El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

SÉPTIMA PARTE: Otra vez Liam - CAPÍTULO 111

Liam saltó de la cama y se paró frente a la puerta al escuchar que alguien la destrababa. Hacía horas que esperaba noticias de Julián. Pero cuando la puerta se abrió, no fue a Julián a quien Liam vio, sino a la última persona que había imaginado podría aparecerse en su habitación.

—¡¿Rory?!— exclamó, casi convencido de que estaba alucinando—. ¿Cómo...?

Rory solo sonrió, avanzó hacia él y lo abrazó con fuerza. Liam le devolvió el abrazo, palmeando su espalda.

—¿Estás bien?— se separó Liam de Rory para observarlo con detenimiento—. ¿Realmente bien?

—Realmente bien— le aseguró Rory.

—¿Qué te hicieron? ¿Qué pasó? ¿Cómo lograste...? Estaba tan preocupado, Rory. Lamento tanto haberte abandonado, amigo. No sé qué me pasó, no sé cómo pude...— hablaba Liam sin parar.

—Tranquilo, Liam— trató de calmarlo Rory, apoyando una mano en el hombro de su amigo—. Todo está bien, en serio.

—No entiendo...— meneó Liam la cabeza.

—Ven, siéntate un momento para que te relate la historia más increíble que he vivido— lo invitó Rory.

Los dos se sentaron enfrentados, con la pequeña mesa circular del dormitorio de Liam de por medio.

—¿Recuerdas que estaba sanando al pequeño Tim junto a su madre, Lorena?

—Sí— asintió Liam.

—Unos minutos después de que te fuiste, entró el líder del grupo agresor a la casa. Resultó ser que el hombre era hermano de Lorena, tío de Tim. Cuando quiso arrastrarme hacia afuera de la casa, Lorena se interpuso. Pudo contenerlo por un momento, pero luego el hombre se metió al dormitorio donde yo estaba, y haciendo a un lado a su hermana, llegó hasta mí. En ese momento, Tim despertó, reconoció a su tío y lo saludó. Tim había estado inconsciente por días, y cuando su tío lo vio lúcido, toda su furia se desvaneció de pronto. El hombre abrazó a su sobrino y a su hermana, llorando, pues sabía que Tim había estado a la puerta de la muerte y habría fallecido sin mi intervención.

—Pero, ¿qué pasó con el resto de la turba?— inquirió Liam.

—El hombre salió afuera a calmarlos mientras Lorena me mantenía oculto con Tim dentro de la casa, pero no hubo necesidad. Los pacientes que viste huyendo, no estaban escapando, habían ido a armarse y a buscar ayuda. Para cuando volvieron, duplicaban en número a los agresores, y estos consideraron prudente rendirse sin pelear.

—¿En serio?

—Sí, Liam. Todos tus cálculos, todos los detalles sobre las posibles reacciones de la gente... Tenías razón en todo. Cuando salí de la casa y me mostré a ellos, parado junto a Lorena con el pequeño Tim sano en brazos... no te lo imaginas, Liam. Me habría gustado que estuvieses allí para ver el triunfo final de tu plan. Todos aplaudían y vitoreaban, todos querían acercarse a saludarme, a tocarme, a felicitarme.

—No puedo creerlo— sonrió Liam—. ¿En verdad funcionó?

—Mejor incluso de lo esperado— le confirmó Rory—. Organizaron una fiesta, pero les dije que tenía que buscarte, que no me podía quedar. Pero entonces, Lug se hizo presente. Me dijo que tú habías llegado sano y salvo a la escuela y que habías avisado del problema. Cuando Lug vio que todo se había solucionado por sí solo, sonrió aliviado y me dijo que me quedara a la fiesta, que disfrutara con la gente. Lug me pidió que le relatara el incidente, y vi que algunos detalles lo perturbaron.

—¿Por qué?

—No lo sé. Después de que le expliqué cómo se habían dado las cosas, me dijo que debía irse, que debía investigar algo, pero que yo debía quedarme con la gente. Acepté, pensando que estabas bien. No sabía que te habían encarcelado, Liam, lo siento. Si hubiese sabido de tu situación, habría venido a hablar con Alaris. Pero pensé que Lug te apoyaría, que no dejaría que te encerraran así.

—Lug no estaba cuando me arrestaron— le explicó Liam—. Llegó recién hoy.

—¿Dónde estuvo estos tres días? ¿Y por qué no te avisó que yo estaba bien?— preguntó Rory.

—No lo sé— meneó Liam la cabeza—. Durante mi juicio ante el Concejo, se mostró distante, ni siquiera me dirigió la palabra. Y luego apareció Luca de repente, diciendo que tenían a alguien contenido en el bosque de balmoral. Lug se fue con él y a mí me volvieron a encerrar aquí. ¿Tienes alguna idea de a quién tienen en el bosque?

—No— negó Rory con la cabeza—. Yo solo llegué aquí hace unos quince minutos. Lug envió a Llewelyn a buscarme a la aldea, y él me teletransportó hasta aquí para que viniera a verte. No sé más que eso.

—¿Qué diablos está pasando?




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