El sillón

Esa mujer.

Adele se contuvo. Esa mujer era como el humo que se pega a un trasto.

Ella quería cargar su niño, pero desde que esa mujer había llegado, se había entrometido en la vida de la casa ,como si ella fuese la condesa. Y ya iban quince días de su estancia.

A Adele se le estaba acabando la paciencia. En cuanto la condesa entraba al despacho para sostener y mimar a su hijo, la mujer entraba tras ella e insistía en ayudarle.

Adele podía ver el disgusto en el rostro de la condesa pero también podía ver su lucha por ser cortés con su prima.

El conde procuraba no cruzar palabras con ella, pero la mujer era una lisonjera.

Halagaba al conde de vez en cuando, sabía que sería un hueso duro de roer así que los primeros días, fingió ser una mujer dulce e ingenua.

Insistía en sostener al bebé y alimentarlo ella misma y utilizando una berborrea que,o fastidiaba a los condes o los obligaba a ceder.

Insistió en acompañar al conde en su recorrido por las tierras junto a Adele, y se pegó a él como una lapa.

El conde visiblemente incómodo, se retiraba de ella lo más posible y utilizaba a Adele como escudo.

El conde podía darse cuenta,de que esa mujer,era una mujer de artimañas.

De vez en diario le tocaba el brazo o la mano sin guantes, fingía tropezar cerca de él, una vez lo siguió hasta la cocina de noche,y lo abrazó y casi le planta un beso, después se disculpo diciendo que se había confundido creyendo que estaba en su casa y que él era su marido.

Él se dió media vuelta y la dejó sola. Se ponía vestidos bastante sujerentes.y una vez, hasta se atrevió a entrar en la habitación del conde, en ropas ligeras, pero se contuvo al ver a Eleonora y al niño durmiendo junto a él. Aún así tuvo el descaro de mostrar la piel de los hombros y del cuello al marido de su prima.

Era una completa sinvergüenza. Los condes estaban desesperados y la servidumbre estaba harta de intentar complacerla.

Justo esa tarde, el correo de Londres llegó a casa con quince días de atraso.

Hasta ese punto toda la casa se preguntaba cuando se iría esa mujer.

Intentaba seducir al hombre con sus encantos y continúas insinuaciones y debilitar la confianza que Eleonora tenía en Adele.

El periódico permaneció sobre la mesa del despacho y en cuanto lady Elliot se dió cuenta de que traía la noticia de su infidelidad a su marido y su consecuente escándalo y la más reciente noticia de su inminente divorcio. Destruyó el periódico en el fuego a espaldas del conde.

Un mes pasó. Eleonora estaba cansada. Cansada de lidiar con alguien como Rebeca. Un día,en qué el conde traía un humor de perros y no quería hablar con nadie, se marchó a una ciudad cercana,para cenar en casa de unos amigos.

Eleonora no quiso separarse del niño para acompañarle, lo cual irritó aún más al conde.

Ella estaba triste por haberlo dejado ir solo. Pero ella quería estar con su bebé. Su corazón estaba dividido.

Se pasó casi toda la mañana y la tarde en compañía del niño y de Adele en el despacho. Al atardecer,Adele pidió permiso para retirarse a beber un té y la condesa asintió, pidiendo que regresase lo más pronto posible.

-Dependes mucho de esa mujer prima, aún no entiendo cómo es que,es la administradora de la propiedad,y a la vez es la niñera de tu hijo - hizo una pausa - es joven...y bonita.- pausa - no está casada?-

-No,no lo está,- Eleonora intentó ser paciente.

-He visto que...tu esposo tiene cierta inclinación hacia ella - meneó la cabeza - yo no confiaría ni un poco en una mujer así - luego procedió a echar su veneno.

-El día que se cayó del caballo, tu esposo se preocupó mucho y la trató con mucha delicadeza. Cómo tú lo viste la trajo en brazos caminando hasta la casa-

Rebeca esperó la reacción de Eleonora.

-Hay cosas que no sabes de nosotros prima,no te preocupes por mí. Mi esposo es un hombre bueno y muy cabal,muy honesto. Y Adele es una mujer leal. Eso-dijo mirándola a los ojos - no se encuentra todos los días, especialmente en las personas cercanas a nosotros. Afortunadamente, yo tengo un exelente servicio,una administradora leal y un buen esposo.

Soy afortunada Rebeca, como no lo fuí antes-

Rebeca solo se rió.

-Por cierto prima, ya es un mes que estás con nosotros, deberías regresar con lord Elliot, seguramente extraña tu compañía -



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En el texto hay: trabajo y amor, orfandad

Editado: 20.05.2025

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