El Ser Mitológico

OCTAVA ESCENA

La distorsión espacial de la bola de cristal, de algún modo, había irrumpido dentro del barniz temporal. La luz matutina había vuelto a decaer ante el poderío de la luz crepuscular. ¿Qué era la luz crepuscular que al caer hacía decaer la luz matutina? ¿Es la luz matutina eso mismo que el pensamiento perece ante el sentimiento?

Una, otra y otra vez más daban vueltas de aquí para allá y de allá para acá en un vaivén fogoso de la figura geometral.

—Has perdido suficiente energía —dijo Rose depositando su mano sobre el hombro de Emma—. Jonathan —mencionó Rose.

—«Conjuración espacial: cuerpo etéreo» —conjuró Jonathan e hizo un movimiento circular de dedos. La distorsión espacial de Emma desapareció, de manera que el cuerpo etéreo se presentó paleando las transiciones fragosas de la figura geometral. 

Emma descansó por un rato, estaba agotada de haber utilizado su magia de sobrenatural por un lapso de tiempo siempre considerable. Por su lado, Jonathan ya se había recuperado, preparándose para el combate próximo, cualquiera que fuese.

De manera imprevista, un tigre antropomórfico con un voluptuoso sobretodo enterizo detuvo la bola de cristal. Luego les echó una mirada sobrecogedora con sus tres ojos iluminados. En su otra mano sostenía un extenso pincel.

—Crepuscular —avisó Rose—. Ruth, sácanos de aquí —ordenó Rose con prontitud.

El crepuscular alzó la mano a punto de arremeter un golpe crítico.

—«Conjuración angelical:…» —trató de conjurar Ruth, pero el crepuscular fue más ágil.

La bola de cristal se quebró en pedacitos. El grupo de Jonathan salió expulsado por los aires. Ruth, con sus alas demoníacas, recibió a Emma contra sí. Jonathan, con sus alas angelicales, obstruyó la caída de Katie. Rose, a punto de caer, colocó su mano derecha sobre el suelo dando un pequeño giro y se impulsó cayendo de pie, totalmente intacta.

—Es un Rakshasa… —nombró Rose maravillada.

—Imputados con el mandato del beneficio —explicó Jonathan.

Se rumorea que los Rakshasa anteriormente eran seres cambiantes del animal tigre que, más tarde, fueron imputados por la deidad suprema de la raza angelical con el mandato del beneficio. Así, se convirtieron en crepusculares constreñidos por el perjurio del mandato de los ángeles. Ahora, los Rakshasa, guerreros célicos, estarían destinados a acabar con el mal, por ínfimo que fuese.

—«Encantamiento: luz del olvido» —El Rakshasa con su largo pincel dibujó una línea horizontal en frente del grupo de Jonathan y, en un instante, se liberó una luz de energía que encegueció a Emma y a Ruth. Los demás quedaron ilesos.

Emma y Ruth cayeron sobre el suelo frondoso gimoteando del escocer de sus ojos. Ruth, iracunda, gruñó mientras su instinto demoníaco había sido despertado.

—«Maleficio: danza de dolor» —Los ojos de Ruth se recuperaron ennegreciéndose y luego ocasionaron un destello oscuro de luz que se coordinó de manera cóncava hacia el Rakshasa. La expansión cóncava de dicho destello iba quemando todo a su paso.

Katie se acercó a Emma para ayudarla.

—Déjame ver tus ojos —exigió Katie. Emma accedió. Katie se sorprendió al analizar los ojos de Emma—. Se recuperarán pronto —le dijo Katie a Emma para aliviarla. «La sangre de Agnis la ha hecho resistente a los mandatos de las deidades supremas», pensó Katie con un tono enigmático.

 El Rakshasa, impertérrito, trazó un espejo delante suyo.

—«Encantamiento: reflejo beatífico» —encantó el Rakshasa.

A medida que la expansión cóncava se iba aproximando al Rakshasa, el espejo encantado iba aspirando de manera convexa dicho monstruoso ataque de Ruth. Después de haberlo succionado por completo, lo devolvió con más potencia, pero esta vez en forma cóncava.

Jonathan se adelantó a todos.

—«Beneficio: plegaria del ángel» —Las alas de Jonathan se enardecieron en un resplandeciente aleteo, el cual generó una ventisca protectora que esparció y desvaneció a lo lejos la magia devuelta del Rakshasa.

El Rakshasa lanzó su pincel contra el grupo de Jonathan.

—La tinta es selladora —avisó Rose mientras prevenía el ataque del Rakshasa.

Emma cogió con prontitud a Katie y ambas se alejaron del pincel. Lo mismo hicieron Ruth y Jonathan en un aleteo de vuelo.

—«Sello encantado: mechones atributivos» —encantó Katie y en seguida se arrancó unos cuantos mechones y los arrojó contra el pincel. Los mechones se enrollaron sobre el pincel.

—«Encantamiento: cancelación posesiva» —encantó el Rakshasa. El pincel cubierto de mechones se chamuscó y cuando la llama se apagó, el pincel reapareció en las manos del Rakshasa.

Más adelante, Rose se concentró para dejar fluir la magia.

—«Hechicería de invocación: libro de símbolos» —hechizó Rose. Todo el ambiente se convirtió en un libro rodeado de puros símbolos ilegibles—. «Hechicería de formación: dragón simbólico» —continuó hechizando Rose. Todos los símbolos del ambiente tomaron la forma de un dragón de medio tamaño, el cual se localizó por encima de Rose—. «Hechicería: pendencia del gran dragón simbolizado» —Los ojos-grafos del dragón se tornaron rojizos, sus fosas nasales botaron un vapor de signos y después arremetió contra el Rakshasa.




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