El Ser Mitológico

OCTAVA ESCENA

—Ryan… —gritaba Agnis con las manos alrededor de la boca para amplificar el sonido.

De repente, alguien por detrás de Agnis se embistió ligeramente para atraparlo. Agnis con los sentidos agudizados (al parecer gracias al «entrenamiento» con Malum) dio un codazo trasero hacia el aparente ser. Dado el codazo, de este se liberó una onda eléctrica alrededor del intruso.

—Auch —dijo Ryan dando un paso hacia atrás.

Agnis volvió en sí, se giró y se impresionó al darse cuenta de lo que había hecho.

—Lo siento —dijo Agnis mientras sacudía con sus manos suaves la ropa pesada de Ryan.

—No es nada —Sonrió Ryan con dientes afilados y relucientes.

Agnis visualizó su entorno.

—¿Dónde estamos? —preguntó fijándose en el ambiente arborizado en el que se encontraban.

—En el juego natural —chistó Ryan.

Agnis intentó objetarle algo, pero Ryan sintió una presencia nocturna; así que con la rapidez de un ser sobrenatural lo alejó del punto en el que se hallaban. En dicho punto atacó un ser sobrenatural girando en sí con sus dos cuchillas enérgicas. Agnis, por un momento, sintió un revuelco debido a la tremenda velocidad a la que había sido llevado.

—¿Qué…? —Intentó gritar Agnis, pero fue silenciado rápidamente por Ryan.

—Es una naga —comentó Ryan al respecto.

Agnis de manera remota podía acordarse de lo que una naga era: un ser sobrenatural con cuerpo inferior de serpiente y con cuerpo superior de una persona que normalmente lleva dos espadas de diferentes naturalezas mágicas. Agnis echó un vistazo y confirmó con su descripción, solo que esta naga sostenía dos espadas formadas como de energía.

—¿Ese es el ser nocturno que debe ser vencido? —Agnis se horripiló.

Ryan asintió fijándose detenidamente en los movimientos del ser nocturno. La naga los pilló y sin pensarlo arrojó una de sus cuchillas de energía. Nuevamente, Agnis había sido arrastrado por los fuertes brazos de Ryan una y otra vez, puesto que la cuchilla de energía les estaba persiguiendo el rastro. La naga interceptó por detrás a Ryan, mientras que la cuchilla estaba por alcanzarlo por delante. En un momento repentino Ryan desapareció en un humo negro. Agnis y Ryan estaban en otro punto de encuentro. La cuchilla de energía se incrustó con ferocidad sobre la naga, la cual murió incinerándose a sí misma.

—Qué fácil —expresó Agnis sin mover un solo dedo.

—¿Recuerdas la parte «natural»? —enfatizó Ryan.

Agnis recordaba que debían vencer a un ser sobrenatural como si fuesen un fisicalista y un mentalista, en especial, retratar lo que su unión significaba o algo por el estilo.

—Cada vez que fracasemos con un ser nocturno —advirtió severamente—, vendrá uno mucho más poderoso.

—Recuérdame por qué esto es divertido —dijo Agnis.

—Los juegos del mundo mágico no son divertidos —recalcó Ryan—, sino entretenidos.

—Peligrosos, querrás decir —repuso Agnis.

—Los seres mágicos venimos preparados —quiso decir Ryan en el sentido que fuese.

Por enésima vez, Agnis no se sentía como un ser mágico: jamás había estado preparado para lo que sea que tuviera que estar preparado. «¿Por qué me dejo llevar de la emoción?», se criticó a sí mismo Agnis. «¿Qué de entretenido tiene eso?», criticó Agnis a Ryan internamente. 

Desde el horizonte resplandeciente avanzaba lentamente un ser nocturno de tamaño un poco grande, el cual tenía un único ojo mediano que estaba vacío, hueco, sin relleno. Tratando de ver aquel horizonte, Agnis consiguió entrever aquel nocturno, después llamó un poco tembloroso la atención de Ryan mostrándole tal ser sobrenatural.

—¡Demonios! —exclamó Ryan al notarlo.

—¿Un demonio? —preguntó Agnis aún más asustado que antes.

Ryan lo atisbó con una expresión de confusión.

—No… —respondió Ryan tratando de aclarar la situación—. Únicamente aparecen nocturnos… —Se detuvo con una expresión impacientada—. Mira —continuó—, ese ser sobrenatural que ves allá —Lo señaló— come magia —dijo mientras hacía figuras extrañas para que Agnis comprendiera— a través de su pinche ojo —Agnis se asqueó.

—Entonces, ¿cómo lo venceremos? —le preguntó Agnis.

Ryan colocó una cara de fíjate. Luego, de entre las piedras, cogió una.

—«Encantamiento material: espada transformada» —La piedra se convirtió moldándose en una gran espada con un brillo espléndido. Agnis vio que una reluciente luz pasó a través de toda la espada y, también, de Ryan. Movió su cabeza para volver a la realidad, pues lo estaba idealizando.

—«Encantamiento elemental: rayo eléctrico» —profirió Ryan, a la vez, apuntaba hacia el nocturno. Desde la base de la espada hasta el ápice de la misma se concentró una onda eléctrica que se liberó encarrilándose hacia el nocturno. Aquel rayo eléctrico disparado por la espada de Ryan fue consumido en un deslumbrante remolino producido por el ojo del nocturno.

—Quizá la magia directa no le haga daño —demostró Ryan—, pero la magia indirecta sí le hace daño —Mostró Ryan su espada, luego se encauzó contra el nocturno—, encárgate de salvarnos, que yo lo entretengo —gritó Ryan mientras se abalanzaba contra el nocturno.




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