El sendero

Capitulo 7

Al llegar abrí torpemente la puerta desesperado y no me tranquilice hasta que estuve adentro y lo encendí. El ruido del motor y las luces del estéreo fueron como una dosis de morfina. El corazón me latía rápido todavía, no podía parar de reírme. Sonaba como un desquiciado. “finalmente había ganado” la pesadilla había terminado y yo, había resultado victorioso. Mi mente aun estaba en blanco, como si todavía estuviera soñando, empecé retirarme y dejar atrás los cimientos de aquella colina. Manejaba de forma automática, intentando dilucidar todo lo que había pasado.

Todo el éxtasis del triunfo empezó a mermar a los minutos de iniciar el recorrido de la pista que me llevaría al poblado. La realidad se presentaba y comenzaba a caer en cuenta de todo lo que me había ocurrido. No podía negar todo y culpar a mi cabeza, pues allí estaban las marcas que lo refutaban. Hombro lastimado y cantidad innumerables de moretones y rasguños. Barro en toda la ropa y en los dientes. Mochila totalmente destrozada. Lo más real era el dolor en el hombro que empezaba a mostrar su verdadera cara. Hasta entonces el éxtasis de triunfo había aminorado el malestar en el omoplato, pero después volvió a su naturalidad pues lo sentía punzante y pesado.  

Me acercaba a la ciudad, manejando con una sola mano. Había mucho silencio, solo el ruido del motor y el viento peinando el parabrisas me acompañaban. El cielo ya no estaba nublado del todo, pero si se podían ver los rastros de un intento de tormenta que no fue. Ahora había adquirido un tono negro azulado oscuro. Me arte del silencio, por lo cual encendí la radio. Mientras cambiaba de estación, no pude evitar escuchar una noticia mesclada con la estática.

  "La hija de la desaparecida señora de 60 años, Ruth Palacio, comunico a la prensa esta mañana, la decisión del comisario de no continuar con la búsqueda de su madre que escapo del hogar hace 6 meses con su nieto recién nacido y fueron vistos por última vez a la salida del pueblo, por el viejo puente. Según parece, la hija habría confirmado la participación de su madre en una vieja secta del pueblo y en actividades que incluían la brujería y...".

La señal se interrumpió dando paso, nuevamente, a la ruidosa estática. De repente escuche una voz mezclada con el viento.

-Bernar- Al levantar la vista, por unos segundos, note horrorizado por el retrovisor a la mujer, parada en medio de la carretera. No llegue ni a reaccionar cuando unas luces blancas y fuertes me alumbraron, seguidos de un fuerte bocinazo que me hizo volantear con fuerza. El camión paso con mucha velocidad a mi costado, dejando de tras de sí una polvareda que apaño un poco el vidrio del parabrisas. Me detuve para mirar detrás de mí, la mujer había desaparecido.

Volví a convencerme que era mi imaginación, aunque muy por dentro sabía que no era así. Acelere nuevamente el auto, hasta llegar al puente que une con la pequeña urbanización. En ese momento el dolor del hombro era muy entumecido y punzante. Tuve que detenerme en la entrada para refregarme el brazo. No podía más, el ardor interior que sentía era muy fuerte. Se trataba de un dolor muy agudo y, creo yo, poco común para tratarse de una dislocación. Se me había puesto extrañamente pesado, como si algo me tirara para abajo, se sentía como si tuviera un bulto encima de mí. Como si tuviera un.... un bebe colgando de él.... Tal vez eso explicaría porque estoy viendo a su abuela en el asiento de atrás.                                                                              



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En el texto hay: fantasmas, espiritus, terror

Editado: 06.10.2020

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