El Sello de Poder - Libro 5 de la Saga de Lug

SÉPTIMA PARTE: Otra vez Liam - CAPÍTULO 116

Lyanna caminó por la playa y se sentó en la arena junto a su padre, que observaba el mar golpeando las rocas de la península Everea al norte del Círculo.

—Gracias por venir— le dijo Lug.

—Vine en cuanto recibí tu mensaje. ¿Todo está bien, papá?

—Todo bien— asintió Lug—. ¿Y tú? ¿Cómo va tu proyecto con Augusto?

—Muy bien. Polansky aceptó participar. Juliana todavía está tratando de convencer a Bruno, pero creo que terminará aceptando también.

—¿Y Walter?

—Walter no quiere abandonar el bosque. Dice que alguien tiene que quedarse a vigilar el portal.

—Walter adora ese bosque. No creo que puedas convencerlo de abandonarlo— comentó Lug.

—Sí, lo sé, por eso le di un mechón de mi pelo. Sus sentidos se abrieron y su conexión con el bosque se hizo mucho más profunda de lo que hubiese podido imaginar. Está fascinado con su nueva percepción.

—Me alegro por él.

—¿Cómo van las cosas con Liam?

—Muy bien también— respondió Lug—. Consiguió el apoyo de Franz y Gloria para extender su plan en su condado. Ana logró arreglar una entrevista personal para él con el propio Regente Vianney en Colportor.

—Si puede persuadir a Vianney, tendrá el apoyo de todo el sur— opinó Lyanna.

—Estoy seguro de que lo logrará. Liam parece haber nacido para la política y se mueve mucho mejor entre los nobles que entre la gente común. Y lo más importante es que está feliz, Ly. Creo que por fin encontró su lugar en el mundo.

—Liam es una persona muy valiosa. Me complace ver que finalmente se haya dado cuenta— dijo Lyanna.

—Sí— respondió Lug.

Siguió un largo silencio en el que los dos solo observaron el mar.

—¿Qué es lo que te preocupa, papá?— le preguntó Lyanna suavemente.

—Tuve una discusión con Liam— comenzó Lug.

—¿Sobre qué?

—Me dijo… me dijo que lo que pasó en Praga…

Lug guardó silencio y Lyanna solo esperó pacientemente a que él prosiguiera.

—Me dijo que yo me lo había buscado, que yo elegí ser su víctima— siguió su padre.

—Ya veo.

—Me enfurecí con él. No sé por qué me enojé tanto…

—Porque temías que fuera verdad y necesitabas negarlo— le respondió ella.

—Le pregunté de dónde había sacado esa idea y me dijo que tú se lo habías dicho— siguió él, tratando de que el comentario no sonara a reproche.

—Y quieres que te lo explique— dedujo ella.

—Según mi experiencia contigo, sueles tener una visión de las cosas mucho más completa que los demás. Y sí, me gustaría saber por qué piensas que me busco situaciones de tortura y sufrimiento. ¿Crees que soy alguna clase de masoquista o algo así? ¿Qué estoy enfermo?

—Papá, por favor…

—¿Crees que me agrada sufrir? ¿Qué busco deliberadamente ser encarcelado y mutilado? ¿Crees que…?— subió el tono Lug, dejándose invadir otra vez por la ira que había sentido cuando discutió con Liam sobre el asunto.

—¡Papá!— lo cortó ella—. ¡Ya basta! Las situaciones de tormento por las que has pasado no han llegado a ti por elección consciente, así que no se trata de masoquismo o cualquier otro desequilibrio que te haga buscar placer a través del dolor.

—¿Entonces?— inquirió Lug, un poco más calmado.

—Tal vez estás demasiado ofuscado en este momento como para entenderlo— le dijo ella, poniéndose de pie.

—Ly, lo siento— se disculpó él—. Por favor, siéntate. Explícamelo y trataré de entender, lo prometo.

Lyanna suspiró y volvió a sentarse junto a él.

—Existe un nivel de conciencia muy cercano al nivel de creación de la realidad— comenzó ella—. Ese es el nivel que funciona como puente entre el campo cuántico de infinitas posibilidades y la materialización de una realidad concreta. Ese nivel de conciencia es el que entidades como Wonur o Meldek interfirieron para establecer un sistema de creencias limitantes y enfocadas a sus propias necesidades.

—La programación— aportó Lug.

—Sí. Por debajo de ese nivel, están las emociones y luego le sigue la conciencia racional, los pensamientos. Las emociones están muy cerca de ese nivel de las creencias, es por eso que cuando un programa se ve amenazado, reacciona auto protegiéndose por medio de la provocación de emociones fuertes como el enojo que sentiste cuando Liam te planteó el tema, y de nuevo ahora que estás tratando de explorarlo conmigo. En tu caso, a través de la crianza que recibiste, te introdujeron un programa específico mucho más profundo e insidioso de lo normal, un programa de culpa inducida tan arraigado y nefasto que casi te ha llevado a la destrucción, una y otra vez.

—He cometido muchos errores de los cuales no me enorgullezco— confesó Lug—, pero creí que ya había superado la culpa generada por todos ellos.

—Obviamente no es así— le dijo Lyanna—. Existe todavía un hecho que no te perdonas, del que no puedes escapar y que necesitas pagar, repitiendo constantes escenarios de castigo.

—¿Cuál?

—Oh, papá, tú lo sabes bien. Mira dónde estamos. ¿Por qué elegiste esta playa en la península Everea para este encuentro?

—No lo sé, solo me pareció… no lo sé— balbuceó él.

—Mira dónde estás sentado, ¿hacia dónde se dirige tu mirada?

—Tír Na N Og— murmuró Lug, comprendiendo—. Fue en esta playa… Aquí tomé la embarcación que me llevó a Ciudad Perfecta, donde asesiné a mi padre— murmuró Lug, ensimismado.

—El único acto que ha generado una culpa imposible de limpiar para ti.

Lug se cubrió el rostro con las manos y comenzó a sollozar. Lyanna lo abrazó, inclinándolo hacia ella, dejando que él apoyara la cabeza en el hombro de ella, para que pudiera recibir su consuelo.

—Su muerte pesa demasiado en mi conciencia— murmuró Lug, secándose las lágrimas.

—Eso es porque has elegido interpretar ese hecho de una forma que solo te lleva a la autodestrucción.

—Yo lo maté, Ly. Le corté la cabeza con mi espada. Soy su asesino. Ese hecho es irrefutable. ¿Qué otra interpretación puede haber?




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