El Ser Mitológico

CUARTA ESCENA

La luz matutina había declinado ante la ruin luz crepuscular. La faz del crepúsculo sobre la figura geometral suscitó una variación drástica en la estructura intrínseca de su geometría. Sin embargo, ¿qué era lo que motivaba a dicha zona mágica para que cambiara ante la inmensidad del crepúsculo?

El grupo de Jonathan estaban ante una mezcolanza de objetos destruidos, lugares acabados, materiales despedazados. La tierra empezó a sucumbir agrietándose, alterándose, reformándose. Jonathan soltó un quejido.

—Resiste, Jonathan —exigió Rose—. «Hechicería espacial: domo abstracto» —hechizó Rose. Una caravana de símbolos se dibujó en forma de semiesfera alrededor de todo el grupo de Jonathan. Los chicos podían ver cómo la figura geometral se desfiguraba, cómo cambiaba de forma, cómo desaparecía de ese monstruoso lago.

El ala sangrante de Jonathan preocupaba a Katie, pues, después de todo, eso había pasado por intentar protegerla: una harpía intentó atacarla, pero Jonathan interpuso su ala derecha para recibir el golpe en vez de Katie.

—«Conjuración abnegada: sangre por sangre» —Katie dejó caer gotas de sangre de su mano en la parte afectada del ala de Jonathan. El sangrado de Jonathan se detuvo a cambio de un nuevo sangrado en la mano de Katie.

—No tenías por qué hacerlo —dijo Emma y le depositó su mano reconfortante en el hombro de Katie. Esta se molestó y se sacudió para que Emma le quitara la mano.

—Cállate —le gritó Katie—. Es mi culpa —dijo Katie dejando caer lágrimas sobre Jonathan.

—Eh… No pasa nada —calmó Jonathan a Katie—. Aún no he muerto —bromeó, pero esto hizo que Katie siguiera llorando.

Rose se acercó a Katie, se agachó y la miró a los ojos.

—No había necesidad de que lo hicieras —dijo Rose. Luego tomó la mano sangrante de Katie—. «Hechicería curativa: cláusula del sangrado» —hechizó Rose con toda la facilidad del mundo. El sangrado de Katie se detuvo cuando aparecieron unos símbolos que cosieron la cortadura que se había hecho para conjurar.

Katie asintió recuperando el sosiego.

—A ella si le haces caso —dijo Emma en voz baja mientras se alejaba de ellos.

La figura geometral ya había cambiado acorde a la luz crepuscular. Rose deshechizó la magia de protección que había convocado para resguardarse de los cambios abruptos de la figura geometral.

—¡Atrás! —ordenó Rose—. Crepuscular —avisó Rose con las manos abiertas para detener a los chicos.

Estaban en medio de un terreno pantanoso. Delante de ellos, había un duende, levitando, caricaturesco con una investidura colorida y, en su boca, sostenía una pipa que desprendía un poco de humo.

—Forasteros —acusó aquel duende—. Nos divertiremos —dijo el duende. Acto seguido, subió sus pequeñas manos y un poco más atrás de él se alzó una gigantesca piedra. Después, las manos del duende se abalanzaron apuntando hacia el grupo de Jonathan. La piedra, por encima del duende, arremetió contra ellos.

—«Conjuración másica: destrucción del objeto» —Rose apuntó con sus dos dedos, índice y corazón, en forma de arma y luego disparó. La piedra estalló en una implosión, destruyéndose desde afuera hacia dentro. 

El duende agarró a reírse de forma desconsolada. Más tarde fumó su pipa con rapidez liberando grandes cantidades de humo, que se localizó alrededor del grupo de Jonathan. El humo alrededor del grupo empezó a colorearse.

—Ruth, utiliza maleficios —ordenó Rose.

Como es bien sabido los seres supranaturales pueden conjurar, pero también pueden utilizar los mandatos de las deidades supremas según la raza del individuo, de manera semejante al sistema mágico de la conjuración. En este caso, Ruth a través de la conjuración puede utilizar el mandato de una de las deidades supremas que es el maleficio, perteneciente a la raza de los demonios.

—«Maleficio: expulsión demoníaca» —dijo Ruth alzando su mano. En un segundo, una gran fuerza de expulsión se llevó el humo y, con ello, todo el pantano. El duende seguía intacto.

—«Beneficio: golpe divino» —dijo Jonathan apuntando con su dedo índice al duende. Otra fuerza inexplicable golpeó al duende arrojándolo lejos. Jonathan tosió por haberse esforzado más de la cuenta.

—Bien hecho —felicitó Rose, preocupada, ojeando a Jonathan.

Desde el horizonte se formó un duende inmenso hecho de puro humo. El duende con uno de sus dedos señaló a todo el grupo y de él se desprendió un rayo morado electrificado. Rose dio algunos pasos raudos hacia adelante.

—«Sello hechizado: retribución mágica» —hechizó Rose. Delante de ella se esquematizó una proliferación de símbolos encadenados entre sí. Cuando el rayo morado tocó el hechizo, este fue absorbido por los inmaculados signos de la magia. Momentos después, la cadena de símbolos devolvió con fuerza el rayo morado a su dueño. El gigantesco duende de humo se esfumó.

De manera ágil, el duende levitó hasta donde se encontraba Rose y, dando un giro, la pateó, pero Rose con sus dos manos bien endurecidas detuvo la patada giratoria del crepuscular.

—«Conjuración espacial: atracción manifiesta» —Rose le dejó ver una sonrisa satisfactoria al duende, este retrocedió.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.