El ser que habita en mi

RUMBO A ESPAÑA

Había pasado exactamente un día desde la recuperación de Gabriel. Padre había decidido darle unos días de descanso para asegurarse de que su recuperación era completa. Eso nos permitiría pasar tiempo juntos, recuperar el perdido; además de esta forma podría descubrir toda la verdad. Le preguntaría por su medallón, por el hecho de porque aparecía mi madre en él, si llegó a conocerlos y si yo era la culpable de su muerte a causa de mis poderes. Tenía tantas preguntas por hacer en mi cabeza, rondando durante tantos años, que pensar que podrían obtener una respuesta me llenaba de alivio.

Nos encontramos tumbados en su habitación, ambos abrazados con fuerza sobre la cama, temerosos de que esto solo sea una simple ilusión. Me encuentro girando con los dedos de mi mano su medallón que cuelga sobre su cuello.

-¿En que estás pensando?-me pregunta acariciando el cabello con suma delicadeza.

-En demasiadas cosas; pero ahora solo quiero disfrutar de este momento a tu lado. Deseo escuchar tus latidos, sentir tu respiración y tu mano en mi pelo, y que todo eso en conjunto hagan fluir una corriente agradable por mi cuerpo.

Se gira para ponerse de costado y quedar frente a frente. Sus ojos azules tan hermosos y llenos de vida impactan contra los míos.

-A partir de hoy estaremos siempre juntos. No me voy a separar de ti de nuevo, aunque eso signifique quebrantar alguna regla.

Acto seguido nuestros labios se funden en un beso, que poco a poco se va profundizando. Nuestras manos buscan sentir el cuerpo del otro en una lucha desesperada. Gabriel introduce sus manos en el interior de mi camiseta, y con estas empieza a acariciarme la espalda lentamente, haciendo que la piel se me erice con su simple contacto. Yo por mi parte consigo quitarle su camiseta, dejando a la vista su cicatriz en el costado. Me dirijo a esta y la acaricio con cuidado para luego depositar un beso en esta y dirigir mis labios a su boca a continuación. Acabo a horcajadas encima de él, sintiéndome segura conmigo misma, porque eso es lo que consigue Gabriel. Mi camiseta acaba desapareciendo unos segundos después junto con mi sujetador.

-Eres el ser de luz más maravilloso que ha existido mi precioso Lirio azul-me dice Gabriel juntando nuestros labios de nuevo.

Nuestros cuerpos semi-desnudos se unen, transmitiendo el calor de uno al otro. Nunca me había sentido así antes en toda mi vida. Gabriel me volvía completamente loca con cada gesto, palabra, acaricia, por lo que dentro de mi ser sabía que el era el único al que amaba, el único al que me llegaría a entregar.

-¿Estás segura de esto?No tenemos que hacer nada si no estás preparada. Por ti puedo esperar lo que sea.

-Estoy completamente segura-respondo-Nunca en mi vida había estado tan segura de algo; pero...

-Está bien, lo sé y no quiero que te preocupes por ello. Voy a hacer que esta primera vez juntos sea mágica para los dos, voy a intentar que sufras lo menos posible. Iré con cuidado porque lo que menos deseo en este mundo es hacerte daño.

Observo como abre uno de los cajones y saca de él un envoltorio plateado que coloca sobre la mesilla. Es definitivo. Voy a entregarme a Gabriel porque lo amo. Segundos después hemos conseguido sacarnos nuestros pantalones, y el juego del deseo y la pasión vuelve a iniciarse. Nuestras piernas están entrelazadas y nuestras manos explorando nuestros cuerpos, cada rincón con el objeto de encontrar el puro placer. En la habitación, el único ruido que se escucha es el de nuestras respiraciones agitadas junto con nuestros jadeos de placer.

Sentimos llamar a la puerta seguido de nuestros nombres.

-Gabriel, Lucinda sentimos molestaros, pero Padre os reclama para una reunión urgente en la sala de reuniones.

-Iremos en un momento. Gracias por avisar-Comenta Gabriel.

Nuestro momento acaba de romperse. Nos observamos el uno al otro. Nuestros labios están hinchado y nuestro cabello totalmente desordenado, como si recién hubiésemos salido de un huracán.

-Creo que vamos a tener que dejarlo para otro momento-Me dice Gabriel basándome la frente y empezando a vestirse.-Parece algo importante.

Agarro mi ropa y empiezo a vestirme, aun sintiendo en mi interior el placer vibrar con fuerza. Me dirijo al cuarto de baño en donde me peino, intentando desenmarañar el cabello que termina atado en una coleta alta.

-Me gusta como te queda-Me comenta Gabriel mirándome a través del espejo.

- Siempre me ha gustado más suelto pero después de lo que acabamos de hacer...-siento mis mejillas empezar a calentarse como fruto de un rubor incipiente- estaba hecho un lío.

-Te veías hermosa igual. Siempre te ves hermosa, incluso ahora con las mejillas sonrojadas.-Comenta abranzandome desde atrás y besándome en el cuello-¿Estás lista?

-Si-respondo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.