Dentro de la cueva, el aire era frío y pesado, como si el lugar estuviera sellado por el tiempo. Las paredes de piedra estaban cubiertas de inscripciones antiguas y el brillo de las runas místicas iluminaba débilmente el camino hacia el centro de la cámara.
Allí, en un pedestal de piedra, descansaba el Orbe de la Llama Eterna, donde su superficie estaba cubierta por una capa de polvo, pero su presencia irradiaba una energía inmensa que parecía llenar todo el espacio. A medida que Lyria y Kael se acercaban, su resplandor se intensificaba, como si el propio Orbe los estuviera esperando.
– Este es el momento – dijo Lyria, su voz baja y llena de determinación.
– ¿Estamos realmente listos para esto? No sabemos lo que el Orbe puede hacer –Kael ascendió, pero había algo en su mirada que mostraba duda.
– Si tenemos que sacrificar todo lo que somos para detener lo que está por venir, lo haremos porque no podemos seguir viviendo con este vacío, Kael. Nuestras familias, nuestros hogares... todo fue destruido por un enemigo oculto ante nuestros ojos y tenemos que detenerlo. , cueste lo que cueste –Lyria lo miró fijamente.
Kael apretó los dientes, mirando el Orbe con una mezcla de esperanza y temor. El poder del artefacto era innegable, pero también lo era la posibilidad de que lo que estaban a punto de hacer pudieran llevarlos a un destino más oscuro aún.
De repente, un eco resonó a través de las paredes de la cueva, como si el propio Orbe estuviera respondiendo a sus pensamientos. "–Solo los puros de corazón pueden manejar mi poder" – dijo una voz profunda, que parecía surgir de todas partes a la vez. "– ¿Están dispuestos a pagar el precio?"
Lyria se adelantó y, con una determinación férrea, tocó el Orbe. La energía que emana de él la envolvió, y su cuerpo se ilumina con un brillo cegador. Pero al mismo tiempo, sintió una presión creciente, como si algo en su interior comenzara a romperse.
– ¡Lyria! – gritó Kael, pero era demasiado tarde. La luz del Orbe la absorbió por completo.
Cuando la luz finalmente se desvaneció, Lyria cayó de rodillas, agotada, pero con los ojos brillando con un poder nuevo y aterrador. El Orbe había aceptado su toque, pero a un costo: la magia que había desatado en su interior estaba más allá de su control.
– Ahora... ahora somos uno con el Orbe – susurró Lyria, su voz temblorosa y llena de una fuerza inhumana.
El Orbe de la Llama Eterna brillaba con una intensidad sobrenatural, y la habitación entera parecía vibrar bajo su influencia. Lyria se encontraba de rodillas, temblando con la energía que ahora recorría su cuerpo. No solo era el poder del Orbe lo que la envolvía; También sentí una conexión inexplicable con algo mucho más antiguo, algo que vivía dentro de ella y que ya no podía controlar.
– ¿Lyria? – La voz de Kael era una mezcla de preocupación y desesperación mientras se acercaba a ella, su rostro pálido y marcado por la angustia – ¿Estás bien?
– No lo sé... – Lyria intentó levantarse, pero sus piernas cedieron bajo el peso de la energía. – Este poder... me está consumiendo – murmuró, su voz suave, pero cargada con una fuerza que no era suya.
Editado: 14.11.2024