El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

SEXTA PARTE: Lug - CAPÍTULO 89

—Contéstame, Liam— lo presionó Lug—. Si vas a tener que lastimarme y no quieres hacerlo en realidad, ¿no habría sido más fácil dejarme la capucha en la cabeza y pretender que yo no era nadie? ¿Que no era ni siquiera un ser humano? ¿Por qué tomarte el trabajo de hablarme, de conocerme, de mostrarme compasión y darme agua?

Liam apartó el rostro y Lug vio que se secó una lágrima.

—¡Dímelo, Liam! ¿O acaso haces esto con todas tus víctimas? ¿Qué es? ¿Tratas de alivianar la culpa?— le gritó Lug.

—Nunca me tocó a mí— murmuró Liam con la voz quebrada—. Es mi primera vez como ejecutor. En todos los otros sacrificios siempre fui solo un observador, y estaba tan drogado que ni siquiera sé bien lo que pasó. Cuando las imágenes vuelven inconexas a mi memoria, las apago con alcohol o con drogas. Es la única forma que he encontrado para poder sobrevivir en este mar de locura que es mi vida. Pero haga lo que haga, no puedo evitar las pesadillas…

—¿Sabes lo que significa eso, Liam?

El muchacho negó con la cabeza.

—Significa que no eres un psicópata asesino como ellos. Por eso te presionan tanto para que hagas esto: quieren quebrarte. Una vez que tengas mi sangre en tus manos, habrás descendido a su nivel, el nivel infrahumano de bestias depredadoras execrables. Y entonces, no habrá cantidad de alcohol ni drogas suficiente para sacarte de ese pozo. Mi destrucción es la tuya también, Liam. Compartimos el infierno: víctima y predador, la dupla complementaria perfecta de aniquilación.

—¿Crees que no sé que este es el final del camino, el fondo del pozo?

—Si lo sabes, si lo entiendes, debes actuar para salir de esto, Liam. Aun no es demasiado tarde.

—No sé cómo salir de esto, Lug. Ya intenté todo y nada ha funcionado. ¿Qué más puedo hacer?

—Te han hecho creer que no tienes opciones, pero todavía hay mucho que puedes hacer, empezando por contarme los detalles del ritual, lo que me harás y cuál es la función de cada parte.

—¿Para qué quieres saberlo?

—El conocimiento es poder, Liam. Puede parecerte que estoy condenado sin remedio, pero no es así. Todavía estoy vivo, y mientras esté vivo lucharé con todo lo que tengo para permanecer en este estado. Pero para poder pelear contra esto, necesito saber exactamente lo que me espera.

—¿Para urdir un plan de escape?

Lug asintió con la cabeza.

—De acuerdo— suspiró Liam—. La primera parte es la de la Preparación. El objetivo es doble: debilitarte y disminuir todas tus capacidades, y desintoxicarte y purificarte para el ritual. Se comienza primero con la privación de los sentidos: por eso te encerraron en esa celda en total oscuridad y silencio por tres días. Eso va acompañado de ayuno total para limpiar tu cuerpo y disminuir tu fuerza y tu claridad mental, por eso hasta ahora solo se te ha permitido tomar agua, pero se te ha negado todo alimento. Lo siguiente es crear estrés y fatiga corporal, por eso te encadenaron de esta forma, para que tu cuerpo esté en constante tensión y no puedas descansar. Pero todo eso es solo tortura física y psicológica, y no es suficiente, pues tu cuerpo y tu mente siguen alimentándose y sosteniéndose con sus propias reservas y con la energía que pueden absorber del ambiente. Así que lo que sigue es cerrar tus centros energéticos principales, que es lo que hice con mi sangre y las cruces— Liam detuvo su explicación por un instante.

—Continúa, por favor— le pidió Lug suavemente, sabiendo que ahora venía la parte más escabrosa.

—Lo que viene ahora, se llama Rito de Ocultamiento.

—¿En qué consiste?

—Con la daga que tiene mi sangre, debo tallar en tus brazos dos símbolos. Cuando la hoja te hiera, mi sangre se mezclará con la tuya. Los símbolos sirven para que quien quiera venir en tu ayuda no pueda encontrarte. Si alguien intenta rastrearte por medios esotéricos, solo podrán leer mi sangre, y por lo tanto no darán nunca contigo sino conmigo. Es como una desviación de llamada: como no hay nadie en casa, la línea se conecta a otro receptor.

—Eso significa que tal vez mis amigos te contacten— murmuró Lug, esperanzado.

—Ojalá que no lo hagan, Lug. Los gorilas que me vigilan día y noche tienen órdenes de matar en el acto a cualquiera que se me acerque.

Lug suspiró, preocupado.

—¿Qué más? ¿Qué sigue?— lo instó Lug a continuar.

—Lo de esta noche…—. Liam se tomó un momento para juntar coraje—. Te dejarán el resto del día aquí parado hasta que estés totalmente agotado, y esta noche te sacarán de este sótano atado, amordazado y con la bolsa en la cabeza. Te meterán en el baúl de un automóvil y te llevarán fuera de la ciudad.

—¿A dónde?

—Ni siquiera yo sé el lugar exacto. Solo sé que es un bosque, pues el ritual propiamente dicho debe realizarse a la intemperie. A mí me llevarán en un coche diferente, probablemente con los ojos vendados y con la droga ya en mi sistema. Lug, cualquiera que sea tu plan de escape, debes entender que una vez que me inyecten esa droga ya no tendré voluntad propia y no podré ayudarte. Estaré a merced de ellos.




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