El silencio de fuego y sangre

Capítulo 4: Aliados Impredecibles

Tras el encuentro con la bestia del bosque, Lyria y Kael comenzaron a entender la verdadera naturaleza del pacto con Thorne. El bosque no solo era un refugio, sino también una prisión, un lugar lleno de fuerzas que solo aquellos con conocimientos ancestrales podían controlar. Pero a pesar de la creciente desconfianza, sabían que necesitaban el apoyo del alfa si querían sobrevivir.

En su viaje, fueron llevados hacia un claro donde el aire se sentía pesado, como si estuviera impregnado con magia antigua. Allí, Thorne los condujo hacia una figura etérea que apareció entre las sombras de los árboles: una mujer de ojos brillantes como estrellas y alas translúcidas, un ser claramente no humano.

– ¿Quién es ella? – preguntó Kael, sus ojos llenos de cautela.

– Esta es Saphira, reina de las hadas del bosque – respondió Thorne, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto – Aunque es sabia, sus intenciones no siempre son claras.

– He oído hablar de su sufrimiento, duquesa Lyria, y de tu caída, Kael. He visto su futuro, y está lleno de sombras, pero también he visto una oportunidad con la que quizá podamos hacer un trato – Saphira los observó en silencio durante unos largos momentos antes de hablar con una voz suave pero autoritaria.

– ¿Qué tipo de trato? – Lyria frunció el ceño, cautelosa.

– Una información a cambio de su lealtad, aunque sea por un tiempo corto – dijo Saphira, con una sonrisa enigmática. – Sé lo que buscan, la verdad sobre la caída, sobre el traidor que les ha arrebatado todo y si quieren respuestas, deberán pagar el precio.

El bosque de los lobos parecía extenderse sin fin, y con cada paso, las sombras que los rodeaban se volvían más densas, como si el mismo aire estuviera lleno de secretos. Lyria, Kael y Thorne continuaron su viaje bajo la guía de Saphira, quien había prometido ayudarles a descubrir la verdad detrás de la traición que había acabado con sus familias. Sin embargo, el precio por esa ayuda aún no había sido revelado, y la reina hada mantenía una serenidad inquietante.

– ¿Qué es lo que realmente buscan en las ruinas de Vel'Arin? – preguntó Saphira, con voz suave, pero con una pizca de curiosidad que ocultaba algo más – ¿Por qué esta búsqueda os consume tanto?

Kael no respondió de inmediato, pero Lyria sí.

– En las ruinas de Vel'Arin se encuentra el Orbe de la Llama Eterna, un artefacto que, según las leyendas, puede cambiar el destino de las razas. Creemos que si lo encontramos, podremos deshacer lo que ha sucedido, tal vez incluso podamos usar su poder para vengar a nuestras familias.

– El Orbe tiene un poder inmenso, pero también una maldición. Y aquellos que intenten desatar su magia, a menudo pagan un precio terrible, deben de tener cuidado con lo que deseen – Saphira asintió lentamente, pero no parecía impresionada.

– La razón por la que el Orbe es importante no solo radica en la venganza. La masacre que sufristeis no es un simple acto de traición, hay algo mucho más grande detrás de ello. Algo que ni siquiera yo, como alfa de los lobos, comprendo por completo – Thorne, que había estado escuchando en silencio, intervino.

– ¿Qué quieres decir con eso? – Lyria frunció el ceño, sorprendida.

– Un enemigo más antiguo y más poderoso que cualquiera de nosotros está involucrado y el Orbe puede ser la clave para detenerlo o permitirle ganar.

El silencio que siguió fue pesado. Kael apretó los puños, pensando en todo lo que habían perdido, pero también sabiendo que la venganza sola no les devolvería lo que había sido arrebatado.




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