El Ser Mitológico

DUODÉCIMA ESCENA

Aquella última mañana era lo suficientemente gélida como para penetrar los caparazones más compactos. Esa ventisca, producto consecuente de la álgida noche, proyectaba el indicio manifiesto del devenir aciago. ¿Acaso se es consciente de lo que se hace o, al menos, se toma consciencia de lo que no se ha hecho?

Agnis, acompañado por los cálidos y vigorosos brazos de Ryan, estaba pronto a salir de la fiesta mágica.

—¿Te vas? —preguntó Jonathan depositando su mano de confianza sobre el hombro de Ryan. De manera inmediata notó a Agnis.

—¿Estás ebrio? —interrogó Jonathan resaltando su ojo inquisitorio.

—Algo así —respondió Ryan sin dejarle saber que había sido alimento, por poco tiempo, de un ser sobrenatural; bueno, mejor dicho, que Agnis había sido su presa.

—¿Qué se va a poder hacer? —decía Jonathan con un ademan de ya-qué-se-va-a-poder-hacer—: deber es deber —añadió entre la intermitencia del bullicio.

En el entretanto salían de la fiesta mágica. Agnis se imaginaba escenarios entre Ryan y Jonathan que le producían un chirrido celoso.

—Es muy cercano a ti, ¿no? —inquirió Agnis con desdén tratando de camuflar su interés.

—Sí… —dijo Ryan con un brillo en sus ojos. Agnis se encogió de hombros. Ryan se percató—, él es un integrante de la élite Dafean —añadió Ryan para apaciguar los celos evidentes de Agnis.

Agnis repentinamente se detuvo como si hubiese recordado algo.

—¿Eres un integrante de la élite Dafean? —preguntó Agnis, pues eso explicaba por qué Ryan conocía tan bien a los integrantes de la élite Dafean, algo que había olvidado preguntarle desde el principio.

—No… —respondió Ryan a secas.

—Entonces ¿cómo los conoces tan bien? —contrarió Agnis.

—Por Jareth…

La memoria de Agnis evocó el recuerdo de muerte de Jareth. Sintió un escalofrío.

—Lo siento… —dijo Agnis tratando de arreglar la situación.

—No es verdad… —Se mofó Ryan.

Agnis se enfureció: ¿cómo podía burlarse de un tema tan delicado como la muerte lo es? Acto seguido, se zafó de Ryan.

—No te molestes —apaciguó Ryan persiguiendo a Agnis.

—¿Por qué te burlas de los muertos? —rechistó Agnis, en seguida, se inmovilizó y dio una vuelta en su eje enfrentando a Ryan.

—Los conozco, porque soy su integrante delegado —confesó Ryan.

—¿No era que las élites no lo eran todo? —Agnis se enfureció más y se marchó.

—Cuando se está en guerra es mejor recordar a las personas con una broma —manifestó Ryan— que con duelo.

Agnis dejó de caminar.

—¿En guerra? —preguntó Agnis con incertidumbre.

—Desde la existencia de los nocturnos, el mundo mágico siempre ha estado en guerra —explicó Ryan.

—Ya sabes —añadió en seguida—, los nocturnos son poderosamente mágicos y, además, se proliferan con facilidad —puntualizó.

—No me parece —afirmó Agnis imaginándose que habían derrotado casi con facilidad a aquellos nocturnos del juego natural.

—¿Lo dices por los que has visto hace poco? —Agnis asintió. Ryan se mofó de la inocencia e ingenuidad de Agnis—. Ven —Lo agarró—, dejemos —Lo abrazó— que el mundo siga su rumbo —Agnis se sintió cálido— y nosotros el nuestro —Siguieron caminando.

Agnis, de manera brusca, se detuvo forzando a Ryan a que también lo hiciera.

—¿Ethan? —dijo Agnis con un comportamiento medroso.

Con una indumentaria un poco deshilachada, Ethan se localizó frente a ellos, no permitiéndoles seguir. Además, tenía el pelo un poco desarreglado.

—Lo estás asustando —dijo con ferocidad Ryan mostrando sus colmillos.

—No te entrometas, vampiro —enjuició Ethan.

Agnis dio un paso de miedo hacia atrás.

—Se supone que Jade me ordenó que me llevara bien con el conjurador de la élite Macapa —explicó Ryan dando un paso adelante—, pero yo —resaltó con un gesto recio— aún no soy integrante oficial de la élite Dafean —Sonrió mientras se quitaba el abrigo, acto seguido, lo arrojó a cualquier parte imaginable.

—Me alegro que lo hayas anunciado —decía Ethan mientras daba un paso delantero—, porque resulta que Sebastián me exigió llevarme bien exclusivamente con la élite Dafean, no mencionó alguna otra cosa —Sonrió de manera sarcástica.

—Chicos… —dijo Agnis.

—No intercedas —dijeron los chicos unánimemente. Agnis con un gesto de está-bien retrocedió un poco del campo de batalla para solo dedicarse a observar, aunque se estaba sintiendo un poco mal por la situación. Sin embargo, no podía hacer mucho, pues Ryan era un guerrero sobrenatural e Ethan era un conjurador esencial. En ese momento, Agnis era simplemente… Agnis.

De manera pronta, Ryan se transportó detrás de Ethan.

—Te confiaste, conjurador —desairó Ryan.

Ethan gesticuló certidumbre a través de su mirada maliciosa.




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