horas de mi vida,
Habíamos decidido ir a un bar, todo había ido bien, a pesar de que Iván recibiera demasiada atención femenina, me quedé con Gil hablando, es agradable cuando no busca halagarme cada segundo.
Todo iba bien hasta que Iván se acercó y comenzó a beber con Gilberto, creo que estaba buscando emborracharlo pero el resultado fue que ambos terminaran en un pésimo estado. Parecían amigos de toda la vida e hicieron el ridículo en todo el bar pero al menos me hicieron pasar un buen momento, todo era muy divertido hasta que a Gilberto se le había ocurrido besarme.
No quiero entrar en muchos detalles pero Iván había ido al baño y Gil se acercó a hablar conmigo y de un momento a otro me besó. No supe que hacer, por lo que no me moví y luego, Cecilia, la amiga de Iván, nos llamó a ambos para hacer un brindis librándome del incómodo momento. Iván ya estaba con ellos y creo que fue un poco obvio que vio cuando me besó, pero si lo hizo no dijo nada y eso solo significaba que yo no le interesaba, eso casi arruina mi noche de no ser porque Cecilia me enseñó a bailar, me divertí mucho con ella y me hizo olvidar mi momento de amargura.