El Sello En Un Beso

3- Vern y Roxy

Con el regreso de Vern, el ambiente en el quiosco cambió sutilmente. Dovan continuaba visitando a Roxy, pero las interacciones entre ellos ya no tenían la misma chispa que antes. El contraste era evidente: cada vez que Vern aparecía, su energía llenaba el espacio de tal manera que hacía que Dovan pareciera un actor secundario en una obra en la que él había sido el protagonista durante semanas.

Vern traía consigo una brisa fresca y familiar que despertaba en Roxy un torrente de emociones. Cada vez que él se acercaba, el resto del mundo se desdibujaba. Su risa, su manera de hablar, incluso el modo en que sus ojos brillaban al mirarla, hacían que todo lo demás se esfumara. Era como si en esos momentos, solo existieran ellos dos, una conexión profunda que Roxy no había sentido con nadie más.

Su prima, siempre perspicaz, no tardó en notar el cambio en la dinámica.

—Cuando está Vern, el mundo no existe para ti —le dijo una tarde mientras estaban organizando las golosinas del quiosco—. Y cuando estás tú, es como si nada más le importara a él.

Roxy sonrió, sintiéndose un poco culpable por lo que había dicho. Sabía que su prima tenía razón. Había algo en la manera en que Vern la miraba, en su forma de escucharla, que la hacía sentir especial, como si fuera la única persona en el mundo que importaba en esos momentos. Él había sido un buen amigo, alguien que la había apoyado y con quien se había sentido cómoda.

Con el pasar de los días, Dovan se fue haciendo parte del grupo de dos y dándose cuenta que no había nadie que pudiera hacer a la pareja de amigos que perdiesen el interés el uno en el otro, parecían tener una amistad de años, como si se mantenieran en coontacto durante todo el año, cualquiera que les viera pensaría que son inseparables, pero la realidad era que solo se veían en los veranos en el kiosko

—Es solo… es complicado —respondió Roxy, sintiéndose un poco abrumada. Su corazón latía con fuerza mientras pensaba en lo que significaba para ella Vern—. No quiero que Dovan se sienta mal. No quiero que piensen que lo estoy ignorando.

—Tú no lo estás haciendo intencionadamente, Roxy. Es solo que hay algo especial entre tú y Vern, algo que no puedes ignorar. Y, a veces, no podemos controlar cómo nos sentimos —dijo su prima con una sonrisa comprensiva—. Pero no olvides a Dovan. Él también tiene sentimientos, y a veces, las cosas no son tan sencillas.

Las palabras de su prima resonaron en la mente de Roxy, pero ella no entendía las dobles intenciones que guardaban, para ella, los dos eran sus amigos. Ella valoraba a Dovan, había disfrutado de su compañía, y aunque había algo entre ellos, nunca había sentido la misma conexión que tenía con Vern. Sin embargo, la culpa la invadió. No quería que Dovan se sintiera menospreciado ni que pensara que lo rechazaba. A veces, la amistad era complicada y, en ese momento, ella se sentía atrapada entre dos mundos.

Cuando Vern estaba cerca, todo parecía más fácil. Sus conversaciones eran ligeras y llenas de risas, y pasaban horas hablando de música, sueños y pequeños planes de verano. Pero cuando se encontraba con Dovan, las cosas se volvían más serias, más profundas, y Roxy no estaba segura de cómo manejar esos sentimientos. ¿Podía seguir viendo a Dovan y al mismo tiempo reavivar la conexión que había compartido con Vern

Llegado agosto, en el cumpleanos de su prima, Roxy se sentía eufórica porque ahí vendría otro amigo de su prima con el que se llevaba de maravilla y la consentía. Ayudó a preparar la casa, hacer la comida, comprar y se arregló para la ocasión, quería sorprender a Vern.

Ese día las cosas cambiaron, Roxy entendío un nuevo concepto, el enamoramiento, se le abrió por completo la ventana de la adolecencia.

Todo se desata cuando a Roxy la invita a bailatr el amigo de su prima que vive fuera, es una bachata y Vern se les queda viendo con cara de disgusto, parecía enfadado así que al acabar el baile, Roxy se acerca y le dice que si quiere bailar, él la ignora y se va, dejándola triste. Durante ek resto de la fiesta pasa de ella como si fuera papel pintado en la pared. cuando se va sin previo aviso, ella se acerca al amigo del novio de su prima:

— sabes lo que le pasa a Vern?

— No si no te lo ha dicho a ti que eres su sol...

— Está raro desde que me sacó a bailar Michel

— Ahhh, entoces son celos

— Por?

— a Vern le gustas- dijo riéndose

Eso hizo que el crazón de Roxy se pusiera a palpitar fuerte, dejó la conversación ahí y se fue por un refresco.

No entendía la actitud de Vern, nunca había hecho nada para molestarlo.

Al día siguiente del cumpleaños Vern no apareció, ella quería hablar con él y decirle que también le gustaba ella, pero no pudo ser, en cambio ahí estaba Dovan haciéndole compañía.

— Chicos, por qué no vais a daros una vuelta?— pregunta su prima

—Me parece una excelente idea —dijo Dovan, su tono más animado—. Siempre hay tiempo para helados.

Mientras caminaban, Roxy no intentó romper el hielo. Sabía que no quería conversación, su mente divagaba en el motivo del mal trato por parte de Vern, pero no podía seguir así, Dovan no tenía la culpa de lo que estaba pasando.

—Dovan, quiero que sepas que realmente valoro nuestra amistad —comenzó, sintiendo que cada palabra la llevaba un poco más lejos del camino que había planeado—. Ha sido genial pasar tiempo contigo este verano y siento si en algún momento te he hecho de lado o te hice sentir mal.

Él asintió, mirando al frente, y ella sintió un pequeño alivio. Pero también podía notar una sombra en su mirada.

—Y sobre Vern… —continuó Roxy, sintiendo que su voz se apagaba un poco—. Sé que él ha regresado y que eso ha cambiado un poco la dinámica.

Dovan se detuvo y la miró, su expresión seria.

—Lo he notado —dijo con un tono más grave de lo que ella esperaba—. Él siempre tuvo una conexión especial contigo, Roxy. Es difícil no sentir que estoy en un segundo plano cuando está cerca.




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