El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

SEXTA PARTE: Lug - CAPÍTULO 57

Lug había salido a recoger hierbas al bosque cuando Dana sintió el repentino mareo. Tardó un momento en darse cuenta de lo que el síntoma significaba y se apresuró a encerrarse en el dormitorio. Se sentó en la cama, relajó el cuerpo y se abrió para recibir el canal.

—¿Mamá?— escuchó la dulce voz que había extrañado largamente.

—¿Ly? ¿Eres tú, cariño?—. Los ojos de Dana se llenaron de lágrimas.

—Sí, mamá.

—¿Cómo has estado?

—Bien.

—Tu padre y yo te extrañamos mucho.

—Lamento haberme ido así, pero Llew piensa que estoy en peligro y me llevó lejos para protegerme.

—¿Lejos? ¿No estás en la escuela, cielo?

—No, mamá.

—¿Pero estás bien?

—Sí, solo desearía que Llew comprendiera que no necesito protección. No lo entiendo, mamá, no entiendo por qué todos son tan diferentes a mí, por qué no pueden ver las cosas como yo las veo.

—No es fácil para nosotros, Ly. No percibimos las cosas como tú lo haces. Apenas podemos relacionarnos moderadamente bien entre nosotros, y hacerlo con alguien con tus capacidades es más que complicado al romper con todo lo que creemos sobre relaciones.

—Sobre eso quería preguntarte, mamá, sobre relaciones. No creo que Llew pueda ayudarme con esto y ya no cuento con Maira para consultarla.

—Claro, pregúntame lo que quieras. Trataré de responderte lo mejor que pueda.

—Siento cosas que nunca había sentido con respecto a una persona.

—¿Un chico?

—Sí.

—Cuéntame.

—Ha hecho cosas por mí que nunca creí que nadie fuera capaz de hacer. Se ha sacrificado por mí aun cuando yo le maltraté. Me porté mal con él, pero luego me rectifiqué de las cosas que le dije, y él me perdonó. Hace poco, lo volví a ver y pude sentir que él compartía lo que yo sentía por él, pero…

—¿Pero qué?

—Él piensa que lo nuestro no puede ser.

—¿Por qué?

—Por la diferencia de edad.

—¿Cuántos años tiene él, Ly?

—Veintiséis. Él me ve como a una niña, pero no lo soy, mamá. Maira dice que como estoy sangrando todos los meses, eso significa que ya soy una señorita. Pero entonces, ¿por qué él me rechaza, mamá? Yo estoy todo el día pensando en él, es como si no pudiera pensar en otra cosa, especialmente desde que lo volví a ver.

—Oh, cariño, qué gusto que estés enamorada.

—¿Es eso lo que me está pasando?

—Sí, Ly.

—¿Y por qué hay tanto sufrimiento en este estado?

—Cuando se está enamorado, se sufre al estar lejos del ser amado, es normal.

—¿Cómo puede ser normal sufrir así? ¿Cómo puede ser que ni siquiera pueda controlar mis pensamientos y que todos lleven a él? He notado que me cuesta mucho concentrarme desde que entré en este estado.

—No puedo explicarte lo que es el amor porque cada uno lo siente diferente, Ly. Solo debes explorarlo, como has explorado todos los demás sentimientos que te has encontrado en el camino. Aunque ahora estás sufriendo, te aseguro que pronto encontrarás que hay una felicidad sublime que acompaña a este estado.

—¿Es esto lo que tú sientes por papá?

—Sí, exactamente eso. Aunque a veces tengamos diferencias de opinión, en el fondo, el lazo de amor prevalece.

—¿Significa eso que aunque él y yo tengamos diferencias de opinión con respecto a mi edad, el amor también prevalecerá?

—Sí, si es amor verdadero, prevalecerá, no importan las circunstancias.

—¿Y si no lo es?

—Si no lo es, se apagará y ya no sufrirás más por él.

—Entiendo, gracias, mamá, esta charla fue de mucha ayuda.

—Me alegro.

—Estoy en un lugar donde tus canales no pueden llegar.

—Lo sé, he estado intentando contactarte, sin éxito.

—Creo que puedo anular el bloqueo y dejar abierto un conducto entre tú y yo específicamente para que puedas comunicarte conmigo. Me gustaría tener otras charlas contigo.

—A mí también, Ly. Eso sería maravilloso.

—Entonces, lo haré. Adiós, mamá. Estaremos en contacto.

—Adiós, Ly. Gracias por hablarme, lo disfruté mucho.

Cuando Dana volvió del trance del canal, se encontró con Lug, sentado en una silla frente a ella, observándola con atención.

—¿Cuánto tiempo has estado ahí?— le preguntó Dana.

—¿Quién era?— inquirió Lug, ignorando su pregunta.

—Era Ly. Nuestra niña está enamorada— sonrió Dana.

Lug no sonrió.

—¿Te dijo por qué ha estado bloqueando tus llamadas?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.