El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

SÉPTIMA PARTE: Otra vez Liam - CAPÍTULO 108

Liam estaba recostado en su cama, planeando la mejor forma de exponer su caso ante el Concejo, cuando escuchó la llave en la cerradura de la puerta de su habitación. Julián entró apresurado y con el rostro serio:

—Vamos, te están esperando— le espetó a Liam.

—¿Pasó algo?— inquirió Liam, poniéndose de pie de un salto.

—Lug volvió. Quieren entrevistarte ahora mismo— le informó Julián.

—¿Y Rory?

—No lo sé. Solo me enviaron a buscarte.

Liam volvió a sentarse en la cama, se puso las botas rápidamente y siguió a Julián por las galerías del palacio.

—Julián, ¿hay alguna posibilidad de contactar a Lyanna o a Augusto? Necesito alguien que pueda al menos…

—¿Estar de tu lado?— lo cortó Julián—. No creo que te permitan eso.

—Tal vez tú…— dijo Liam tentativamente.

—¿Yo? Yo no quiero saber nada contigo— le gruñó el otro.

—En algún momento fuimos amigos, Julián— le dijo Liam, dolido.

—Eso se terminó, Liam.

—¿Y Maira…?

—¡Maira! ¿Cómo te atreves a meter a mi hermana en esto? Maira no va a apoyarte, no después de que te llevaste a su protegida Erika y la forzaste a…

—No la forcé a nada— se defendió Liam—. ¿Por qué tengo yo la culpa de todo? ¿Por qué nadie toma responsabilidad de sus propios actos?

—Porque los manipulaste, Liam, los engañaste.

—No los engañé. Ellos sabían exactamente lo que íbamos a hacer y conocían también las consecuencias.

—No lo creo, Liam. Y culpar a los demás no va a salvarte, así que te diría que esa es una estrategia de defensa pobre.

—Ayúdame, Julián— le rogó Liam—. Al menos dime quién es la pelirroja Ana y cuál es su afiliación política, su ideología. Tengo la impresión de que si logro congraciarme con ella, ella se encargará de convencer a los demás de mi inocencia.

—No lo entiendes, ¿verdad? Esto no se trata de decidir si eres inocente o culpable, eso ya está más que claro. Se trata de ver qué van a hacer contigo exactamente.

—Entonces, lo que está en juego aquí es solo mi sentencia— concluyó Liam.

—Sí.

—¿Y Ana? ¿Cuál es su papel en todo esto? ¿Por qué los demás respetan sus decisiones?

—Porque es la embajadora del Círculo— le respondió Julián como si fuera lo más obvio del mundo.

—Pero, ¿qué la hace especial? ¿Por qué ella?

—Lug le dio esa autoridad, y llegado el caso, él mismo también se someterá a su arbitrio. Ana es experta en resolución de conflictos.

—Porque no se pone del lado de nadie— comprendió Liam.

—Exacto. Ella es capaz de ver las cosas desde un punto objetivo.

—Tal vez eso ayude en algo— murmuró Liam para sí.

Al llegar a la puerta del salón azul, fueron admitidos por Govannon. Volvieron a indicarle a Liam que debía colocarse en el centro, pero esta vez, había una silla allí para él. Lo hicieron sentar, y Julián se quedó de pie a su lado, de guardia. Liam notó que los miembros del Concejo eran otra vez los mismos que en la entrevista anterior, excepto por Lug, que ocupaba un lugar a la izquierda de Alaris.

Liam trató de buscar la mirada de Lug para tratar de dilucidar qué había pasado con Rory, pero el Señor de la Luz nunca levantó la vista hacia él. Solo hojeaba unos papeles apoyados en el largo escritorio frente a él.

—¿Te encuentras en condiciones óptimas para participar de esta entrevista?— le preguntó la embajadora.

—Sí, señora— respondió Liam con una respetuosa inclinación de cabeza. Había decidido tratar a aquella mujer como si fuera una reina, pues entendía que su destino estaba en manos de ella.

—Muy bien. Procedamos, entonces.

—¿Qué noticias hay de Rory?— preguntó Liam al Concejo.

—No estás aquí para hacer preguntas, sino para responderlas— le dijo Humberto con tono severo—. Hablarás solo cuando se te indique.

—Lo siento, solo estoy preocupado por él, es todo— dijo Liam, mirando insistentemente a Lug, quien siguió sin reaccionar a su presencia.

—Este Concejo te exige que expliques las motivaciones detrás de tus actos— le dijo Alaris—. Queremos saber por qué hiciste lo que hiciste.

Liam respiró hondo y comenzó con su relato, sabiendo que esta era seguramente la única oportunidad de hacerles entender a todos que sus intenciones habían sido puras, por primera vez en la vida:

—Cuando llegué aquí, no tardé en darme cuenta de que más que escuela, este lugar era un refugio para aquellos que habían logrado salir de la programación de Wonur y habían recuperado parte de su poder. Entendí que las diferencias que comenzaron a surgir en los poblados con niños especiales llevaron a una discriminación ciega que empujó a los aldeanos a destruir lo distinto. El miedo a lo desconocido y a lo diferente no me son ajenos. En mi mundo, son muy comunes y llevan al mismo tipo de paranoia que vi aquí. En conversaciones con Lyanna y con el director Alaris, se me dio a entender que la idea de la escuela era proteger y ayudar a los niños a expandir sus habilidades, para luego, en algún momento, restituirlos a sus familias y a sus poblados. Sin embargo, ninguna acción se había tomado en esa dirección desde la creación de la escuela, puesto que el director lo consideraba demasiado arriesgado.




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