Justo cuando parecía que Liora dominaba la batalla, un brillo intenso emanó del amuleto de Ilyana, iluminando todo el templo.
El resplandor no solo debilitó a Liora, sino que también desató recuerdos olvidados en Kael y Anwen.
—¡Es el poder de la guardiana original! —exclamó Kael, sorprendido—. Solo ella podía usarlo.
Liora retrocedió, visiblemente afectada, mientras fragmentos de su pasado comenzaban a aflorar.
En un momento de silencio tenso, Kael habló con voz quebrada.
—Liora y yo fuimos aliados. Pero una traición cambió todo... y ahora, ella solo ve enemigos donde antes veía familia.
Anwen, conmovida, intentó tender un puente.
—Liora, aún hay tiempo para detener esta guerra. Recuerda quién fuiste... y quién puedes ser.
Por un instante, la furia en los ojos de Liora pareció ceder, dejando lugar a la duda.
Pero el conflicto interno la consumía.
El grupo aprovechó ese momento para reagruparse y prepararse para lo que vendría.
El silencio del Cuervo Carmesí se llenaba ahora de esperanza y de sombras que aún luchaban por ser libres.