El Ser Mitológico

SEXTO ACTO

Ante la presencia de los supremos se escuchaba el retronar de los aplausos de los seres mágicos. Los supremos del mundo mágico son autoridades elitistas, electos por los seres de cada mundo mágico; por dicha razón, el primer supremo es escogido por el mundo natural; el segundo supremo, por el mundo sobrenatural; y el tercer supremo, por el mundo supranatural. Siendo un total de tres supremos por cada mundo mágico. Los seres esenciales votan de acuerdo a su naturaleza mágica: hechiceros como seres naturales, encantadores como seres sobrenaturales y conjuradores como seres supranaturales. Exclusivamente, los seres esenciales nacidos de seres esenciales pueden ser elegidos para supremos.

—Damos la bienvenida, a los integrantes delegados, al mundo mágico del elitismo —dijeron los supremos sin discrepancia.

—Como es bien sabido, la petición elitista es dada por la magia modal —presentó uno de los supremos con portes explicativos elegantes.

—Que consiste en la resolución de una coyuntura mágica modal del mundo mágico —prosiguió otro de los supremos con una voz más ronca.

—Permitiendo, de este modo, que el integrante delegado se una, a través de la hechicería —Su tono bajó—, a la élite —continuó el tercer supremo.

—Sin embargo —advirtió el primer supremo—, la no resolución de la coyuntura mágica modal no solamente los traerá a la realidad sin más, sino que el integrante delegado quedará deslindado para siempre de la élite en cuestión —explicó con un ademan cauteloso. 

—¡Qué inicie la era de la petición elitista! —dijeron los supremos al unísono con un tono acogedor. Luego desaparecieron de la ciudad hechizada.

—¿Magia modal? —le preguntó Agnis a Ethan, pues ahora se habían vuelto más cercanos después de todo lo sucedido.

—La magia modal —dijo Ethan con un porte de profesor— es la que nos permite utilizar la magia a través de modalidades —Agnis esbozó una expresión de incomprensión— como lo que pasó, lo que puede pasar, lo que fue, lo que se sabe o no se sabe…

—¿Cómo viajar en el tiempo? —preguntó Agnis de manera insensata.

—Algo así —contestó Ethan mientras lo despeinaba. Luego cuando se dio cuenta que Ryan se avecinaba, Ethan se marchó.

—Hola, guapetón —le dijo Ryan a Agnis.

Agnis se volteó y lo besó abrazándolo desde el cuello, pues Ryan era más alto que Agnis.

—Venía a desearte suerte —dijo Ryan con una sonrisa romántica.

Más allá, por donde Ryan había venido estaban Jade y Sebastián.

—Espero que te vaya bien —dijo Jade colgada de Sebastián.

—Lo mismo te deseo —dijo Sebastián y después la besó con una sonrisa en sus labios.

En la periferia de la regulación mágica de la hechicería había demasiada gente alborotada hablando, charlando, encomiando e, incluso, maldiciendo. Dentro de estas personas, Jonathan estaba deseándole suerte a Katie, de igual manera lo hacía Ruth a Emma. Estas también les devolvieron la suerte. Todas las élites se empezaban a preparar para entrar a la regulación mágica de la hechicería para iniciar su proceso de petición elitista. Sebastián se despidió de Jade, deseó suerte a la élite Dafean y se alejó. Durante el camino, Sebastián arrastró a Agnis del cuello de su camisa holgada.

—Que te vaya bien —dijo Agnis aleteando, con cara de enamorado, a Ryan, mientras tanto era arrastrado por la fuerza brutal de Sebastián.

La élite Macapa entró a la regulación mágica de la hechicería y esta los transportó de inmediato a una habitación. En el suelo había dos hechizos complejos: un símbolo inmenso con grandes complejidades del trazo que desembocaba en una fina línea hacia otro símbolo semejante, pero menos proporcionado.

—¿Esto es…? —preguntó Agnis visualizando el lugar.

—El hechizo más grande es para la élite —mencionó Ethan mientras se acomodaba.

—El más pequeño es para el mentor delegado —completó Emma.

—O sea tú —se refirió Katie con una voz alegre.

Agnis se achicó. Sebastián se percató.

—Lo harás estupendo —dijo Sebastián deseándole suerte.

—¿Y si no puedo? —preguntó Agnis. Los chicos guardaron un silencio incómodo. Agnis sabía la respuesta: significaba que Agnis no iba a hacer parte de la vida de ellos.

—Nosotros sabemos que puedes —habló Katie por todos.

Agnis se acurrucó en posición de meditación sobre el hechizo que había sido dibujado específicamente para él.

—Ten en cuenta —comentó Ethan para advertirle con un tono afectuoso— que la petición elitista para un mentor no se enfoca en su fuerza de élite, sino en su conocimiento de élite.

Con profundidad, Agnis cerró los ojos y tomó un respiro. Se imaginó una fotografía mental de la élite Macapa: veía a Sebastián como la cabeza de la casa, a Katie distraída revoloteando alegre, a Emma la veía seria, pero pendiente de Katie, y a Ethan, por supuesto, circunspecto y con un comportamiento reacio. Así se imaginaba a su familia: ahora faltaba él en esa fotografía familiar. Se imaginó a sí mismo como el niñato de la familia. Se sumió en el sueño eterno del hechizo, camino hacia la petición elitista.




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