Capítulo 15: La Grabación Pérdida

El sótano bajo la iglesia olía a tierra húmeda y a algo más profundo, más antiguo—como el aliento de una tumba recién abierta. Dereck bajó los escalones con cuidado, cada crujido de la madera bajo sus pies sonando como un disparo en el silencio opresivo. La linterna de su teléfono apenas iluminaba unos metros frente a él, revelando paredes de piedra cubiertas de símbolos grabados: el mismo patrón una y otra vez.

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El símbolo en su brazo palpitaba, como si reconociera su origen en esas paredes.

En el centro del sótano, una mesa de madera carcomida sostenía un proyector antiguo, polvoriento pero intacto. Al lado, una caja de metal oxidada con la palabra "ARCHIVO 7" escrita en rojo.

Dereck abrió la caja con dedos temblorosos.

Dentro, una sola cinta de video etiquetada:

"L.H. - Iniciación"

Liam Hollow.

El proyector chirrió al encender, la luz polvorienta proyectando imágenes temblorosas en la pared de piedra.

La grabación comenzó con un primer plano de Liam.

Pero no el Liam que Dereck conocía. Este era más joven, de unos doce años, con los ojos inyectados en sangre y la camisa blanca manchada de algo oscuro. Estaba arrodillado en lo que parecía el altar del sótano de su casa, pero diferente—más grande, rodeado de velas negras.

Claire apareció en cuadro, vestida con un traje antiguo de luto, su cabello recogido en un moño severo. En sus manos sostenía un cuchillo ceremonial—el mismo del altar.

—¿Aceptas la sangre? —preguntó Claire, pero su voz no era humana. Era el susurro de muchas voces a la vez.

Liam levantó la cabeza. En sus ojos había un terror tan puro que Dereck sintió náuseas.

—Sí —respondió Liam, pero su voz quebró—. Lo acepto.

Claire sonrió—una sonrisa demasiado ancha, demasiado llena de dientes—y le pasó el cuchillo.

—Entonces demuéstralo.

La cámara se movió, revelando lo que hasta entonces había estado fuera de cuadro:

Un niño pequeño.

Atado a una losa de piedra, con un vestido amarillo.

El mismo vestido de Sarah.

El niño no podía tener más de ocho años. Luchaba contra las ataduras, sus gemidos ahogados por un trapo en la boca. Sus ojos—verdes y familiares—buscaban desesperadamente a Liam.

Era Brandon Ketch. Mucho antes de desaparecer.

Liam temblaba, el cuchillo resbalando en sus manos sudorosas.

—No puedo —susurró.

Claire le agarró la cara con fuerza.

—La sangre llama a la sangre —silbó—. O eres Hollow, o eres sacrificio. Elige.

Liam miró al niño. Algo se quebró en su expresión.

Entonces levantó el cuchillo.

La grabación terminó abruptamente con un chillido de estática.

Dereck se dejó caer en una silla cercana, las manos temblando. Dios mío. Liam había estado involucrado desde el principio.

Pero entonces, el proyector se encendió de nuevo por sí solo.

Una nueva imagen apareció—esta vez borrosa, como filmada en secreto. Era el sótano de la casa Hollow, pero actual. Y allí estaba Liam, demacrado, hablando a la cámara con urgencia:

—Si alguien encuentra esto, escúchame: Claire no es humana. Ella los elige a todos. Pero hay una forma de detenerla. —Se acercó más, sus ojos brillando con lágrimas—. El pozo en el bosque no es un pozo. Es una puerta. Y hay algo al otro lado que quiere salir.

Un ruido fuera de cuadro lo hizo sobresaltarse.

—¡Dereck, si estás viendo esto, corre! ¡No confíes en—!

La grabación se cortó.

En el silencio que siguió, Dereck escuchó los escalones crujir detrás de él.

Algo—o alguien—había entrado al sótano.

Y ahora respiraba justo detrás de su cuello.