El Ser Mitológico

PRIMERA ESCENA

El velo piramidal de la ciudad mágica estaba rodeado de una aglomeración de seres nocturnos, sin contar la cantidad copiosa de seres crepusculares que se avecinaban tras el ocaso de la luz matutina. Dentro de la ciudad mágica, estaba repleta de élites delictivas, entre ellas, Las Dificultades.

La élite Macapa salió de la regulación mágica de la hechicería a la ciudad hechizada. La primera escena que visualizaron fue: cómo uno de Las Dificultades estaba asiendo del cuello a Jade. Lo más impactante era que aquel integrante delictivo de la élite Las Dificultades era Jareth.

—¿Cómo es posible? —preguntó Agnis con un rostro desconcertado.

Jareth empezó a asfixiar a Jade. Sebastián se adelantó, pero se detuvo al ver que Jareth poseía una daga hechizada, justo apuntando sobre su estómago.

—No la mates —rogó Agnis como si fuese a llorar.

Jareth se burló de la ingenuidad de Agnis.

—No es a Jade a la que debo matar —respondió muy ávido.

De improviso, Ryan lo interceptó, zafó a Jade de las manos de Jareth y la lanzó hacia Sebastián. Este cogió con agilidad a Jade. Ryan mandó un golpe hacia el pecho de Jareth, pero este saltó, le colocó una mano en el hombre de Ryan, se impulsó sobre su hombro y se trasladó hacia la espalda de Ryan en una pirueta implacable.

—¡Cuidado! —gritó Agnis mientras corría hacia Ryan.

Ryan se volteó hacia atrás; Ryan soltó un quejido: Jareth había apuñalado el corazón de Ryan con la daga hechizada. De las comisuras labiales de Ryan, se emanó una cantidad efusiva de sangre. Ryan comenzó a caer hacia el piso. Agnis se adelantó con una velocidad sobrenatural y sostuvo a Ryan entre sus débiles brazos.

—No… —Sollozo— por favor… —Quejido de culpa— no me dejes… —decía Agnis mientras revoloteaba sus manos sobre Ryan tratando de curarlo, de devolverlo a la vida… no, de devolverlo a su vida— esto es aún petición elitista… —deliraba Agnis— debe ser magia modal —dijo Agnis, entre tanto perdía la cordura.

—Tranquilo —le dijo Ryan mientras su vitalidad se disipaba. Luego se acercó Jade, destrozada, a auxiliarlo.

—Fuiste un tributo demoníaco —acusó Ethan al ver a Agnis sufrir.

—Nunca fui yo —expresó Jareth con una frialdad—: siempre fue él —Jareth señaló a Ryan.

—No mientas —dijo Katie enfurecida por la traición, adolecida de lo que había sentido por Jareth—, el demonio habló de sacrifico —dijo Katie entre lágrimas mientras arrancaba a su Jareth del bastardo que, en realidad, era— y esto —Katie indicó— es un homicidio.

De pronto, los otros integrantes delictivos de la élite Dificultades aparecieron al lado de Jareth, quedando este en la tercera posición de izquierda a derecha

—Te equivocas —contrarió Jareth con una sonrisa irónica—, yo solo inicié el ritual del sacrifico: «El sacrificio adeudado del tributario hacia su amor a través del tiempo…» —le recordó Jareth a la élite Macapa—. Yo no soy el tributario —estipuló Jareth. Si Jareth no era el tributario, entonces ¿quién estaba obligado a dar el tributo al gran demonio antiguo de la ilusión Mara?, más bien, ¿quién era el tributo del gran demonio antiguo de la ilusión Mara?

«Le has rezado a Malum y Malum te ha escuchado», le dijo Malum a Agnis. De manera súbita, Agnis arrancó el corazón flácido de Ryan de su cuerpo. La élite Macapa escuchó el sonido pegajoso de la sangre del corazón. Ryan le guiñó el ojo e intentó decir «adiós, guapetón». Agnis había sentido que unos sentimientos repentinos habían aparecido, pero siempre supo que esos sentimientos eran suyos y de nadie más. Agnis había arrancado el sentimiento de Ryan. Las cenizas de Ryan se las llevó el viento. El viento se las arrebató de la mano a Agnis. La élite Macapa estaba espasmódica.

Agnis pegó un grito interno, alzó su cabeza sobre los firmamentos y un haz laminar negruzco se desató de sus ojos y de su fina boca. Dicho haz laminar destruyó la protección piramidal y se concentró en las nubes. Las nubes, aglomeradas, comenzaron a girar en un solo punto como si se tratase de un huracán vaporoso. Dichas nubes se oscurecieron trasluciendo la época del mal personificado venidero.

El pelo de Agnis se tiñó de nieve, limpiando cualquier mancha pecaminosa. Malum había dejado el ser de Agnis. Malum le había rezado a Agnis para que le devolviera su libertad de la misma manera en que Malum lo había liberado del control de Bonum, para que así pudiera salvar a Ethan. Sin embargo, a cambio, las plegarias rezadas de Agnis hacia Malum habían reivindicado el sacrificio del amor de Ryan por el amor incipiente de Ethan. Por consiguiente, la manera en que el ser de Agnis pudo responder a las plegarias de Malum era sacrificando lo que en ese momento correspondía a sus plegarias rezadas para Ethan: Ryan.

Arrancarle los sentimientos a Ryan era, para Agnis, como desgarrase a sí mismo de sus propios sentimientos tira por tira, hilo por hilo, pedazo por pedazo. Agnis se desmayó de tanto delirar. Ethan lo alzó en sus brazos y reconoció el aroma especial de la flor de loto. Ethan volteó a ver a Las Dificultades. 

—Fueron ustedes los que despertaron a mi Dracoliche —dijo Ethan revelando la identidad de Las Dificultades.

Katie se percató que era una estrategia para despertar a Bonum.

—Hicieron que Agnis le rezará a Malum para que quedara en deuda… Por eso querían que Agnis e Ethan lucharan…




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