La campana del pueblo sonó tres veces en la distancia, cada repique más agudo que el anterior, como si las campanadas estuvieran siendo estranguladas. Dereck corrió por las calles desiertas de Black Hollow, el diario de Sarah golpeándole el pecho con cada paso. Sabía adónde debía ir antes de pensarlo: el refugio de Mary.
La casita de los Graves estaba al borde del bosque, tan cubierta de hiedra que parecía que la naturaleza intentaba devorarla. La puerta principal tenía siete cerraduras—todas diferentes, desde un candado moderno hasta una antigua cerradura de hierro forjado con símbolos que hacían que los ojos de Dereck lagrimearan al mirarlos.
Golpeó con los nudillos, temiendo que Mary también hubiera desaparecido.
La puerta se abrió un centímetro, lo justo para que un ojo verde brillante lo escudriñara desde la oscuridad.
—Entra rápido— la voz de Mary era áspera, como si llevara días sin usarla.
Dereck apenas cruzó el umbral cuando Mary cerró y aseguró las siete cerraduras con movimientos precisos. El interior era una mezcla entre biblioteca y santuario: estanterías repletas de libros antiguos, paredes cubiertas de recortes de periódicos y fotografías unidas por hilos rojos, y en el centro, una mesa con velas negras alrededor de un mapa de Black Hollow marcado con cruces sanguinolentas.
Mary no era la Mary de la escuela. Esta tenía los ojos hundidos, el pelo despeinado y manchas oscuras bajo las uñas que no eran pintura.
—¿Lo viste? — preguntó sin preámbulos, ofreciéndole una taza de té que olía a menta y algo más acre.
—¿A Liam? ¿A Claire? ¿A la cosa que está tomando el control del pueblo? —Dereck dejó escapar una risa amarga—. Demasiado.
Mary lo guió hacia un sofá cubierto de mantas. Al sentarse, algo crujió bajo los cojines: un hueso pequeño, pulido hasta brillar, atado con un hilo rojo.
—Protección— explicó Mary al ver su mirada—. De los que viven en los espejos.
Dereck respiró hondo.
—Mary, necesito saber todo. Sobre tu hermana. Sobre por qué yo soy el siguiente.
Mary cerró los ojos un momento. Cuando los abrió, había lágrimas en ellos.
—Lina tenía seis años cuando desapareció— comenzó, pasando los dedos sobre una foto en la pared: una niña pequeña con trenzas, sonriendo frente al pozo del bosque—. Ella también escuchaba las paredes. Como tú. Como Sarah. Como todos los elegidos.
Se levantó y sacó una caja de metal de debajo de la cama. Dentro había un diario infantil cubierto de pegatinas de estrellas.
—Ella lo escribió todo. Cómo Claire la visitaba en sueños. Cómo el pozo le hablaba. Cómo la casa Hollow respiraba cuando pasabas frente a ella. — Mary abrió el diario en una página marcada—. Y esto.
Dereck leyó con el corazón en la garganta:
"Hoy Mamá lloró cuando le dije que la Dama de Negro me prometió un vestido nuevo. Dijo que no hay Dama en Black Hollow. Pero mintió. La Dama vive bajo las rosas. Y cuando cante, yo seré su hija para siempre."
La fecha era dos días antes de la desaparición de Lina.
—No fue la única— Mary mostró otra página, esta con una lista de nombres en letra temblorosa—. Lina documentó a otros siete niños antes que ella. Todos desaparecidos. Todos de familias fundadoras del pueblo.
Dereck sintió que el suelo se movía bajo sus pies.
—¿Por qué nadie hizo nada?
Mary soltó una risa amarga.
—Porque en Black Hollow, los adultos tienen pactos más antiguos que la moral— dijo, abriendo un libro de registros del pueblo—. Mira.
El libro mostraba actas del consejo municipal desde 1823. Cada siete años exactos, una entrada breve:
"Se aprobó la renovación del pozo comunitario. Fondos asignados: $777."
Nunca se renovó ningún pozo.
—Es un tributo— susurró Mary—. Sangre por protección. Los Hollow proveen el sacrificio, el pueblo prospera. Todos lo saben. Todos callan.
Dereck miró su brazo. Las marcas ahora formaban palabras claras:
"Sangre Verdadera"
—¿Por qué yo?
Mary lo tomó de las manos. Sus palmas estaban heladas.
—Porque no eres un Hollow cualquiera— dijo—. Eres el primero en décadas que heredó la Sangre Verdadera. La de ella. La de la Dama de las Rosas.
Del bolsillo, sacó una foto antigua. Un grupo de personas posando frente a la casa Hollow. En el centro, una mujer de vestido negro con un collar de huesos.
—Evelyn Hollow. Tu verdadera bisabuela. La primera que hizo el pacto.
Dereck la miró más de cerca. Los ojos de la mujer eran idénticos a los suyos.
—El ritual de esta noche no es un sacrificio común— continuó Mary—. Es una coronación. Claire quiere que tomes el lugar de Liam como el próximo guardián. Porque tú...