El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

CUARTA PARTE: Llewelyn - CAPÍTULO 40

—Entonces…—sorbió Merianis su té— ¿De qué estáis protegiendo a vuestra hermana exactamente?

—De mi padre— respondió Llewelyn.

—¿De Lug?— inquirió ella, desconcertada.

—Sí, es una larga historia.

—Quiero oírla— declaró la reina.

Llewelyn abrió su bolso, sacó el cuaderno forrado con cuero negro donde Madeleine escribía sobre sus visiones y se lo alcanzó.

—Marga tuvo una visión profética hace diez años— comenzó Llewelyn.

—Un momento, ¿de qué Marga me habláis? No puede ser la madre de Lug...

—Exactamente ella— le confirmó Llewelyn, dándose cuenta de que debería comenzar su historia mucho más atrás.

Así lo hizo, le habló de su abuela y del anillo maldito, le habló de su corrupción y de sus ansias de poder y destrucción. Le habló también de cómo su padre le había perdonado la vida después de que cometiera los actos más infames imaginables, usando al propio Llewelyn para asesinar a sangre fría a una mujer inocente. Le explicó que Lug había anulado a su madre, borrando su memoria para darle una nueva oportunidad de vida, y que ahora vivía en un castillo con el nombre de Madeleine, duquesa de Tiresias, acompañada y vigilada por Cormac.

La historia pareció perturbar bastante a la mitríade, que había vivido muchos años en paz, ajena a todos estos importantes asuntos:

—¿Por qué vuestro padre nunca me comunicó nada de esto?— inquirió.

—Supongo que no lo consideró necesario, puesto que ustedes no estaban en peligro— se encogió de hombros Llewelyn.

—¿Y ahora?

—Ahora las cosas son diferentes. Él piensa que todo el Círculo está al borde de la extinción, y que la destrucción vendrá de la mano de la pequeña Lyanna.

—¿Por qué?

—Por la profecía— dijo Llewelyn, señalando el libro.

El hijo de Lug le explicó a la reina la interpretación que su padre había dado a la profecía y le contó también sobre las medidas de precaución que había decidido tomar: le habló del refugio y de la celda para enterrar viva a su hermana. Incluso le mostró el plano.

Merianis escuchó en silencio, con gran atención, el rostro serio y preocupado. Cuando Llewelyn terminó su relato, ella tardó varios minutos en volver  hablar:

—¿Trajisteis a una bomba de tiempo a mi casa y me pedís que la proteja?— le reprochó a Llewelyn.

—Lyanna es solo una niña— meneó él la cabeza—. ¿Debo dejar que la maten solo porque le tienen miedo?

—Vuestra hermana no es solo una niña. Creo que os dais cuenta de eso, ¿o no?

—Usted penetró en su alma, ¿vio allí algo que le haga pensar que ella tiene intenciones de destruir el mundo? ¿Vio algún atisbo de maldad?

—No— admitió Merianis—, pero su ingente poder no puede ignorarse, eso sería imprudente.

—Debe haber otra alternativa para ella que no sea encerrarla o matarla…— intentó Llewelyn.

—¿Y pensasteis que esa alternativa era traerla aquí?

—Sí— afirmó Llewelyn.

—Aquí no puede ser contenida, el balmoral no la afecta, ¿lo sabíais?

—Sí— confirmó él—, pero no la traje aquí para que fuera contenida.

—¿Entonces?

—¿En qué otro lugar del Círculo puede aprender más sobre la vida, la paz, y la comunión con la naturaleza que con ustedes? Lejos del odio, de la envidia, los celos y el miedo de los demás que solo la ven como una amenaza potencial. Donde estaba, solo pudo percibir el mundo como limitante y oscuro, pero aquí, podrá verlo como es, un lugar de luz, que no debe ser destruido, sino cuidado y amado. ¿No es esta una mejor forma de evitar que se cumpla la profecía?

Merianis suspiró profundamente, sopesando las palabras de Llewelyn. Al fin cedió:

—De acuerdo, puede quedarse, pero no la retendré a la fuerza. Si ella decide irse de aquí en algún momento, no la detendré— declaró.

—Eso es más que suficiente para mí y para ella, gracias, su majestad— hizo una inclinación de cabeza él.

—Bien, ahora decidme cuál es la otra razón por la que la trajisteis aquí— le exigió la reina.

Llewelyn sonrió:

—Supongo que no se puede engañar a una mitríade.

—No es sabio ni conveniente, especialmente si le estáis pidiendo un favor.

—Está bien, la otra razón es solo práctica. Si bien el balmoral no afecta las habilidades de ella, sí afecta la de los demás, así que mientras esté aquí, eludirá toda forma de rastreo por parte de los que la quieren anular.

—Humm, sí, es práctico, a menos que ella rompa el silencio y se conecte con ellos, en cuyo caso…




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