El Ser Mitológico

SEXTA ESCENA

—«Encantamiento elemental: chorro de agua» —encantó Katie con su varita mágica. La varita mágica de Katie estaba compuesta de titanio: una vara de titanio y, en su ápice, tenía una figura lunar acristalada con brillo oscuro que, al mismo tiempo, circunvalaba una esfera de cristal con brillo solar en su interior.

Agnis rotó su báculo acristalado haciendo que el «chorro de agua» de Katie se orientara hacia otra dirección.

—Estás lista —dijo Agnis con voz ansiosa.

—¿Para combatir sola al titán sobrenatural? —cuestionó Katie fijándose que Agnis había perdido la cabeza.

—¿Quién dijo que lucharías sola contra Emma? —Agnis se atrevió a nombrarla.

—Nunca llames por su nombre a los tres jinetes del mundo mágico —avisó Katie.

—¿Jinetes? —preguntó Agnis con un tono de asombro.

—Sí —dijo Katie con un gesto de hombros—, ya sabes al superhombre natural, al titán sobrenatural y —Katie esbozó un terror en sus ojos— al colosal supranatural.

Agnis supuso que el colosal supranatural era Ethan y vaya que sí lo era, pues recordaba su pelea con él en la aldea de los lobos. Luego se echó a reír en carcajadas cuando se dio cuenta que, más adelante, Katie, la princesa de los seres esenciales, iba a ser amiga de los jinetes del mundo mágico y, además, se asombró al darse cuenta cómo los tres jinetes podrían llegar a llevarse bien juntos sin antes recurrir a insondables batallas mágicas.

—«Encantamiento dimensional: mundo sobrenatural» —encantó Agnis lanzando su báculo por los aires, pero este regresó de una vez sin producir magia. Agnis se agazapó contra el suelo y se fijó en las grietas rocosas.

—Metamorfosis mágica —manifestó Agnis recordando la primera vez que había conocido a la élite Macapa.

—¿Ah? —se desconcertó Katie.

—Mi magia está tratando de adaptarse en este mundo mágico —dijo Agnis pensando cómo iban a llegar a la dimensión sobrenatural desde la dimensión natural. 

—¿Cómo viajan entre dimensiones? —preguntó Agnis a Katie.

—Algunas partes de las dimensiones están conectadas —mencionó Katie—, pero ninguna de ellas nos dejará lo suficientemente cerca del titán sobrenatural.

Agnis maldijo, pues no tenían demasiado tiempo. Ya habían gastado el suficiente en adiestrar a Katie.

—Sin embargo —dijo Katie con un tono especulativo, en tanto que se metía en medio de unos arbustos—, los unicornios son seres sobrenaturales que viajan entre dimensiones.

Agnis se metió dentro de los arbustos al igual que Katie y logró ver delante de él un unicornio. Tanto Katie como Agnis se subieron al unicornio, con la excepción de que Katie iba cabalgarlo. A medida que el unicornio aceleraba su velocidad, todo su alrededor se distorsionaba. Agnis se estaba mareando. La asta del unicornio se coloreó como un arcoíris, creando un campo de refracción de la luz a su entorno. De repente se encontraban en el mundo sobrenatural.   

Agnis se bajó del unicornio y aguantó las ganas de vomitar. Katie se abalanzó contra Agnis y juntos rodaron hacia un arbusto. Mientras rodaban, Katie le tapó la boca para que no hiciera ruido. Agnis pudo ver que varias hadas guerreras estaban haciendo guardia en el lugar. Las hadas se largaron. Katie le devolvió la voz a Agnis.

—La luz crepuscular cayó —dijo Agnis según sus costumbres mágicas—: los crepusculares no demorarán en salir, debemos refugiarnos —Agnis jaló a Katie, pero esta se resistió.

—¿Crepusculares? —preguntó Katie sin entender a lo que Agnis se refería.

Agnis cayó en cuenta.

—Los crepusculares —explicó Agnis— serán la nueva raza que se implantará con la llegada de mi sistema mágico.

Katie dio un paso de desconfianza hacia atrás.

—¿A qué te refieres? —inquirió Katie con una voz tajante.

—Mi sistema de magia despoja a todo ser de la magia mística —explicó Agnis.

—¿Por qué? —preguntó Katie traicionada.

—Porque la magia mística nos encarcela a nuestro destino como especie —comentó Agnis—, mientras que mi sistema mágico nos permite decidir como especie y los crepusculares —dijo Agnis con tono frío— tomaron su decisión.

Katie dio otro paso atrás.

—Mira —dijo Agnis acercándose—, quizá no lo entiendas ahora y no debes —enfatizó mientras tomaba su mano—, pero más adelante todo será más claro —expresó Agnis—, confía en mí —musitó Agnis para que exclusivamente Katie lo escuchara.

Katie aceptó. Luego le señaló la ruta hacia el titán sobrenatural, siempre atentos y evasivos a la guardia de los seres sobrenaturales guerreros.

Desde lejos, Agnis visualizó a Emma: literalmente era un titán. Medía más de tres metros, sus ojos eran blancos opacos, su tono de piel era grisácea y, además, tenía unas orejas puntiagudas características. Sus partes púbicas estaban cubiertas de una tela herbácea.

—Cuidado —advirtió Katie—, el titán sobrenatural es conocido por ser un híbrido —dijo Katie, pero Agnis no se sorprendió—, lo cual le permite rearmarse varias veces.




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