El sillón

La boda.

Sentí emociones dentro de mi pecho. Todavía echaba de menos la casa y vivir con mi tío.

Eché una mirada alrededor, todo estaba bastante limpio y arreglado. Mi Nana estaría complacida.

Le arreglé el pañuelo a mi tío al cuello, vestido así,con ese traje negro, esos zapatos nuevos y peinado con pulcritud, caí en la cuenta, de cuan guapo y distinguido parecía.

Carraspeó - No crees que...ya estoy viejo para estas cosas?-

Sonreí. Se le veía nervioso.- Qué cosas?-

Se miró el traje,-esto,la boda,no sé - sonreí de nuevo.

-Eres un buen hombre,te mereces ser feliz, aunque sea a esta edad,- remarqué con una mirada insiciva.- me criaste - lo besé - estoy muy agradecida - se me salieron las lágrimas. Me besó en la cabeza, él también estaba llorando.

-Solo hice lo que pude-

-Hiciste mucho. Me has puesto en un lugar donde he sido muy privilegiada-

-Aun así, tendrás que trabajar toda tu vida -

-Asi es, pero no todos tienen el gusto de trabajar en lo que yo trabajo y es gracias a usted y al conde, que en paz descanse y al conde actual -

-Se que te incómoda aveces , pero tienes que aprender a ser paciente y a guardar distancias, e él le está resultando difícil -

-A él?- dije incrédula - no lo creo -

-No conoces mucho de los hombres querida-

Me miró a los ojos.

-Debes cuidar tu lugar en esa casa,no sé si te has dado cuenta, pero en toda Inglaterra,no hay un noble caballero que tenga una mujer administrando sus negocios,ha habido nobles que incluso lo evitan en sociedad -

Me moví por inercia, no llegue a comprender a cabalidad lo que eso significaba hasta mucho más noche, cuando en el saloncito de Miss Cuervo,le hice la consiguiente pregunta.

Más temprano esa mañana, Miss Cuervo me había ayudado a vestirme. El vestido verde seco que el amo me había regalado,era casi del mismo estilo que él anterior. Tenía el cuello de encaje, sujeto con un delicado cameo. Yo no quería usarlo pero cuando iba a protestar, Miss Cuervo me miró con severidad. Después, cuando la doncella me estaba peinando, ella volvió a entrar en la habitación, trayendo una cajita de terciopelo negra en las manos. Sacó un un broche de filigrana de lo que parecía plata, adornado con lirios rosados y hojas verde obscuro.

Me ví en el espejo, el broche era precioso. Miré a Miss Cuervo y le dije:- No puedo usar esto, no me pertenece -

-El amo lo ha enviado junto con el vestido, es un presente,no debes negarte.-

-Me incomoda mucho recibir este tipo de regalos,no...no creo que sea apropiado - Miss Cuervo guardó silencio pero me miró reprobatoria mente.

-Es completamente normal que el amo nos regale algo si así lo desea, el amo anterior lo hacía, es comprensible que su sobrino haga lo mismo.- se giró hacia la doncella -gracias Mary,puedes salir -

En cuanto la doncella cerró la puerta,y sus pasos se escucharon alejándose, Miss Cuervo me miró y habló - quisiera que fueses más prudente con lo que dices Adelaide, sea que te parezca normal o no,recibir regalos de tu amo,debes ser discreta y agradecida.-

-Esto es demasiado costoso, se da usted cuenta?-

-Por supuesto, pero si el amo lo ordena, yo no me voy a oponer. Tú tampoco deberías hacerlo, es posible que, en cuanto se case, los regalos terminen de llegar a tí - se dió la media vuelta y salió de la habitación.

Casarse. Era cierto,el amo tendría que casarse, así eran las reglas,no había otro descendiente en la familia,solo él y claro, seguro que sus padres esperarían que el lo hiciera. Suspiré.

Las palabras de Miss Cuervo me resonaron en la mente."es posible que,en cuanto se case,los regalos terminen de llegar ". Sí,en efecto, era muy posible, aunque yo ,aún no entendía porque estaba recibiendo esos regalos.

La pequeña recepción se dió al interior del salón. No había gentes distinguidas entre los invitados,solo Mr Perkins, el antiguo doctor de la familia y su esposa y el párroco, que también era anciano.

La pareja se veía feliz, aunque un poco incómodos,como nos sentíamos todos al estar como invitados en un lugar tan lujoso.

El conde había dicho que todos los trabajadores de la casa estaban incluidos en la fiesta, había un nuevo capataz en la propiedad, Irving Mc Hannon. Se decía de él que era recién llegado de Escocia y era un hombre alto, fornido y bastante apuesto. Tenía cierto acento al hablar y tenía porte de soldado.

Era muy ,muy atractivo y también parecía honorable.

En las pocas semanas que llevaba en la propiedad,se decía que era un trabajador bastante competente,se estaba ganando la admiración de sus subordinados y de los demás en la propiedad y por supuesto de las docellas de la casa.

Tendría cuidado al relacionarme con el, yo ya había pasado por una situación difícil entre la servidumbre, cuando el antiguo conde había decidido favorecerme, no iba a sacrificar mi buen entendimiento con las doncellas por un hombre.

El ambiente se hubo distendido en cuanto se sirvió la mesa y todos, absolutamente todos los que trabajábamos ahí,nos sentamos en ella. El conde a la cabeza,el párroco y los novios a su derecha, Mr Perkins y el doctor y su esposa a su izquierda, yo al lado de Miss Cuervo que estaba sentada junto a la novia. Una carcajada general inundó la estancia después de un comentario de mi tío,en el que expresaba su agradecimiento al conde y la rareza de vernos ahí a todos juntos.

Después de que se calmó la algarabía,el conde se puso de pie con la copa en alto -por los novios!- dijo solemnemente. Todos nos pusimos de pie y alzamos las copas,-Por los novios! - dijimos a coro.



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En el texto hay: trabajo y amor, orfandad

Editado: 21.02.2025

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