El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

TERCERA PARTE: Liam - CAPÍTULO 28

Augusto golpeó la puerta del laboratorio de química y esperó. Unos segundos más tarde, escuchó pasos del otro lado y la puerta se abrió, revelando a un hombre flaco, de pelo negro y ojos marrones que vestía una bata blanca.

—Hola, ¿es usted el doctor Polansky?— preguntó Augusto.

—Sí, y tú debes ser el famoso Augusto. Tu madre avisó que vendrías. Pasa, por favor— dijo el hombre, haciéndose a un lado.

—¿Famoso? Espero que mi madre no lo haya cansado con historias sobre mí— dijo Augusto, entrando al enorme laboratorio de la universidad.

—Por el contrario, tus andanzas son muy interesantes— sonrió el otro.

Augusto se forzó también a sonreír, pero no hizo ningún comentario. ¿De qué andanzas hablaba Polansky? Su madre le había dicho que el doctor no sabía nada del Círculo. Si ella había inventado un curriculum para él, ¡debió advertirle! ¿O era tal vez que Polansky solo le estaba tirando una carnada para que cayera en la trampa de revelar cosas que no debía?

—¿Cómo va tu madre con lo del símbolo?— preguntó Polansky.

Augusto se quedó mudo por un momento, pero se recompuso a tiempo para preguntar inocentemente:

—¿Qué símbolo?

Polansky volvió a sonreír:

—Veo que toda la familia está bien entrenada. No te preocupes, ya estoy acostumbrado: sin preguntas. Tu madre me dio un símbolo en el que está trabajando para que le diera mi opinión desde el punto de vista de la química. Quería saber si tenía algún significado como estructura atómica o matemática. Por supuesto, no le pregunté de dónde lo había sacado ni para qué quería descifrarlo. Como dije, estoy acostumbrado a no preguntarle nada cuando me trae alguno de sus proyectos para que los evalúe.

—Somos una familia con cierta predilección por lo misterioso— explicó Augusto—. ¿Descubrió algo sobre el símbolo?

—¿Algo? Sí, demasiado. Se puede interpretar de muchas maneras diferentes. Le dije a tu madre que debía simplificar el símbolo, ir a lo básico. Tal vez así pueda obtener una respuesta más clara.

—Es buen consejo— asintió Augusto.

—¿Y qué te traes tú entre manos? ¿Otro símbolo? ¿Un proyecto escolar?

—Un proyecto personal— aclaró Augusto, entregando un paquete a Polansky.

El doctor lo abrió con cierta avidez. Frunció el ceño al ver la astilla de madera roja:

—¿De qué árbol es esto?

—Lo siento, no puedo decirle eso, ni tampoco de dónde lo traje— se excusó Augusto.

—Por supuesto, eres un digno hijo de tu madre, pero tendrás que explicarme al menos lo que quieres averiguar sobre esta madera.

—Claro, por supuesto— aceptó el muchacho, tratando de encontrar la forma de explicárselo sin revelar demasiado—. Creo que esta madera emite algún tipo de energía…— comenzó.

—Augusto, todo emite energía, especialmente los seres vivos. Tendrás que ser más específico.

—Lo que sea que emite, entorpece o anula ciertas capacidades de la mente humana— intentó.

—¿Cómo una droga depresora? ¿Cómo un alucinógeno?

—No, no…—suspiró Augusto. No sabía que sería tan difícil de explicar—. Digamos que… digamos que si una persona tiene una habilidad especial, una habilidad psíquica… paranormal, si se quiere, esta madera roja la anula por completo.

—¿Es esto una superstición de alguna cultura ancestral o está fehacientemente probado?— preguntó Polansky despacio.

—Fehacientemente probado— aseguró Augusto.

—¿Por ti mismo?

—Creí que estaba acostumbrado a no hacer preguntas— le reprochó Augusto.

—No puedes culparme por intentarlo— sonrió Polansky.

—El efecto del que le hablo es real y está probado— retomó Augusto.

—Y tú quieres saber qué es exactamente lo que esta madera hace y cómo lo hace.

—Sí, tal vez es algo que emite o algo que absorbe, no lo sé.

—Bien— Polansky observó la madera, pensativo—. Aquí solo tengo equipamiento básico como para empezar algunos estudios preliminares, pero creo que lo que me pides va a tomar estudios más profundos que no se pueden hacer en este laboratorio ni en esta ciudad.

—Lo que sea que necesite, mi madre correrá con los gastos— le aseguró Augusto.

—Como siempre lo ha hecho. No, no es eso lo que me preocupa, lo que quiero decir es que esto tomará un tiempo.

—Entiendo, sí. Hay algo más…

—Sí, dime.

—Bueno, tengo esta teoría que…— dudó Augusto, buscando las palabras correctas—. Bueno, creo que lo que sea que emite o absorbe esta madera, existe a escala planetaria en nuestro mundo.




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