El Silencio De Los Cuervos

capitulo 3 "LAS VOCES DE LOS CUERVOS."

*"No hay mayor prisión que una memoria a medias."*

ARCO l:ECOS DEL BOSQUE..

El silencio volvió, pero ya no era un vacío. Era un susurro acumulado, un murmullo creciente en el borde de su consciencia. Cada paso que daba resonaba como si el suelo recordara su peso, como si el bosque reconociera su andar. No había cuervos esta vez. No visibles. Pero los sentía. Dentro. Como si hubiesen anidado en su pecho.

Una palabra brotaba a cada paso. No la hablaba. No la pensaba. Simplemente era:

**"Culpa."**

La sentía adherida a la piel. Como barro seco que no puede lavarse. Como algo que no recuerda pero que lo marcó para siempre.

El sendero se bifurcó.

A la izquierda: una niebla más densa, casi negra, de la que emergía un débil llanto.

A la derecha: una luz roja oscilante, como la de una llama lejana.

No dudó. Siguió el llanto.

El aire se volvió espeso. Cada inspiración dolía, como si respirara ceniza. El bosque aquí parecía muerto. Los árboles eran esqueletos. Las hojas, polvo. Y en medio del claro, una figura infantil sentada de espaldas.

Se acercó.

—¿Quién eres? —preguntó.

La figura giró lentamente. Era una niña de ojos negros sin iris, con la boca cosida por líneas rojas. Pero sus lágrimas eran blancas, como leche derramada.

Le tendió una página.

Era del libro. Una hoja arrancada. Escrita con su propia letra. Un párrafo. Una confesión:

"Vi el fuego. Vi cómo ardía. No grité. No corrí. No salvé a nadie.Solo observé. Y cuando todo quedóen silencio, me sentí aliviado."

La niña lo miró. Él cayó de rodillas.

—¿Qué hice? —susurró.

La niña alzó la mano y apuntó al cielo. Allí, en lo alto, un círculo de cuervos comenzaba a girar. No volaban. Giraban como una espiral negra. Uno descendió. Traía una máscara en el pico.

La dejó caer a sus pies.

Era una máscara de cuero, simple, sin rasgos. Pero cuando la tocó, sintió todo. El grito. El humo. El llanto. Las puertas cerradas. Las voces detrás de la pared. La decisión de no abrirla.

Se la colocó.

Y el mundo cambió.

Vio el bosque arder. Vio casas. Una aldea. Gente huyendo. Gente atrapada. Vio su rostro en el reflejo de una ventana. Joven. Vivo. Y lleno de miedo. No fue un accidente.

Él *eligió* no intervenir.

Eligió el silencio.

Se quitó la máscara, temblando. Estaba solo otra vez. La niña había desaparecido. El cuervo lo miraba desde lo alto. Y por primera vez… habló con voz humana:

—El bosque te recuerda. Las sombras también.

Y entonces todo volvió a arder.

Pero esta vez, el fuego venía de dentro....




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