El Ser Mitológico

SÉPTIMO ACTO

Agnis se percató de que sentía sus lágrimas caer por todo el plano de su mejilla sonrojada. Agnis entreabrió los ojos: pudo ver a los chicos amontonados viéndolo. Agnis se abalanzó contra ellos haciendo que cayeran hacia atrás. Agnis empezó a balar. Los chicos se sorprendieron.            

—Por favor… —decía Agnis con un sollozo dramático entre las palabras— no me vuelvan a dejar…            

—Aunque quisiéramos, no podemos —dijo Ethan con un tono cortante, pero afectuoso.            

Agnis apartó su cara un poco de ellos: ¿qué era lo que Ethan quería decir con eso?            

—¿Por qué? —preguntó Agnis mientras se secaba las lágrimas.            

—La petición elitista —dijo Katie mientras le ayudaba a secar las lágrimas— es la reencarnación de Natus Vincere.           

Agnis se consternó.            

—Nosotros cinco —dijo Sebastián con un tono filial— somos descendientes de Natus Vincere.

Agnis retrocedió un poco: ¿acaso Sebastián estaba bromeando?            

—Y, por ello, somos el último Natus Vincere —declaró Ethan.           

—Porque nosotros no somos reencarnaciones de Natus Vincere, sino descendientes de ellos —explicó Emma para que Agnis no tergiversara la situación.           

—Nosotros cuatros somos los descendientes de los guardianes de los seres mágicos —dijo Katie tratando que Agnis entendiera—. Tú, nuestro mentor, eres el descendiente del guardián del mundo mágico.           

En parte Agnis se alegró por haberse podido ligar a la élite Macapa, pero a la vez seguía confundido y conmocionado.

—¿Lo sabían todo este tiempo? —consultó Agnis ofendido… traicionado.

—No… —dijo Sebastián.

—La reencarnación modal de Natus Vincere no nos permitía recordar quiénes éramos en este mundo —dilucidó Ethan.

—Sino que nos hacía creer que éramos la reencarnación de Natus Vincere —completó Emma.

—Cuando, en realidad, solo éramos descendientes de ellos —dijo Katie con un matiz de culpa.

—Estábamos obligados a creer que éramos nuestros antepasados —dijo Sebastián al ver la expresión de incomprensión de Agnis.

Agnis seguía sin entender la situación: ¿cómo así que nuestros antepasados? No lograba entender el referente.

—Soy descendiente de la princesa de los seres esenciales —se presentó Katie por primera vez para que Agnis empezara a comprender—, no soy la reencarnación de la princesa de los seres esenciales como creía. 

—Descendiente del superhombre natural —manifestó Sebastián.

—Descendiente del titán sobrenatural —dijo Emma haciendo portes de supremacía.

—Descendiente del colosal supranatural —se presentó Ethan con un coqueteo. Al menos, Agnis ya reconocía de dónde provenía el galanteo de Ethan.

—¿Y quién es mi antepasado? —preguntó Agnis desconcertado.

—Eres descendiente del ser mitológico —puntualizó Katie.

—¿El ser mitológico? —preguntó Agnis.

—El ser mitológico es el guardián del mundo mágico —explicó Ethan con un tono exasperado—, el ser que se puede mover a través de toda la magia.

El recuerdo de la pelea contra el colosal supranatural sobrevino en Agnis. Se acordaba que había utilizado el beneficio de la deidad suprema de los ángeles y, en parte, creía que era debido a Bonum que había podido utilizar ese tipo de magia. ¿Había sido siempre Agnis el que manipulaba ese tipo de magia sin siquiera notarlo?

—Entonces, ¿quiénes son Bonum y Malum? —preguntó Agnis, como si todo lo que en un pasado le hubieran contado, se estuviera ahora derrumbando.

Los chicos sintieron un dolor intenso en su cabeza.

—No lo sabemos… —contestaron con discrepancia.

—¿No lo saben? —cuestionó Agnis enojado.

—Ahora solo somos descendientes de Natus Vincere… —dijo Sebastián.

—Posiblemente los últimos descendientes —comentó Ethan con jaqueca.

—El velo de los recuerdos modales de nuestros antepasados se fue —afirmó Emma mientras fruncía el ceño.

—Agnis, sabemos igual o menos de lo que tú sabes —dijo Katie exagerando su dolor de cabeza.

—Pero sabemos lo más importante —amortiguó Sebastián—: lo que somos.          

De modo repentino, una sirena se empezó a escuchar en la ciudad mágica.            

—¿Qué es…? —preguntó Agnis.            

—La ciudad mágica está siendo atacada —intervino Ethan con sorpresa en su forma de hablar.




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