El bosque de los lobos parecía extenderse sin fin y con cada paso las sombras que los rodeaban se volvían más densas, como si el mismo aire estuviera lleno de secretos. Lyria, Kael y Thorne continuaron su viaje bajo la guía de Saphira, quien había prometido ayudarlos a descubrir la verdad detrás de la traición que había terminado con sus familias. Sin embargo, el precio por esa ayuda aún no había sido revelado, y la reina hada mantenía una serenidad inquietante.
– ¿Qué es lo que realmente buscan en las ruinas de Vel'Arin? – preguntó Saphira con voz suave, pero con una pizca de curiosidad que ocultaba algo más – ¿Por qué esta búsqueda los consume tanto?
– En las ruinas de Vel'Arin se encuentra el Orbe de la Llama Eterna, un hacer artefacto que, según las leyendas, puede cambiar el destino de las razas. Creemos que si lo encontramos, podremos deshacer lo que ha sucedido, tal vez incluso podamos usar su poder para vengar a nuestras familias – Kael no respondió de inmediato, pero Lyria sí.
Saphira avanzaba lentamente, pero no parecía impresionada.
– El Orbe tiene un poder inmenso, pero también una maldición y aquellos que intentan desatar su magia a menudo pagan un precio terrible. Cuidado con lo que desean.
– La razón por la que el Orbe es importante no solo radica en la venganza; La masacre que sufristeis no es un simple acto de traición, hay algo mucho más grande detrás de ello. Algo Que ni siquiera yo, como alfa de los lobos, comprendo por completo – Thorne, que había estado escuchando en silencio, intervino.
– ¿Qué quieres decir con eso? – Lyria frunció el ceño, sorprendida.
– Un enemigo más antiguo y poderoso que cualquiera de nosotros está involucrado y el Orbe puede ser la clave para detenerlo o permitirle ganar.
El silencio que siguió fue pesado. Kael apretó los puños, pensando en todo lo que habían perdido, pero también sabiendo que la venganza sola no les devolvería lo que había sido arrebatado.
El viaje continuó, y finalmente, después de varios días de atravesar el bosque, llegaron a las ruinas de Vel'Arin. Las antiguas estructuras de piedra se alzaban en un terreno cubierto de vegetación salvaje, las columnas rotas y los templos colapsados eran todo lo que quedaba de una civilización que había caído en el olvido, un lugar lleno de magia antigua, y la sensación de poder aún se sentía en el aire.
– Este es el lugar – dijo Saphira en voz baja, en tono grave – Aquí es donde las viejas alianzas fueron selladas, y donde muchas historias comenzaron ... Y terminaron.
Lyria avanzó con cautela, sintiendo cómo su magia comenzaba a resonar con la energía que aún habitaba en el lugar. El aire era denso, impregnado de la memoria de aquellos que habían vivido allí, algo oscuro, algo que no podía ver, pero sí sentir, como si la tierra misma estuviera viva y vigilándolos.
– Debemos proceder con cautela – advirtió Thorne – Los guardianes de este lugar no perdonan a los intrusos.
De repente, un fuerte rugido resonó por las ruinas. Una figura enorme, formada por piedra y vegetación, apareció entre los escombros. Era un guardián, una criatura hecha de las mismas ruinas que las rodeaban, con ojos brillantes como el fuego.
Lyria y Kael se prepararon para enfrentar a la criatura, pero antes de que pudiera hacer algo, Saphira levantó una mano, y la criatura se detuvo en seco.
– No teman, esta no es nuestra batalla. Este guardián está aquí para probar tu valía – dijo con calma.
Lyria y Kael intercambiaron una mirada. No estaban acostumbrados a confiar en los demás tan fácilmente, pero las palabras de Saphira parecían ser una advertencia.
– ¿Cómo pasamos la prueba? – preguntó Kael, con voz tensa.
– El guardián solo permitirá el paso a aquellos que comprendan el sacrificio – respondió Saphira – El Orbe no es solo un artefacto de poder, es un símbolo de equilibrio y aquellos que buscan utilizarlo para venganza o para alterar el destino se perderán en su poder.
La criatura se acercó a ellos, y su mirada parecía atravesarlos. Lyria sintió cómo su magia interior reaccionaba, reconociendo el desafío. Sin pensarlo demasiado, levantó la mano, canalizando su poder y creando una barrera de energía pura entre ella y el guardián.
El guardián emitió un rugido profundo, pero antes de que atacara, la barrera comenzó a desintegrarse, dejando una parte del Orbe visible dentro de una cueva oculta en el centro de las ruinas.
– El Orbe los está esperando – dijo Saphira con voz suave.
Kael y Lyria caminaron hacia la cueva, sabiendo que todo lo que habían hecho hasta ahora los había llevado a este momento. Sin embargo, un sentimiento inquietante los acompañaba, sabían que no solo se enfrentaban a la magia del Orbe, sino también a los oscuros secretos de su propio destino.
Editado: 14.11.2024