Adele extendió la mano hacia la luz de los rayos del sol en pleno ocaso.
Sentía un cúmulo de emociones difíciles de interpretar. Los recuerdos tan frescos de su conversación con el amo, estaban ahí, frescos e hirientes.
La casita prometida no sería para ellas, demasiado bueno para ser verdad. El nuevo matrimonio, viviría ahí. Adele sollozó.
Traía atorado el sentimiento en el estómago, en el pecho y en la garganta. Ella, estaba tan ilusionada. "Tonta" se dijo así misma. La ilusión de una poca independencia se había esfumado. Quiso justificar la decisión del amo pero no pudo. Él simplemente,le había comunicado que,la nueva casa sería la morada para sus antiguos empleados. No dió explicaciones, ni justificaciones para tal cambio de opinión.
Ella podría haber entendido talvez,si el amo lo hubiese dicho de otra forma. Si se hubiese disculpado por el cambio de plan en cuanto a la casita, pero¿disculparse?,¿el amo?, irrazonable e impensable.
Los amos no se disculpaban con sus empleados, mucho menos con ella, una mujer, una mujer favorecida ya con su puesto. Sollozó."Tonta" se dijo a sí misma de nuevo, ¿porque se había atrevido a pedir semejante favor del amo?, seguramente que todo había estado mal desde el principio. Ella no tenía derecho a pedir más de lo que ya había recibido. Debería estar agradecida. Ya no más. No volvería a pedir nada más.
Suspiró. Encontraría una solución para no vivir más en la mansión. Era demasiada cercanía. Ya no podía más.
Estaba luchando por deshacer el apego que sentía por el amo. Luchando por mantener una posición discreta y firme. Pero sus sentimientos y emociones femeninas necesitaban la distancia. De algo estaba segura,si todo seguía el mismo cauce que hasta ahora, pronto dejaría de sentir apego por el conde.
Él susurro de unos pasos entre la hierba, le hicieron consciente de que alguien se acercaba. Era su tío.
-Asi que estás triste -
Ella no le respondió. Le acometia la tristeza.El suspiró que salió de los labios del buen hombre, llegó a sus oídos.
-El conde lamenta no poder cumplir su promesa.-
-En realidad,ya no importa- se aclaró la garganta y se limpió las lágrimas - no debí pedir nada.-
El tío la abrazó.- Adele, querida Adele-, le besó la cabeza, ella se echó a llorar. Ambos se quedaron ahí bastante rato.
Durante los días siguientes ella permaneció seria y cumpliendo con su trabajo fielmente.
Él señor Perkins se jubilaria en menos de un mes. Desconfiada,se preguntó si ella seguiría como candidata directa a administradora o el conde encontraría un nuevo administrador y ella seguiría siendo ayudante.
Si eso sucedía, ella sería tratada con respeto por él nuevo administrador? En verdad esperaba que su trabajo no se volviese difícil. Había hombres que no simpatizaban con la idea de una mujer administrando propiedades. Y aún más que no simpatizar,era un profundo rechazo a esa idea.
Debía esperar y ver. Si acaso llegase a suceder que, ella fuese nombrada administradora del conde, haría una serie de cambios en sí misma, y también en su situación. Planes, sí ,eso haría. Si por el contrario,le dejaba seguir de ayudante del administrador, ahorraría dinero para ser algún día independiente.
Sí, talvez tendría que ahorrar una vida entera de trabajo, pero lo haría,eso talvez quería decir que ella no podría casarse,y mucho menos tener hijos. Pero decidió que estaba bien con ello. Si el nuevo administrador le hacía la vida difícil, dejaría el puesto, pediría una carta de recomendación y se iría a trabajar de institutriz. Sí,eso haría.
"Ya basta" se dijo así misma. Era ya casi media noche, debía descansar para el día que se aproximaba.
Él abogado del conde se presentó el mes siguiente puntualmente en la fecha acordada. La reunión se llevó a cabo muy temprano, a primera hora de la mañana. Él finiquito fue firmado, Mr Perkins llevaba sirviendo al condado por más de treinta y cinco años. Él anterior conde, había destinado una cantidad para su retiro.
Después se hizo el nombramiento de Miss Harris como nueva administradora, según el pedido del conde anterior.
Se leyeron sus obligaciones hacia el condado y se le hizo entrega del contrato. Se procedió a las firmas correspondientes y el puesto quedó en manos de Adele Harris.
Se les convidó a una comida y bebida. Él señor Perkins estaba tranquilo,un poco nostálgico y a la vez feliz de poder por fin retirarse. Él abogado hizo unas bromas que provocaron la risa del conde y del Mr Perkins, Adele solo sonrió apenas. Simuló comer, pero solo bebió agua y esperó que todos se retiraron de la mesa para recibir instrucciones fuese del conde o del abogado.
Los hombres se despidieron en la puerta,el señor Perkins le dirigió unas palabras de elogio y con una sonrisa se subió a su calesa y se fue.
Él abogado se despidió poco después y en cuanto ella y el conde se quedaron solos, ella se dió la vuelta y se refugió en el trabajo lo que estaba del día.