El ser que habita en mi

INFILTRADO

Nos vemos sumergidos los tres en el mar: yo, Gabriel y el piloto. Ambos llevamos puestos nuestros chalecos salvavidas, siendo simplemente desde las alturas unos simples puntos naranjas que no se pueden ver gracias al intenso humo que lo que había sido nuestro transporte desprende.

Noto el agua helada por todo mi cuerpo, produciéndome escalofríos. Si no fuese por la rápida actuación de Gabriel no estaríamos vivos.

36 minutos antes:

-Bienvenidos a España-Nos dice el piloto.

Gabriel y yo nos miramos intercambiando una sonrisa. El mar Mediterráneo se extiende bajo nuestros pies y delante de nosotros ya podemos contemplar las luces de Barcelona. Todo ha salido a la perfección, los Oscuros no se han enterado de nuestra escapada, por lo que estamos a salvo de momento.

Sentimos un fuerte golpe sobre uno de los motores del avión, que empieza a desprender humo.

-Acabamos de perder un motor-Oímos gritar al piloto-No es normal. El avión fue perfectamente revisado antes del despegue.

Los nervios empiezan a florecer en mi interior, cuando vislumbro en Gabriel  una sombra de preocupación en su rostro. Este me abraza con fuerza y me besa en la frente.

-Tranquila, todo saldrá bien-me dice mirándome a los ojos y poniéndome un chaleco salvavidas. Vamos a ponernos esto por si acaso; pero un avión puede funcionar sin un motor-Asiento en su dirección, y me abrocho el chaleco.

Observo como Gabriel hace lo mismo y se dirige a la cabina del piloto. Pasan algunos minutos hasta que regresa después de un segundo estallido, junto con el piloto

-Me temo que vamos a tener que dejar el avión. Los dos motores se han visto afectados-Dice el piloto, colocándose el chaleco-Estámos cayendo en picado. Esto solo puede ser obra de los Oscuros. ¿Pero cómo lo han adivinado?

- Me temo que hay un infiltrado entre nosotros, de ser así ya no podemos fiarnos de nadie. Me dijiste que no fuiste capaz de contactar con los iluminados de Barcelona para informarles se nuestra cercana llegada.

-Así es. Lo traté varias veces; pero nadie respondió.

A cada instante que pasa, me pongo más y más nerviosa. Gabriel parece percibirlo porque me abraza con fuerza.

-Vamos a estar bien. No voy a perderte de nuevo-A continuación me besa de manera rápida, fugaz.

Gabriel, a continuación, nos agarra a mi y al copiloto con fuerza y lo siguiente que siento es el agua helada.
Los tres observamos como el avión acaba en el mar. Si no fuese por la rápida actuación de Gabriel los tres estaríamos muertos

-¿Estáis los dos bien?-Pregunta el piloto-Ambos asentimos.

-¿Qué has hecho Gabriel? ¿Cómo es posible que estemos aquí en medio del mar?

-Nos hemos teletransportado. Es una de mis cualidades. Lamentablemente solo puedo hacerlo hacia algo que veo con claridad.

-Nos has salvado la vida, pero ahora la pregunta es ¿Hacia donde vamos? Si de verdad hay infiltrados entre los Iluminados, sabrán de nuestra llegada a Barcelona y nos estarán esperando-Comentó el piloto.

-Nuestra única solución ahora es ir hasta allí y averiguarlo. Podemos hacer que no nos reconozcan-comento, al tiempo que ambos me miran-Disfracémonos y descubramos la verdad.

-Es demasiado arriesgado ir los tres a averiguarlo. Si hay un infiltrado sabrán que éramos tres personas las que salimos de Capri, por lo que levantaríamos sospechas. Es mejor que solo vaya uno. Dejadme a mi, es a vosotros a quiénes realmente quieren.

Veo a Gabriel dudar ante la oferta del piloto. Lo conozco demasiado bien para saber que arriesgaría su vida antes que ver a algunos de los suyos en peligro.

-Permíteme que lo haga. Nadie me reconocerá. Sé infiltrarme perfectamente. Uno de mis poderes es cambiar de aspecto, lo cual me facilitará integrarme en la catedral y averiguar lo sucedido.

-Está bien, eso haremos; pero si por un solo segundo ves que te encuentras en peligro huye y encuéntranos-Ambos se dan la mano-Ahora lleguemos hasta la ciudad y encontremos un refugio donde resguardarnos. La ventaja que tenemos y que podemos aprovechar es que creen que estamos muertos.

Los tres empezamos a nadar, acortando la distancia que nos separa de la ciudad de Barcelona. Cuándo llegamos a la orilla, Gabriel impone sobre nosotros un campo de invisibilidad para no levantar sospechas entre los jóvenes que se encuentran el la playa. Los tres vamos recorriendo varias calles hasta dar con un pequeño hostal en el cual nos decidimos alojar.

Elegimos dos habitaciones distintas: una para mi y Gabriel y otra para el piloto. Una vez en la nuestra, Gabriel me abraza y besa con fuerza. Nunca antes me había besado así, con miedo y desesperación.

-No se que haría si te perdiese de nuevo.-Me dice todavía abrazándome.

Nuestras ropas todavía siguen mojadas por lo que puedo sentir y percibir a la perfección los músculos de Gabriel bajo su camisa. Soy incapaz de concentrarme en ese mismo instante, y mas sabiendo que si yo soy capaz de percibir sus músculos el también puede percibir mis pechos tras la camisa que se pega sobre mi piel. Me siento avergonzada, pero al mismo tiempo con ganas de sentir sus labios sobre los mios con fuerza.

-Es mejor que te vayas a duchar y te cambies. Estás todavía mojada y helada-Me dice separándose de mi-Yo mientras voy a hablar con nuestro piloto para organizar todo. Te veo luego- Me dice basándome la frente y dejándome sola en la habitación.




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