Kael, preocupado, la sostuvo antes de que cayera completamente al suelo. El Orbe, que aún reposaba sobre el pedestal, parecía latir con un ritmo propio, como si estuviera consciente de lo que sucedía.
– Esto... esto no es lo que esperábamos – dijo Kael, sintiendo la creciente presión en su pecho. – Este poder es demasiado para ti, Lyria, no sé cuánto más podrás soportar.
Saphira, que había estado observando desde las sombras de la cueva, dio un paso al frente.
– El Orbe no se entrega fácilmente a quien toca, su superficie queda marcado por su poder y la magia que desata no tiene igual en el mundo mortal. Lyria ahora está ligada a él de una manera que ni ella ni tú comprenden aún.
– Entonces, ¿qué debo hacer? ¿Cómo controlarlo? ¿Cómo evitar que me destruya? – Lyria levantó la mirada, sus ojos brillando con una intensidad sobrenatural.
Saphira se acercó con una calma que contrastaba con la tormenta de energía que se desbordaba en la cueva.
– No puedes controlarlo por completo, ya que el Orbe no se somete a voluntad humana o élfica. Solo aquellos que tienen una verdadera comprensión de la magia primordial pueden manejarlo. Tú estás lejos de eso, hay una forma de aprender a usar, sin embargo, hay un precio.
– ¿Qué precio? – La voz de Kael era tensa, casi como un susurro.
– El Orbe tomará algo de ti cada vez que uses su poder. La energía que te concede es infinita, pero su costo es igual de grande, cada vez que utilices su magia, algo dentro de ti se romperá. Ya sea tu cuerpo, tu alma, o tus recuerdos. Todo tiene un precio.
– Estoy dispuesta a pagar el precio. Si este poder me permite detener a los que destruyeron nuestras vidas, lo usaré. No tengo otra opción – Lyria miró el Orbe con una intensidad que casi parecía desafiante.
– No quiero perderte. Si te entregas completamente a este poder, puede que no haya vuelta atrás – Kael se acercó a ella y la tomó por los hombros, mirándola con desesperación.
– No me perderás, Kael. Si el poder del Orbe me consume, que así sea porque lo haré por nuestras familias, por todos los que hemos perdido – Lyria lo miró a los ojos, sabiendo que sus palabras eran verdad, pero en su corazón, el fuego de la venganza ardía más fuerte que el miedo.
Saphira observó la determinación en los ojos de Lyria, y por un momento, parecía pensativa. Luego, con una mirada triste, asintió.
– Entonces, el camino que habéis elegido está sellado. El Orbe tiene su dueño ahora, pero recuerda, el precio no es solo tuyo, aquellos que estén cerca de ti también lo pagarán.
Con el poder del Orbe sellado en su alma, Lyria se levantó lentamente, sus ojos ahora brillando con una intensidad que dejaba claro que algo dentro de ella había cambiado. No solo su magia había crecido, sino que había algo más, una conexión profunda con el Orbe, algo que la hacía sentir más poderosa, pero también más distante de la persona que había sido.
Editado: 14.11.2024