capitulo 5 "EL JUICIO DEL CUERVO."

ARCO l:ECOS DEL BOSQUE..

*“Lo que se calla no desaparece. Se transforma.”*

El altar era más antiguo que el bosque mismo. Tallado con símbolos que se movían cuando nadie los miraba. En su centro, una balanza hecha de hueso humano y alas de cuervo. La figura que había hablado con su voz seguía de espaldas, pero ahora su silueta mutaba. Cada parpadeo la convertía en alguien distinto: un niño, un anciano, una mujer llorando, un cuervo herido, un espejo vacío.

—¿Quién eres realmente? —preguntó.

—Soy todas tus voces —respondió la figura—. Las que ahogaste. Las que ignoraste. Las que dejaste morir para poder vivir.

El suelo tembló. Las columnas de hueso comenzaron a romperse, dejando escapar sombras líquidas que se arrastraban hasta formar un círculo a su alrededor. Eran figuras humanas. Personas. Docenas. Todos con los rostros cubiertos de ceniza. Todos mirándolo.

Una voz grave emergió del altar:

—Comienza el juicio.

Una de las figuras habló. Era una anciana:

—Fuiste mi nieto. Me dijiste que me esperara. Nunca regresaste. El humo me cegó.

Otra figura:

—Éramos hermanos. Jugábamos con fuego. Tú sabías cómo apagarlo. Yo no.

Una tras otra, las voces se apilaron. Culpas reales. O imaginadas. Todas válidas dentro del bosque. Todas pesaban.

La balanza comenzó a inclinarse.

Él cayó de rodillas. El libro en su pecho ardía. Cuando lo abrió, esta vez había una sola página visible. En ella, su nombre escrito una y otra vez, borrado, tachado, reescrito.

—¿No hay redención? —susurró.

—No mientras sigas ocultándote detrás del silencio.

El cuervo descendió. El mismo que le entregó la máscara. Esta vez llevaba en las garras un badajo.

—¿Y si elijo hablar?

El cuervo inclinó la cabeza.

—Entonces escucha primero.

La campana oxidada comenzó a vibrar sola. El badajo flotó hasta entrar en su lugar. Y por fin, el sonido emergió.

Agudo. Doloroso. Liberador.

El altar se partió. Las figuras comenzaron a llorar. No de dolor. De descanso.

Y el bosque guardó silencio otra vez.

Pero era un silencio nuevo.

Uno que escuchaba...