capitulo 6 "LA PUERTA QUE NO EXISTE."

*“A veces, la salida no es una puerta... es una decisión.”*

ARCO l:ECOS DEL BOSQUE..

Despertó sin saber si seguía dormido.

El altar había desaparecido. El claro de huesos también. Pero no estaba en casa. Ni en el bosque. Estaba en una habitación sin puertas ni ventanas, cuyas paredes se expandían y contraían como si respiraran. El suelo era blando, cubierto por una alfombra de cartas sin abrir. Todas tenían su nombre. Ninguna tenía remitente.

Intentó moverse, pero algo lo ataba desde adentro. Una presión en el pecho, como si el juicio no hubiese terminado. Como si lo estuviera cargando ahora. El libro ya no estaba. Tampoco la campana. Solo su nombre, latiendo dentro de él.

Un reloj colgado del techo comenzó a girar en reversa. Con cada vuelta, imágenes se proyectaban en las paredes vivas: la infancia, la noche del incendio, el silencio frente a la puerta, los gritos de su madre, el cuervo posado sobre el marco…

Y entonces, una figura apareció. No caminó. Emergió.

Era un niño. Desnudo, cubierto de tinta negra que chorreaba de sus ojos. Llevaba en sus manos una llave.

—¿Dónde está la cerradura? —preguntó.

Él no respondió. No sabía.

—Solo hay una forma de abrir una puerta que no existe —dijo el niño, colocándole la llave en la lengua—. Trágala. O quédate aquí.

Lo hizo. El metal bajó como un cuchillo. Y entonces, la pared frente a él se partió, como piel desgarrándose. Detrás no había salida. Había un teatro.

—No escribas más —dijo.

El hombre no respondió. Solo alzó la mirada.

—Ya no soy tú —dijo el protagonista—. Pero tampoco soy quien era antes del silencio.

Las máscaras comenzaron a girar, revelando todos sus rostros. Cada uno de ellos.

Y una voz final lo atravesó:

—Si quieres salir, primero debes aceptar ser visto.

El teatro se encendió en llamas. Las máscaras no ardían: lo miraban fijamente.

Y él, en lugar de huir, caminó hacia el fuego...