Con esas palabras, un pulso de energía recorrió la cámara, como si el Orbe respondiera a su resolución. La página del grimorio se iluminó, mostrando un mapa antiguo que trazaba el camino hacia el corazón del Orbe: un lugar entre las sombras, un espacio donde la realidad y la magia se confundían.
– El viaje no será fácil – advirtió Saphira – lo que encuentres dentro de ti misma podría ser más aterrador que cualquier enemigo que enfrentes. El Orbe refleja el alma de quien lo porta, y si no eres lo suficientemente fuerte, podrías perderte en sus laberintos.
– Kael, necesito que confíes en mí. Esto no es solo por mí, es por todos los que hemos perdido, por todo lo que hemos luchado – Lyria se volvió hacia Kael, sus ojos mostrando una vulnerabilidad que solo él podía entender.
– Te confiaré todo, Lyria, no quiero perderte, pero entiendo lo que tienes que hacer – Kael tragó saliva y finalmente asintió, su rostro marcado por la desesperación.
Saphira levantó la mano, y de repente, un resplandor envolvió a Lyria. Un torbellino de luz y energía la rodeó, y ella cerró los ojos, dejando que la magia la absorbiera.
El viaje había comenzado.
Cuando Lyria abrió los ojos, se encontró en un paisaje completamente diferente. Ya no estaba en el santuario de los elfos ni en la cámara donde había leído el grimorio. El aire estaba impregnado con una energía densa, vibrante, que la rodeaba como si el espacio mismo estuviera vivo. Las montañas a su alrededor eran negras, con grietas profundas que exhalaban vapores de oscuridad. El suelo estaba cubierto de un polvo plateado, como si la misma realidad hubiera sido erosionada por el paso del tiempo.
– "Bienvenida al corazón del Orbe" – una voz profunda y resonante dijo desde las sombras.
Lyria giró, buscando la fuente del sonido, y vio una figura, una sombra humana, que se materializaba frente a ella.
– "Soy la esencia del Orbe, la conciencia que da forma a todo lo que está aquí."
– ¿Qué eres? – Lyria preguntó, su voz firme, aunque su corazón latía con fuerza. No sabía si esta entidad era amiga o enemiga, pero debía estar preparada para todo.
– "La pregunta correcta sería: ¿quién eres?" – respondió la sombra – "Este lugar refleja tu alma, tu poder. Yo soy todo lo que has sido y todo lo que podrías ser".
Lyria frunció el ceño, sabiendo que no podía dar un paso atrás y que el Orbe había comenzado a consumirla, pero si quería salvar a todos, necesitaba controlar ese poder, no dejar que lo controlara a ella.
La sombra comenzó a desvanecerse, y en su lugar, una serie de imágenes comenzó a aparecer ante ella. Visiones del pasado, recuerdos de su infancia, de su familia y amigos, pero también de sus miedos más profundos: la oscuridad que había crecido dentro de ella, la ambición, el deseo de poder, y la duda. Los mismos sentimientos que había guardado en su corazón durante tanto tiempo.
– "Este es el precio del poder" – dijo la sombra, su voz retumbando en cada rincón de ese mundo sombrío.
– No me dejaré consumir. No lo haré – Lyria caminó hacia adelante, decidida.
Las visiones comenzaron a intensificarse, y pronto, Lyria se vio a sí misma en una batalla feroz contra Daeron. Pero algo era diferente porque ella no era la misma persona que había luchado junto a Kael. Ahora, veía en sus ojos una frialdad que no había reconocido antes con un deseo de poder que la consumía, el mismo deseo que había visto en Daeron.
¡No! ¡No soy eso! – gritó, cerrando los ojos con fuerza, tratando de alejarse de esa versión de sí misma.
– "Eres todo eso y más, Lyria. El Orbe solo ha desvelado lo que siempre estuvo en ti. Tienes dos caminos: rendirte y permitir que Daeron obtenga lo que busca, o destruir esa oscuridad en tu interior" – La figura de la sombra volvió a aparecer, esta vez más cerca.
Lyria respiró profundamente, sintiendo el poder del Orbe en su interior, pero que no podía dejar que esa oscuridad se apoderara de ella y tenía que ser más fuerte. Con un grito de determinación, invocó todo su poder, utilizando la magia para destruir la visión de sí misma que la atormentaba.
La oscuridad comenzó a desvanecerse, y el paisaje sombrío se disolvió. Lyria cayó de rodillas, exhausta, pero triunfante. Había enfrentado sus propios demonios, y había ganado. Pero sabía que esto solo era el principio. Lo peor aún estaba por venir.
Editado: 27.11.2024