El sol ya había comenzado a ascender, bañando la tierra con un resplandor suave. El paisaje frente a Lyria y Kael seguía siendo un recordatorio sombrío de todo lo que había pasado, viendo las ruinas del castillo, desmoronadas por el tiempo y la guerra, se extendían ante ellos, y aunque la batalla había terminado, la sensación de pérdida era palpable en el aire.
Lyria respiró profundamente, sintiendo cómo el viento acariciaba su rostro. Era un viento diferente, uno que traía consigo una sensación de calma y de transición, porque lo que conocían había quedado atrás, y ante ellos se abriría un futuro incierto.
— Todo ha cambiado — dijo Kael, en su voz grave. Miraba las ruinas del castillo, el hogar de su familia, que ahora yacía destruido. — Lo que alguna vez fue nuestro... ya no existe. Aun así, no puedo dejar de sentir que algo nuevo está por surgir.
— Nada de lo que hemos vivido se ha perdido. No en el sentido en que piensas, el reino ha caído, sí, pero las semillas para lo que vendrán están aquí, en este momento, en nosotros — Lyria lo miró con una leve sonrisa.
Se acercó a él, su mirada llena de una calma que sorprendió incluso a Kael. No había miedo en sus ojos, solo una determinación tranquila que la hacía aún más fuerte.
— Lo que hagamos desde aquí será lo que defina el futuro. No se trata de recuperar lo perdido, sino de construir algo nuevo.
— Tienes razón. A veces, lo que se destruye tiene que desaparecer para que algo mejor pueda tomar su lugar — Kael avanzando lentamente.
El sonido de unos pasos en la distancia interrumpió sus pensamientos. Ambos se giraron, preparados para cualquier cosa, pero encontraron a Silas avanzando hacia ellos, su figura alta y oscura como siempre, pero con un leve brillo en su mirada.
— El camino que tienen por delante será largo — dijo Silas, su tono grave y lleno de sabiduría.
— Si mantiene su determinación, si continúa adelante, la paz podrá regresar. No será fácil, no todos en este mundo estarán dispuestos a aceptar su visión de un futuro nuevo.
— Lo sé — respondió Lyria, sus ojos fijos en el horizonte. — Incluso si tenemos que enfrentarnos a todo lo que se nos oponga, no vamos a detenernos. Hemos llegado demasiado lejos como para rendirnos ahora.
— Estamos juntos en esto, Lyria. Eso es lo único que importa — Kael la miró, con una sonrisa cargada de admiración.
Silas los observaron en silencio durante un momento, como si estuviera evaluando algo en sus corazones. Finalmente, ascendió con una ligera sonrisa.
— Entonces, que así sea. A partir de este momento, ya no son solo la duquesa y el duque quienes fueron desterrados. Son los líderes de un nuevo futuro, uno que comenzará con su esfuerzo, su valentía, y su amor.
Lyria se giró hacia el horizonte nuevamente, su corazón latiendo con fuerza al sentir el peso de las palabras de Silas. Sabía que su destino no estaba determinado solo por las circunstancias, sino por las decisiones que tomaría a partir de ahora.
— Todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos perdido, tiene que servir para algo — dijo ella, su voz firme. — Nuestro amor, nuestra lucha, todo lo que hemos sufrido... tiene que significar algo. Y lo hará.
La pareja se quedó en silencio, mirando el horizonte mientras el viento soplaba con suavidad. No sabían lo que les esperaban, no podían ver el futuro con claridad, pero algo dentro de ellos les decían que el camino que tomaban era el correcto. La paz que anhelaban no llegaría de inmediato, pero con cada paso, con cada esfuerzo, estaban acercándose más a un mundo donde la luz podría brillar más fuerte que la oscuridad.
— Un nuevo amanecer — susurró Lyria, como si las palabras fueran una promesa que ella misma se hacía. — Un nuevo amanecer para todos.
El sol finalmente ascendió por completo, bañando el paisaje con su cálida luz. Lyria y Kael, de pie juntos, sabían que el futuro que les esperaban sería incierto; no tenían miedo. Ya no, porque ahora tenían un propósito, y juntos, estaban listos para enfrentarse a cualquier cosa que viniera.
Silas, observándolos desde una distancia, se retiró lentamente, sabiendo que su papel en esta historia había llegado a su fin. El futuro estaba en manos de Lyria y Kael.
Con un último vistazo hacia la cueva y el reino destruido, Silas desapareció en las sombras, dejando a la pareja con su destino. Pero lo que quedó en la cueva, y en sus corazones, era el eco de una nueva esperanza, un susurro que marcaba el principio de un futuro distinto. Un futuro que aún estaba por escribirse.
Editado: 27.11.2024