Ilyana fue la primera en salir de la prueba. Respiraba con dificultad. Llevaba en la mano la cadena que la había atado en su visión, ahora rota.
Luego salió Nahl. Lloraba en silencio, pero sonreía. Ya no era un niño temeroso, sino alguien que sabía quién era.
Eliah tardó más.
Cuando salió, llevaba en la mano un colgante: una pluma negra envuelta en fuego.
—¿Y bien? —preguntó Ilyana.
—Elegí recordar. Incluso lo que duele.
Frente a ellos, una segunda puerta se abrió. En ella no había símbolos.
Solo una palabra:
"Elegí."
Eron apareció tras ellos.
—Al otro lado está el núcleo del Olvido. Si entran, deben ofrecer algo a cambio para cerrarlo. Algo valioso.
—¿Como qué? —preguntó Nahl.
—Un recuerdo. Un sentimiento. O una parte de ustedes.
Ilyana miró a Eliah.
—¿Estás preparado?
Él asintió.
—No quiero seguir escapando de lo que soy.