Tengo que admitir que la mañana de la fiesta,fue hermosa y vaticinó buen clima para el resto del día.
No quería ir, pero sentí que el conde y especialmente la condesa, deseaban que fuese.
¿Para qué?. Era un enigma que no entendí en absoluto hasta tiempo después. La madre de la condesa había cumplido su palabra. El vestido que usaría esa tarde era precioso. De un verde suave y con encaje rosa palo. Los botines de cuero color blanco eran muy finos y hechos a medida. Todo el conjunto de corsé y ropa interior, eran de primera calidad. Yo me avergonce de mí misma por aceptar esos regalos.
La condesa había insistido, ella no era muy sociable, pero fue amable y pidió mi presencia con insistencia, tiempo después descubriría que ella no tenía amigas cercanas, solo dos primas y una de ellas estaba en América y la otra no era cercana.
Decidí asistir.
Después me arrepentiría de ello.
El viaje fue bastante incómodo durante las primeras horas, nadie dijo una palabra para iniciar una conversación. Después de un tiempo,me limite a mirar por la ventana,o intentar leer un libro. Simule que estaba en una diligencia con perfectos desconocidos.
Nos estuvimos a las tres horas de viaje en una posada para comer algo y que la condesa descansase las piernas.
El conde estaba esquivo, escueto.
Su doncella y yo procuramos atenderla y después comimos algo.
A nuestra llegada a la casa de la familia, fue bastante evidente el gran movimiento de personas y cosas alrededor. La boda sería a las seis. En el jardín había una gran explanada verde,dónde se servirían aperitivos y se podría felicitar a los novios después de la ceremonia.
Por la noche,se daría un baile privado,al que no todos estaban invitados. La pareja nupcial partiría al día siguiente a un viaje de bodas a Francia e Italia.
Todo esto nos fue comunicado por la madre de la condesa , que nos recibió en la entrada de su casa.
Tengo que destacar que fuí recibida con amabilidad y deferencia,lo cual siguió incómodandome muy dentro de mí.
El conde entonces dijo que partiríamos al día siguiente de la boda por la tarde, después de comer.
La condesa me pidió que le acompañase a su habitación y luego, su madre, me dió la habitación contigua a la de su hija.
Al conde,se le dió una habitación más amplia, del otro lado y comunicaba con la de su esposa por una discreta puerta.
Cuando llegué allí,mi sorpresa fue mayúscula,al encontrar una tina de baño preparada, una doncella a mi servicio y una más para peinarme.
La habitación era hermosa, con un peinador blanco y con toda clase de cremas, perfumes, maquillajes y unas joyas a mi disposición.
Esto me estaba asustando. Ya con el vestido y los accesorios,era más que suficiente. Yo no quería nada de eso, yo tenía mis propios artículos de arreglo personal,muy comunes,eso sí, pero muy míos.
La criada de mayor rango,se dirigió a mí, después del baño, mientras la otra sacaba en cubos,fuera de la habitación,el agua de la bañera.
-Mi señora desea que esté usted bien atendida y cómoda, la dejaremos descansar y nos presentaremos a las cuatro para ayudar a vestirla -
Casi le dije que no. Pero luego lo pensé mejor, no conocía la casa, temí perderme.
Asentí con la cabeza y ella salió de la habitación,llevándose mi ropa, imagine que iba a planchar el vestido. Suspiré. No sabía que esperar de esa mujer,tal vez me había traído para burlarse de mí o ridiculizarme frente a sus amistades. También podía mostrar su poder encerrandome o enviando alguien a maltratarme. No lo sabía. Junte las manos en silenciosa oración y le pedí a Dios que me protegiera de esa mujer.
Se dieron las cuatro de la tarde. La mujer sonrió, todo estaba marchando según el plan. De vez en cuando entraba en su habitación alguna de las dos criadas para informar.
-No quiso ponerse los productos que usted compró para ella -
-Ah no?- se sonrió.
-No. La he maquillado lo mejor que he podido con sus propias cosas. Su hija ayudó un poco.-
-Como?- se sorprendió.
-Le dijo que se vería mejor con un poco de carmín en los labios -
-Y qué ha dicho ella?-
-La condesa le ha ofrecido su propio carmín y ella lo aceptó,solo que pidió que no fuese muy fuerte el color -
-Ah- la mujer sonrió de nuevo - espero que se vea llamativa y a la vez elegante -
-Ella se vé hermosa mi señora,tal como usted lo pidió
-Muy bien, tienes listo el té?-
-Si señora -
-Y el vino?-
-Si-
- Confío en tí y en Margaret, todo debe ser hecho con naturalidad y en el momento adecuado, que los criados estén listos -
-Si señora -