El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

CUARTA PARTE: Llewelyn - CAPÍTULO 36

Alaris se sobresaltó por segunda vez esa noche en su oficina cuando la puerta se abrió bruscamente y Llewelyn entró hecho una furia:

—¿Dónde está mi padre?— demandó a los gritos.

—¿Qué?

—Sé que vino a verte, ¿dónde está?

—Se fue hace un rato— respondió Alaris—. ¿Por qué no te calmas y te sientas?

—No me pidas que me calme— comenzó Llewelyn a caminar de un lado a otro de la oficina—. Lo sé todo: lo del refugio, lo de la celda para Lyanna, lo de la profecía, así que no me pidas que me calme. ¿Dónde está Lyanna? ¿Se la llevó con él?

—No, Llew, Lyanna está con Maira, seguramente durmiendo a estas horas. Por favor, no puedo hablarte si estás caminando así, siéntate.

Llewelyn accedió y se sentó.

—Quiero advertirte que no permitiré que le hagan daño. Me la llevaré a donde nunca puedan encontrarla— le espetó Llewelyn con un dedo en alto.

—Me parece bien— le respondió Alaris con tranquilidad.

—¿Qué?—. Llewelyn pensó que no había escuchado bien.

—Dije que te apoyo en esa idea— le confirmó Alaris—. ¿Crees que sería capaz de hacerle daño?

—Ya no estoy seguro de lo que cualquiera de ustedes es capaz de hacer, pero construir una celda para enterrarla viva no me inclina exactamente a confiar en ustedes.

—Tienes razón— suspiró Alaris—. Cuando Lug me habló del comportamiento de Lyanna, pensé que tal vez podría tener motivo para tratar de anularla, pero desde que vino a esta escuela y la conocí personalmente, creo que tu padre es solo víctima de la paranoia por culpa de esa maldita profecía.

—¿Se lo dijiste? ¿Le explicaste que Lyanna no es capaz de hacer lo que él imagina? ¿Que no va a destruir el mundo ni nada parecido?

—Lo intenté, pero no me escuchó— dijo Alaris con voz cansada—. Está especialmente perturbado porque hirió a Augusto.

—Pero se lo expliqué claramente, le dije que eso era parte del plan de Augusto— protestó Llewelyn.

—Yo también se lo expliqué, Llew. Está como ciego, no quiere ver ni escuchar razones.

—Es su propia hija, ¿cómo es posible que le haga esto?

—Hasta que entre en razón, es mejor que saques a Lyanna de aquí.

—Me la llevaré esta misma noche— declaró Llewelyn.

—¿Y qué explicación vas a darle? ¿Que su padre quiere destruirla?

—Sí, le diré la verdad.

—No, no lo harás. Eso solo crearía una relación de odio y miedo entre ellos dos. Estoy seguro de que no quieres introducir esas emociones negativas en tu hermana, ¿o sí? Especialmente considerando que está en una fase empática que no controla muy bien todavía.

Llewelyn no contestó.

—Lug es un hombre muy confundido, es todo— continuó Alaris—. Necesita tiempo para darse cuenta de que la amenaza que imagina no es real, que su hija no es una persona destructiva ni vengativa. Pero si tú estimulas en ella rencor y aversión contra su padre, no harás más que ayudar a que aumente su paranoia, y eventualmente, hasta es posible que estés ayudando a que la profecía se cumpla.

—Entonces, ¿qué me sugieres que haga?

—No te la lleves ahora, en medio de la noche. Espera hasta mañana, déjame hablar con ella e inventar alguna excusa para expulsarla de la escuela. Prefiero que me aborrezca a mí y no a su padre. Luego puedes llegar tú como gran salvador y llevarla a un lugar seguro del que no debes hablarle a nadie.

—No sé si me animo a esperar hasta mañana. ¿Qué tal si mi padre decide tomar acciones con respecto a ella esta misma noche?

—No lo hará. Ya me dio sus órdenes.

—¿Que son…?

—Vigilarla a ella y a ti. También quiere que traiga a Augusto de vuelta para interrogarlo.

—¿Interrogarlo? ¿Acerca de qué?

—Acerca de lo que no te pudo sonsacar a ti, principalmente, quién te dijo del refugio.

—Ya veo— suspiró Llewelyn, preocupado—. ¿Puedes dilatar su regreso?

—Haré lo que pueda, pero Lug está poniendo mucha presión en todo esto.

—Cuando sepa que me he llevado a Lyanna, olvidará el asunto de Augusto y se centrará en tratar de forzarme a mí. Eso debería darte más tiempo.

—Es posible, sí.

—Estira las cosas lo más que puedas, y cuando lo traigas de vuelta, avísame antes para poder interceptarlo y protegerlo.

—De acuerdo— asintió Alaris.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.