El Ser Mitológico

CUARTA ESCENA

Por primera vez en la vida de Agnis corría con tanta prisa por llegar a su destino comprometido. Quizá otra vez tendría que volver a pasar la misma pena que con la reguladora mágica del encantamiento. Sin darse cuenta había pasado por la ciudad hechizada: se podía observar una ciudad característicamente gráfica, simbólica, simplemente hechizada. Agnis por fin llegó a la regulación mágica de la hechicería y se introdujo en ese extraño y mismo material líquido de reconocimiento.

Una vez más fue transportado casi que inmediatamente al salón de clases. Agnis ojeó antes de entrar y logró darse cuenta que una vez más había llegado tarde. Agnis entró con un gran paso dubitable.

—Llegas tarde… —dijo el regulador mágico ahí presente. Agnis entendió la situación.

—La hechicería —explicó Agnis— consiste principalmente en dos componentes: la conceptualización «Hechicería material: lámina de agua» y la señalización que consiste de grafías, símbolos, letras, signos, etc. Oh, sí —añadió de manera robótica—, concepto-mente y seña-físico.

El regulador soltó una risita.

—Déjame adivinar: ya conociste a la reguladora mágica de encantamiento Eloise, ¿cierto?

Ni siquiera Agnis sabía el nombre de esa profesora huraña. Agnis asintió con un movimiento de arriba hacia abajo.

—Yo también la he conocido en un pasado no tan lejano. Dale, toma asiento.

Agnis por enésima vez volvió a sentirse ridiculizado. Agnis se dispuso a sentarse con una cara totalmente sonrojada.

—Gracias por la intervención —agradeció el regulador mágico—. Los seres naturales —retomó su clase antes de que Agnis lo interviniera cómicamente— solo pueden hechizar a través de un desgaste natural. El flujo de la vida empieza a decaer cuando los seres naturales hechizan más de lo que deberían en un tiempo mínimo sin recuperación alguna —explicó el regulador mágico sin tomarse un solo respiro.

—Además —añadió—, los seres naturales se dividen en mentalistas y fisicalistas. Los mentalistas tienen habilidades innatas como el control mental —colocó sus manos sobre la cabeza—, intromisión mental —hizo un gesto con un ojo que se refería como a chismosear—, entre otras cosas mentales; mientras que los fisicalistas tienen habilidades como controlar su fuerza, velocidad, agudeza, poder ver los puntos físicos de los seres de acuerdo al entorno físico —decía mientras hacía gestos aleatorios con las manos. 

—Oh, cierto —agregó el regulador mágico olvidando los tecnicismos—. Los mentalistas tienen una razón mental, que les permite estas habilidades extrañas de mentalizar las cosas y los fisicalistas tienen una razón física, que les permite fisicalizar su entorno, ambiente o, inclusive, sistema físico.

—Por último, el principio de interdefinición mágica —mencionó tal principio con un poco de rezago—. La magia es un sistema, un sistema que nos permite hacer magia…

—¿Qué pasaría si no lo tuviéramos? —Se escuchó al fondo del salón de clases.

El regulador mágico vaciló por un instante.

—Hace mucho, mucho tiempo la magia era realizada sin un sistema mágico. Se teoriza que la magia era tan discorde que no parecía ser magia alguna, sino habilidades místicas acordes a la naturaleza mágica de cada individuo… —Se detuvo un poco para repensar lo siguiente que iba a decir—. Fue Natus Vincere —dijo su nombre en voz baja— quien transmitió la magia sistémica y, además, descubrió tal principio inherente al sistema.

Agnis hizo un sonido de admiración.

—No, lastimosamente no es de admirar —rechistó el regulador mágico con una voz melancólica—. Tal sistema de magia despojó a cada mundo, ser e individuo de magia mística, provocando el surgimiento del mal en sí. En otras palabras, fue Natus Vincere —Lo nombró otra vez en voz baja— el creador del mal.

Todos los alumnos ahí presentes se inquietaron un poco con tal noticia. En el mundo mágico es rara vez que se nombra y habla de Natus Vincere.

—¿Por qué se sigue utilizando si genera el mal? —cuestionó Agnis.

—El sistema mágico no genera el mal, sino que nos permite generarlo. En palabras resumidas, el sistema mágico nos da la opción de poder hacer el mal, algo que la magia mística aprisionaba. Por ejemplo, los seres sobrenaturales nocturnos, al verse despojados de la magia mística, se vieron obligados a seguir las órdenes del mal. 

—Bueno, chicos, no más habladurías por hoy. Nos encontraremos en la siguiente sesión.

Como si fuese rutina de todos los días, Agnis salió de la regulación mágica de la hechicería. Luego se dio cuenta que Ethan lo estaba esperando.




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