El Silencio de Black Hollow

Capítulo 21: El Secreto de Black Hollow

El cuchillo nunca llegó a su corazón.

Un estruendo sacudió el sótano, como si la tierra misma hubiera gritado. Las cadenas que sujetaban a Dereck se rompieron de golpe, lanzando pedazos de metal al aire que se clavaron en las paredes como proyectiles. Claire retrocedió con un silbido, sus ojos—ahora completamente negros—fijándose en la fuente del ruido.

El espejo se había quebrado.

Pero no como un vidrio normal. Se había fracturado en forma de espiral, y desde su centro, una mano esquelética emergía, agarrando el marco con dedos que brillaban como huesos bajo la luna.

¡No! —aulló Claire, pero su voz se quebró en mil ecos—. ¡No es el momento!

Dereck rodó hacia un lado justo cuando el cuchillo ceremonial se clavaba en la tierra donde había estado. Las rosas blancas alrededor del hoyo se agitaban como serpientes, sus raíces retorciéndose hacia la superficie con un sonido viscoso.

Mary (o lo que ocupaba su cuerpo) cayó de rodillas, agarrando su cabeza mientras un grito desgarrador le salía de la garganta—una voz que no era la suya, sino la de una niña:

¡HERMANA!

El espejo estalló en mil fragmentos.

Y entonces Evelyn Hollow entró al sótano.

No era un fantasma. No era un reflejo.

Era real.

Su vestido negro de época flotaba alrededor de un cuerpo demacrado pero poderoso, su cabello—negro como el carbón—ondulando en un viento que no existía. Pero lo más aterrador eran sus ojos: dos pozos sin fondo donde brillaban estrellas distantes.

Hija mía —dijo Evelyn, y el sótano tembló con sus palabras—. Has corrompido el pacto.

Claire se encogió, retorciéndose como un animal acorralado.

¡Tú me enseñaste! —escupió—. Sangre por prosperidad. Un Hollow por el pueblo.

Evelyn avanzó, cada paso haciendo que las velas se encendieran y apagaran en secuencia.

Yo entregué mi alma para salvar Black Hollow de lo que despertamos bajo esas piedras —susurró—. Pero tú... tú les diste de comer. Y ahora tienen hambre de algo más.

Dereck intentó levantarse, pero algo lo detuvo.

Las raíces.

Las del rosal se habían enrollado alrededor de sus piernas, perforando su piel como agujas. Donde entraban, inyectaban memorias directamente en su sangre:

  • 1823: Un grupo de colonos cavando donde no debían, liberando algo que se arrastraba desde las profundidades.
  • Evelyn Hollow, joven y aterrada, de pie frente a un pozo que susurraba promesas.
  • El primer sacrificio: Una niña de cabello rojo atada a las piedras mientras el pueblo miraba en silencio.
  • Y después... prosperidad. Cosechas abundantes. Inviernos suaves. Oro encontrado en el río seco.

Pero también vio la verdad:

Cada siete años (no diez, como creía el pueblo), un niño Hollow debía elegir al siguiente sacrificio. Para mantener el equilibrio.

Claire había roto el ciclo.

Había alimentado a la cosa bajo el pozo con sangre inocente.

Y ahora quería más.

Dereck —la voz de Evelyn lo sacó del trance—. Tú llevas la Sangre Verdadera. La mía. La que puede cerrar la puerta.

Claire se lanzó hacia adelante, sus garras extendidas.

¡NO!

Evelyn alzó una mano. Claire se detuvo en el aire, retorciéndose como un insecto clavado.

Mira, hija —susurró Evelyn, y tocó la frente de Claire.

Las visiones llenaron el sótano.

Dereck vio el verdadero Black Hollow:

  • Las casas estaban construidas sobre huesos infantiles colocados en patrones rituales.
  • El pozo no era un pozo, sino una boca, sus paredes revestidas con dientes de piedra.
  • Y en el centro del pueblo, bajo la iglesia, algo se movía en un sueño inquieto. Algo que había estado allí antes que los humanos. Antes que el tiempo.

Claire gritó, pero el sonido se convirtió en el llanto de una niña.

No lo sabía... —gimió—. Ellos me dijeron que...

Evelyn la soltó.

Te mintieron. Como nos mintieron a todos.

Mary (la verdadera Mary esta vez) se arrastró hacia Dereck, su pulsera roja rota, los ojos verdes nuevamente humanos pero llenos de un dolor ancestral.

El ritual —tosió, escupiendo sangre negra—. No es para sacrificarte. Es para...

Un rugido sacudió los cimientos de la casa.

Las paredes sangraron.

Y desde arriba, Liam gritó una advertencia que llegó demasiado tarde:

¡EL POZO ESTÁ ABIERTO!

Evelyn se volvió hacia Dereck, su rostro ahora marcado por las mismas líneas que él tenía en el brazo.

Tienes que elegir —dijo—. Ser el verdugo...

Claire levantó el cuchillo ceremonial.

O el sacrificio.

Y entonces el suelo se abrió.



#1153 en Thriller
#542 en Misterio
#424 en Suspenso

En el texto hay: suspenso misterio

Editado: 18.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.