El sillón

Tímidamente.

Miss Cuervo, ato las cintas de mi sombrero delicada pero firmemente, mi Nana,estaba dando un último vistazo a mi equipaje.

-No me gusta eso,de que tenga que ir sola a Londres - el timbre en la voz de mi Nana era disgusto y nerviosismo.

-A mí tampoco - los ojos tristes y con un destello de desaprobación,me miraron fijamente. No sé porqué, pero percibir la tristeza en los ojos de Miss Cuervo,me hacía sentir mal,ya no era la severa mujer que me había tirado las orejas ante mis imprudencias o la que había ignorado mi maltrato ante las criadas. Incluso,sus últimos regaños eran una muestra de que se preocupaba por mí,mi reputación y mi posición en esa casa. "No te quedes viendo tanto tiempo el retrato del conde"-me había dicho -"las personas pensaran mal de tí y de él,y ninguno lo merece" y había obedecido.

-Tenemos que hacernos a la idea,de que en pocos meses tendrá aún más responsabilidad en sus hombros, debe aprender a ir a Londres y aprender a manejarse sola- suspiró - no es común que una mujer sea la administradora de ningún noble,ya hay ciertos rumores entre la gente. Puede ser que aún la familia del conde se oponga,-me miró fijamente - debes demostrar tu valía y tus conocimientos -

-Si señorita -

-Muy bien, estamos listos, tu tío y el paje conocen todas las direcciones. Estoy un poco tranquila por qué no vas desprotegida -

Asentí,yo también pensaba lo mismo. La señorita Cuervo dió la orden y un sirviente entró en la habitación para sacar mis valijas, pasaría aproximadamente una semana en la casa del conde en Londres. Estaba nerviosa y expectante, nunca había salido de la mansión y sus alrededores,desde que había llegado a mis cinco años de edad. Suspiré,al mal paso,darle prisa.

Mi Nana y Miss Cuervo,me dieron las últimas indicaciones,antes de que el paje me ayudase a introducirme en el vehículo del conde. Llegaría a Londres al atardecer,si todo salía bien con el viaje.

Mi Nana estaba con los ojos brillantes después de darme un abrazo, Miss Cuervo solo me apretó la mano derecha con la suya, intentando calmarme y deseandome en silencio,un viaje próspero. Últimamente me daba cuenta,de lo importante que era para la servidumbre, mantener los miembros del servicio y administración en su posición. Talvez nuevas adiciones cambiarían la dinámica de todos. Pero nada era seguro en este mundo, y los cambios vendrían aunque se resistiese uno, la única salida era adaptarse, aunque gran parte de mí, deseaba lo mismo que Miss Cuervo y los demás, permanecer. Y que no hubiese tantos cambios en la casa. Yo sabía bien que,si el conde me despedía, no sería nada fácil encontrar un empleo tan bien pagado y en el cual yo me sintiera cómoda ejerciendolo. Esperaba que pudiese demostrar mi competencia en el trabajo para el que se me había escogido y que el conde decidiese que yo era necesaria en él.

El viaje fue placentero durante las primeras horas, el paisaje me distraía y me encantaba. El verdor de los campos, los pueblitos, las gentes que caminaban por el camino rumbo a sus propios asuntos y negocios eran una distracción para mí, acostumbrada a la mansión y sus alrededores.

Después de unas cinco horas de viaje,mis sentaderas comenzaban a doler y mis piernas a acalambrarse. Mi tío se ocupó de que parasemos en una posada a la orilla del camino y tomasemos algo de comer y beber.

Mi tío ya no tenía el mismo vigor de antaño con las riendas, así que el viaje fue un poco más lento. Cuánto tiempo más, podría mi tío conservar su puesto?,no lo sabía.

La ciudad,al atardecer,se me antojó lodosa,sucia y neblinosa. Tal vez era por la obscuridad que comenzaba a extenderse. Mi tío le había cedido las riendas al segundo cochero y después de ciertas vueltas y encontrarnos en el centro de la ciudad,por fin nos detuvimos frente a una casa blanca con una enorme puerta de madera obscura. Había luz en las ventanas, daba la apariencia de calidez y hospitalidad. El carruaje se situó junto a la puerta y mi tío bajó del pesca te lentamente. Estaba cansado,se le veía en el semblante, cuando abrió la puerta del coche para ayudarme a bajar.

-No olvidas nada dentro?- dí un vistazo tras de mí.

-No-

-Bien -

Simón el joven segundo cochero,estaba ya tocando la aldaba, alguien vino para abrir.Dos sievientes que salieron prontamente de la casa seguidos por un hombre mayor que dió un saludo a mí tío. Era el mayordomo.

-Asi que está es la señorita Harris eh?- dijo en un tono que quería ser serio, pero con un brillo de picardía en los ojos. Yo estaba un poco cohibida.

-Esta es mi querida sobrina James - mi tío dijo esto último cordialmente.

-Ya no eres la asustadiza pequeña que conocí,o sí?-

Negué con la cabeza.- No señor - se echó una carcajada justo en mi cara, sorprendiendome. Era peculiar.

-Ven,entra,te llevaré ante el amo- y así diciendo,con una lámpara de una sola vela en la mano,me guío por el ancho vestíbulo hacia una gran habitación, que a todas luciera una sala familiar.

Me dejó ahí,de pie esperando.

Estaba muy cansada y me entraron unas enormes ganas de sentarme, pero no lo hice. También tenía bastante hambre.

Después de unos quince minutos, entró una mujer en la habitación.

-Miss Harris?- asentí.

-Sigame haga el favor -

Su tono de voz,me dió a entender que no era tan doble de carácter como el mayordomo y que sería rígida y talvez inflexible.

Me cuadre los hombros,no,no era momento de sentirme menos que nadie. Debía ser fuerte mentalmente y mostrar que sabía cuál era mi valor y mi lugar, debería ser una persona cuerda, cuerda , amable y servicial, pero no servil.

Esa noche no ví al conde. Me llevaron a una habitación bonita y amplia. Dos doncellas entraron a ayudarme con mi equipaje y a preparar el baño. El ama de llaves,dijo que el conde me vería al día siguiente después del desayuno en su biblioteca.



#3718 en Novela romántica
#1313 en Otros
#246 en Novela histórica

En el texto hay: trabajo y amor, orfandad

Editado: 25.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.