El Septimo Mandamiento

IKER 1

— ¡Hola! Mi nombre es Iker, tengo 5 años de edad, voy a contarte un secreto, ¡no le digas a nadie! Pero mira lo que voy hacer. Se auscultaba la frecuencia de un niño, de entre la viscosa niebla salió un niño, por las calles corría ese crío, pequeño, muy pequeño, pies descalzo, manos flacas, cuerpo casi esquelético, cabello rubio, piel blanca; pero sucia, el entredicho chiquillo entraba aun súper mercado, mientras hacían fila las personas para pagar las compras en las cajas de cobro, por su lado, este niño se echaba un huevo de gallina en cada uno de los bolsillos de su calzoneta, cautelosamente buscaba no ser visto por nadie, de esta manera era como se concebía un futuro delincuente, y de nuevo la frecuencia se escuchaba entre los fisonomías—: así fue como empecé robando pequeñeces como un huevo, porque a veces no teníamos ni que comer, después robaba cosas más grandes, actualmente voy creciendo, total; mi madre ni cuenta se da de lo que hago, anoche por ejemplo, asalté con algunos amigos un restaurante, pues; mi amigo me dijo detalle a detalle de la seguridad del establecimiento, aprendió salidas de emergencia, reconoció el numero de cámaras de seguridad.

— Se, donde guardan el dinero del restaurante. Dijo mi amigo, eso me causó interés, lo dejé seguir diciéndomelo todo—: no lo llevan a una caja fuerte, ni aun banco porque a la media noche ya está cerrado. Una noche anterior. Fui al restaurante, pedí pasar al baño, mi amigo, me dijo vete al baño, que nadie piense que estas en el baño, después te abro una puerta y te voy a llevar a esconder aun lugar donde te ocultaras, cuando cerremos  y nos hallamos ido todos, bajas, me abres la puerta y nos dirigimos a llevarnos toda la plata, mitad y mitad. Esas habían sido las palabras de mi amigo, ¡maldito! Se robó todo, me dejó sin nada.

Ilustraba el joven muchacho, un joven que llevaba años robando, muestra de ello, en sus manos tenía un periódico donde se hablaba del asalto en el que participó. Cosas como estas son consecuencia del abandono de los padres, que pudiendo estar ahí, para inculcar buenas enseñanzas a sus hijos prefieren irse y disfrutarse como personas, (primero se siente  hombre o mujer, antes que padres de familia).



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En el texto hay: delincuencia, autoayuda, madres e hijos

Editado: 21.11.2020

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