El ser que habita en mi

LO QUE DARÍA POR VERLA

       Y ahora quiero enamorarme.
-Este mundo va a romperte siempre el       corazón-
          Y ahora quiero caer en el deseo.
-Este mundo va a romperte siempre el          corazón.-
Mi amor.
-Este mundo va a romperte siempre el corazón.-
Mi...
-Este mundo va a romperte siempre el corazón.-
                        Mi momento (mi tiempo)
-Este mundo va a romperte siempre el corazón.
 


HIM - Wicked game 

G

abriel:

Acabo de llegar de nuevo a Capri. Parece mentira que sienta que hace años que no he estado aquí, cuando apenas unos meses atrás había dejado la ciudad con destino a Roma. Acompañado me dirijo a la pequeña sede que tenemos aquí en un almacén reformado. Casi todo el mundo cree que se trata de una sede destinada a la ivestigación pero realmente es y siempre ha sido mi hogar.

Me instalo en la que era mi habitación, comprobando que nada ha cambiado, auque verdaderamente todo se ha modificado. Ahora se de la existencia de Lucinda, de su cálida luz y de lo importate que ella es para nosotros. Ojalá estuviese conmigo a mi lado.

Me tumbo en mi cama con las luces apagadas y la ventana entreabierta, mietras los sonidos de las sirenas de los barcos y de las campanas de las boyas gimen y tintinean por todo Capri. Itento dormirme pero no consigo hacerlo. Cada vez que cierro mis ojos la veo sonreírme y eso me produce miedo. Miedo de no volver a verla, de perderla esta vez para siempre. He calculado las probalidades de que pueda tener una oportunidad para escabullirme, y el resultado es de cero. La vigilancia impuesta al recinto es mi talón de Aquiles para escaparme.

El despertador de mi celular me despierta. Lo agarro y miro que marcan las 8:00. Aparto la vista de este y lo dejo en la mesita de noche. Escudriño las sombras del techo con el deseo de que esto solo se trate de un mal sueño, aunque se perfectamente que no es así. Antes de que sonase la alarma podría parecer un joven de entre 17-20 años, pero ahora mismo siento como si tuviera 1.000, 10.000 y estuviera envejeciendo a casa minuto que pasa. Decido cerrar los ojos un instate más. Vuelvo a la inmensa oscuridad, en donde deseo que la luz me encuentre, pero en esta ocasión no aparece. Solo estamos el silencio y la oscuridad. Finalmente enciendo la luz y me levanto. Me dirijo hacia la ventana que todavía está entreabierta. Está lloviendo, y percibo la humedad en el ambiente y en mi pecho. Odio la lluvia. Es una de las cosas que más odio en este mundo. Hace años no la odiaba ni me importaba, hasta ese día fatíco que lo cambió todo. El día en que la perdí.

Camino hacia el baño, en donde desaparezco tras la puerta de este para darme una ducha rápida. Al terminar, ya compruebo como el día se va aclarado dejado tras de si un cielo encapotado. Me visto con mi uniforme del color de mi rango, el azul, que se compone de unas mayas elásticas con unas bandas laterales blancas y una sudadera ajustada con el logo del Círulo de la luz de color blanco sobre el pecho. Una vez arreglado salgo de la habitación con destino al comedor atravesando los pasillos y bajando para ello a la 1º planta. El primer día como entrenador está a punto de empezar, y todavía no se con lo que me voy a encontrar.

En cuanto llego al comedor, empiezo a oírse un cántico proveniente de todos los que se encuentran en este.

-¡Gabriel! ¡Gabriel! ¡Gabriel!- Les sonrío, a pesar de que ahora no tengo mucho ánimo para que sea sincera. Me dirijo a mi antigua mesa. La mesa destinada a los de mi categoría, rango. Así funciona todo esto. Todos tienen su lugar para poder diferenciarlos entre la multitud. Me dirijo a mi sitio deseando que la silla que está vacía a mi lado sea ocupada por Lucinda. Al poco, siento como alguien me rodea con su brazo y elevo la mirada para ver de quien se trata.

-Pero mirad quién ha regresado, el don especial "Me voy a Roma".

-Hola Thiago, yo también me alegro de verte.-Para quién no los conozcáis, Thiago es un joven que aparenta entre 18-20 años, de tez bronceada, cabello castaño claro y ojos verdes.

-Anda, no finjas que te alegras por vernos Gabriel, te conocemos de muchos años ya para saber que te gustaría estar en otro lugar.

- A veces odio que me conozcáis tan bien Happy.-Happy, a diferencia de Thiago es de piel clara, cabello rubio oscuro lacio sobre los hombros y de ojos verdes-azulados.

-¿ Que tal te ha ido en Roma? ¿ Por que regresaste antes?-Pregunta Thiago. De camino a Capri, me puse a pensar en que respuesta daría a la pregunta que seguramente más me harían, y ahora ahí estaba.

-Porque me han mandado dirigir y preparar a los nuevos novatos.

-Oh venga Gabriel, esa no es la verdadera escusa. Cuéntanoslo, somos tus amigos ¿no?-Me debatí entre decirles la verdad o no, dado que contar lo ocurrido implicaría hablar de Lucinda. Al final opté por contarles todo, dado que necesitaba liberarme de alguna forma.

-Tienes razón Happy. La verdad es que me enviaron aquí de nuevo para dar una mejor protección a Lucinda.

-No lo entiendo ¿ Quién mejor que tu para protegerla? Eres el mejor en nuestro rango y quién mejor la conoce.




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