—¿No vas a preguntar? —dice Rameau dirigiéndose al nuevo.
—¿Preguntar que cosa? —responde consternado.
—Si la loquita es mi hija.
—Creo que eso no me corresponde, señor.
—Exacto. No te corresponde —dice con el ceño fruncido —No quiero que ni tú, ni Dula toquen el tema mientras yo no esté aquí.
—Si me permite preguntar solo una cosa... ¿Qué fue lo que le dijo cuándo se acercó a ella?.
—¿Cuándo?.
—Cuando terminó el interrogatorio, usted se acercó a esa muchacha y le dijo algo muy despacio.
Rameau sonríe fastidiado ante la pesada curiosidad del alférez.
—Solo le dije que no tendría que volver a ser interrogada.
Damnum no le creyó, pero asintió con complacencia para no enfurecer a su jefe.
—¿Ya tienes un lugar en donde quedarte?.
—¿Qué?... No, señor, a penas llegué vine para acá, no tuve tiempo de buscar hospedaje.
—Las Blomst alquilan habitaciones.
—¿Las asesinas?.
—Si, las asesinas, ellas alquilan habitaciones a personas solas, yo viví con ellas un tiempo hace varios años, deberías preguntar si todavía tienen vacancia.
—¿Pero eso no sería algo malo? —dice incrédulo — Considerando que por un tiempo yo llevaré la investigación de ese crimen.
—¡Al contrario!, estar cerca de ellas va a ser bueno para ti y para la investigación, viviendo bajo su techo podrías descubrir algo que las inculpe.
—¿Y si no hubiera nada?.
—¡Entonces daría igual!, disfrutarías de una bonita vista de la montaña cada mañana.
—Creo que debería pensarlo un poco...
—La otra posada es en casa de Grana, y no quiero que vayas ahí.
—¿Pero por qué?.
—Porque ahí vive mi Amelía, y a ella le gustan los uniformes de policía.
—Pero señor yo nunca podría involucrarme con su esposa —Ehud soltó una risilla nerviosa.
—Amelía no es mi esposa.
El joven entendió la extraña situación y le aseguró al Mayor que buscaría algún otro lugar en donde quedarse.
—Bueno muchacho —dijo palmeandole la espalda —Ha sido un gusto conocerte, espero tratarte más en cuanto regrese.
—Claro, señor... ¿En donde va a pasar sus vacaciones?.
—¡Aquí!... No me iré a ningún lado, por primera vez en años, seré un simple civil en Palazzo.
—¿Si tengo algunas dudas sobre el caso, puedo consultarlas con usted?.
—¿Consultarias casos de la policía con un simple civil?.
—No, señor.
—Entonces ahí está tu respuesta —dijo con malicia —¿Vas a retirarte ya?.
—No, antes me gustaría hacerle una llamada a mi padre, me dijo que le comunique en cuanto llegara.
—Claro... Buenas noches, Damnum —cuando ya tenia medio cuerpo fuera de la estación, volvió tras sus pasos e interrumpió al muchacho mientras marcaba el teléfono —Una cosa más alférez... Si va a casa de las Damnum, mantengase lejos de Dalia, creame... Si se le acerca, solo llegaran desgracias a su vida.
Las palabras de Rameau sonaban como una amenaza, aunque no las había dicho con esa intención.
Ehud se mantuvo en silencio hasta que volvió a estar solo en la recepción, habían un par de oficiales cerca, pero no lo suficiente como para oír la conversación que estaba a punto de tener.
Marco el número de su padre y empezó a mordisquearse los labios por no obtener respuesta. Intentó nuevamente varias veces, hasta que por fin le respondió.
—¿Sí, buenas noches?.
—¿Papá?... Papá soy yo.
—¡Por qué rayos estás llamándome!.
—Me pediste que lo hiciera...
—¡Yo no te pedí nada, maldito idiota! —dijo furioso.
—Papá... Estoy en Palazzo.
—¿En Palazzo? —su voz se aminaló un poco —¿Vas a tener algo que ver con ese asesinato?.
—Si, el mayor salió de vacaciones y me quedé a cargo... Bueno, yo y otro alférez, pero no parece alguien listo.
—Entiendo.
—¿Papá, que quieres que haga?.
—Quiero que tú resuelvas ese caso, si lo haces puedes volver aquí.
—¿En serio? —chilló tan fuerte que los otros oficiales voltearon a verlo —¿En serio? —repitió en voz más baja.
—Sí, si no lo haces no dejaré que vuelvas nunca mas.
—¡Pero, papá!... Tal vez no pueda hacerlo antes de que Rameau vuelva de vacaciones.
—Entonces asegurate de extenderlas indefinidamente... Total, tú sabes como hacerlo.
—Pero pap... —el punteo del teléfono al otro lado de la linea, le hizo saber que la llamada había sido cortada.